¿Qué tienen en común la visita de Donald Trump a Arabia Saudita, su mensaje a Cuba, la crisis en Venezuela y el ideario antimperialista de José Martí?

Por Justo Cruz.

A simple vista nada, pero si miramos entre telones descubriríamos muchas cosas interesantes, por ejemplo:

El pasado 20 de mayo, día en el que tradicionalmente los anexionistas cubanos festejan el aniversario 115 del surgimiento de la República Bananera de Cuba, el multimillonario Donald Trump, devenido presidente estadounidense ofendiendo el decoro nacional y haciendo el ridículo, se dirigió al pueblo de Cuba de forma desvergonzada.

En su mensaje, ésta caricatura de presidente se refería a José Martí como un cubano patriota que “se dedicó a hacer de Cuba una nación económicamente competitiva y políticamente autónoma”, obviando de forma malintencionada y descarada el pensamiento antimperialista fervoroso y consecuente de nuestro apóstol.

Mientras Donald Trump por un lado se compromete con “Miami” en seguir trabajando para que “los cubanos en la isla tengan un gobierno que respete la democracia y las libertades civiles”, por el otro continua trabajando para que el pueblo saudita siga sometido a los dictados de una monarquía que no respeta la democracia y las libertades civiles de sus súbditos, especialmente los derechos de sus súbditas.

Tan solo un día después de hacerse público el mensaje del Presidente, lo veíamos en Riad bailando al compás de la “danza de la espada” para festejar la venta de armamentos a ese país por la astronómica suma de más de 100 mil millones de dólares.

Para nadie ya es un secreto que a los gobernantes de Estados Unidos y a sus aliados europeos no les interesa la Democracia, ni los la Derechos Humanos, ni mucho menos preservar la paz, lo que le interesa es el PETRÓLEO y el negocio de vender armamentos.

Si en Arabia Saudita existiera una verdadera democracia a estos señores con toda seguridad no les resultaría tan fácil apropiarse del petróleo de ese país a precios preferenciales a cambio de venta desorbitada de armamentos. Por eso hay que garantizar que esa horripilante y sangrienta dictadura se mantenga a pesar de que casi todos los terroristas que cometieron los atentados del 11 de septiembre hayan nacido en ese país. A pesar también de que todo el mundo sabe que gran parte del dinero con el cual los terroristas del Estado Islámico (ISIS) financian los desmanes y atrocidades que comenten, también viene de ese país.

Con razón nos aconsejaba Martí refiriéndose a EEUU, cito: “para conocer a un pueblo se le ha de estudiar en todos sus aspectos y expresiones: ¡en sus elementos, en sus tendencias, en sus apóstoles, en sus poetas y en sus bandidos¡”.

Donald Trump con su retórica maquiavelista y su desenfrenado oportunismo mercantil se está comportando como un perfecto bandido cuando habla de querer llevar la democracia a Venezuela mientras le vende armas a los dictadores que gobiernan en Arabia Saudita. Todos sabemos que de Venezuela a los gobernantes del imperio lo único que les interesa es su PETRÓLEO, lo único que también les interesa del Oriente Medio. Por eso destruyeron a Iraq, Libia, Siria y ahora pretenden destruir a Venezuela.

Pero como todo en la política, para cumplir sus objetivos los imperialistas y sus aliados necesitan de lacayos, cipayos y anexionistas. A estos traidores los disfrazan de opositores, disidentes o rebeldes, individuos que en su esencia no son más que esperpentos de la misma calaña, todo menos luchadores por la democracia y los derechos humanos.

Uno de esos individuos durante una reunión con sus pagadores le exigía a ese mismo presidente que hace unos días se congraciaba con los dictadores de Oriente Medio, “recontextualizar” las relaciones con Cuba y “reconocer que están tratando con una dictadura”.

Por esta razón, y como de José Martí se trata, del carácter antimperialista de su ideario y de las cosas tristemente interesantes que están pasando en este mundo, comparto con ustedes la carta que enviara nuestro apóstol al director del periódico estadounidense “The Evening Post” escrita en el año 1889. Cito íntegramente cómo José Martí se refería así a los anexionistas:

No es éste el momento de discutir el asunto de la anexión de Cuba. Es probable que ningún cubano que tenga en algo su decoro desee ver su país unido a otro donde los que guían la opinión comparten respecto a él las preocupaciones sólo excusables a la política fanfarrona o la desordenada ignorancia. Ningún cubano honrado se humillará hasta verse recibido como un apestado moral, por el mero valor de su tierra, en un pueblo que niega su capacidad, insulta su virtud y desprecia su carácter. Hay cubanos que por el desdichado desconocimiento de la historia y tendencias de la anexión, desearían ver la Isla ligada a los Estados Unidos. Pero los que han peleado en la guerra, y han aprendido en los destierros; los que han levantado, con el trabajo de las manos y la mente, un hogar virtuoso en el corazón de un pueblo hostil;los que por su mérito reconocido como científicos y comerciantes, como empresarios e ingenieros, como maestros, abogados, artistas, periodistas, oradores y poetas, como hombres de inteligencia viva y actividad poco común, se ven honrados dondequiera que ha habido ocasión para desplegar sus cualidades, y justicia para entenderlos; los que, con sus elementos menos preparados fundaron una ciudad de trabajadores donde los Estados Unidos no tenían antes más que unas cuantas casuchas en un islote desierto; ésos, más numerosos que los otros, no desean la anexión de Cuba a los Estados Unidos. No la necesitan”.

Cuba, Venezuela. Ecuador, Bolivia y todos los pueblos de América deben saber que “seremos más libres y prósperos a medida que más nos apartemos de los Estados Unidos“.

Esto también lo dijo nuestro José Martí, pero eso con seguridad no lo sabe el multimillonario devenido presidente, sino no hubiese dicho las sandeces que dijo el 20 de mayo, el día en el que dejamos de ser una colonia para convertirnos en una república bananera hasta que el Primero de Enero del 1959 llegó el Comandante y mandó a parar.

Tomado de lapupilainsomne

Deja un comentario