
Hasta el 26 de diciembre, el coronel Fermín Cowley, jefe del Regimiento Militar de Holguín, llevó a cabo una serie de asesinatos de ciudadanos que luchaban en la clandestinidad o se oponían a la dictadura militar, la mayoría eran militantes del Movimiento revolucionario 26 de Julio (M26-7) y del Partido Socialista Popular.
De acuerdo con artículos históricos, los cadáveres de campesinos, trabajadores, estudiantes y dirigentes gremiales aparecieron en lugares apartados de la geografía oriental -con muestras evidentes de torturas- para infundir terror en la población e impedir la ayuda a los guerrilleros.
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