Por Iroel Sánchez
“¡Golpe de estado!”, gritan la oposición venezolana, los medios de comunicación que le son afines, el para nada golpista gobierno brasileño de Michel Temer y hasta Washington -allí donde se dice no ocurren esos golpes porque no hay embajada norteamericana- expresa “profunda preocupación”.
El motivo no es que militares hayan desalojado un presidente electo, como aplaudió por breve plazo la oposición venezolana en abril de 2002, o sucedió en Honduras en 2009, ni que parlamentos no calificados legalmente para ello -como ha sucedido recientemente en Paraguay y Brasil- determinen el fin de un mandato presidencial. Sigue leyendo
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