Los ajedrecistas cubanos que participaron en la Olimpiada Mundial del juego ciencia celebrada en la ciudad noruega de Tromso, regresaron a la isla, con la satisfacción de haber realizado una faena encomiable. El pueblo cubano está orgulloso de la actuación de los trebejistas en general y del equipo masculino en particular que igualó con su séptimo lugar, la mejor actuación histórica en estos torneos.
En un breve intercambio con la prensa en medio del arribo, Lázaro Bruzón, quien tuvo un gran peso en el resultado, expresó la alegría del grupo, que mostró mucha unión en los momentos complicados. El tunero jugó todas las partidas y confesó que «me sentí algo cansado, sobre todo en las últimas partidas, pero entendí que eso era necesario para garantizar el buen resultado que conseguimos».
También Leinier Domínguez, el jugador insignia de la escuadra, se mostró satisfecho y reconoció que no fue su mejor torneo. «Me sentí un poco fuera de forma, pero siempre intenté aportar lo máximo al equipo, detener a los rivales más peligrosos, y al menos no perder partidos que malograran un buen resultado colectivo», dijo.
Ambos deportistas , y el resto de los participantes, coincidieron en que a pesar de repetir las mejores actuaciones, esta es la más relevante teniendo en cuenta el extraordinario nivel que se vio en el torneo. «Que Rusia haya quedado en el cuarto lugar, incluso perdiendo algunos match, dice de lo competitivo que fue», argumentó Yuniesky Quesada, quien defendió el tercer tablero del equipo.
Con información de la AIN
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