Ignacio Agramonte Loynaz y el deber con la Patria

Por: MSc. Ricardo Muñoz Gutiérrez

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En los diccionarios del español, la primera y más común acepción de la definición de honor es la cualidad moral que induce a las personas a cumplir con todos los deberes que las circunstancias en que vive, le impone.

También en muchas oportunidades, cuando se habla del mayor general del Ejército Libertador Ignacio Agramonte Loynaz se le atribuye la cualidad de “ser un hombre de honor”; pero, sin una adecuada demostración del porqué. Veamos algunos hechos que evidencian el cumplimiento de uno de los deberes fundamentales, el servir a la Patria.

Comencemos por el mérito, por encima de cualquiera de sus equivocaciones, del consecuente patriotismo que lo caracterizó y demostró, como hicieron otros, de abandonar todo lo material y sacrificar la familia por el sublime amor a la Patria y cumplir con el deber de luchar por la independencia, no importa que se alzó en armas solo tres meses y diez días después del casamiento con Amalia Simoní y su primer hijo, nació en el monte mambí.

El 11 de noviembre de 1868, al irse a la manigua y presentarse a la dirección de la Junta Revolucionaria del Camagüey, se ofrece para recorrer el sur del territorio, donde operaban partidas insurrectas sin coordinación entre ellas. En pocos días, Agramonte reunión a los jefes de más de 520 combatientes, acordaron reconocer la jefatura de la Junta y un plan de operaciones que se extendía hasta el territorio de Morón. Lo anterior quedó asentado en lo que hemos llamado Acuerdo de Jobabo firmado el 20 de noviembre de 1868.

En la noche del 26 de noviembre en la Reunión de Las Minas defendió la única tesis que podía conducir al triunfo del movimiento revolucionario en las conocidas palabras: “Acaben de una vez los cabildeos, las torpes dilaciones, las demandas que humillan, Cuba no tiene más camino que conquistar la redención arrancándosela a España por las fuerzas de las armas.”

Quizás, esa actitud le valió para que el 28, en la preparación del Combate de Bonilla, primera acción de combativa de los camagüeyanos, lo designaran para integrar el grupo de combatientes que ocuparon el punto más avanzado y por tanto, más peligroso. Allí Ignacio combatió con valentía, la misma que había exigido dos noches antes.

Ante el asesinato de un compañero por los españoles, Agramonte en una Proclama del 27 de enero de 1869, expresa “[…] Que nuestro grito sea para siempre. ¡Independencia o muerte! Y que cualquiera otro sea mirado en adelante como un lema de traición […]” El destino estaba trazado para el insigne patriota.

El 11 de abril de 1869, en Guáimaro, Ignacio fue elegido como uno de los dos secretarios de la Cámara de Representantes. El 26 de abril de 1869 renunció al puesto de secretario para asumir, con el grado de mayor general, la jefatura de la División del Ejército Libertador en Camagüey. La decisión es consecuente con la convicción expresada en Las Minas, la independencia se alcanza haciendo la guerra. No es el tránsito de un político a militar; es un patriota convencido de lo que es más necesario hacer y donde se sirve mejor; si el camino son las armas, con ellas se ha de andar.

Solo unos días después, el 3 de mayo, fuerzas del Camagüey, en número de 300 hombres, bajo su mando directo combaten en Ceja de Altagracia contra una columna española de 3 000. La preparación de las emboscadas, la táctica empleada, las órdenes oportunas y la retirada organizada, cumplido los objetivos de la acción, demostraron que el jefe cubano no era un militar improvisado; se había preparado durante los meses anteriores.

Cuando la Metrópoli fortaleció su ejército en la isla y pasó a la ofensiva, creó desconcierto entre los que habían ido a la Revolución sin convencimiento profundo. En 1871, las fuerzas mambisas en Camagüey combaten en condiciones muy difíciles o, simplemente sobreviven, frente a la superioridad de España.

Ramón Roa escribió que los españoles, “[…] con frecuencia nos dispersaba estando desnudos, hambrientos y sin municiones. Entonces solo el que estuviera poseído de un fenomenal optimismo podía creer en que la victoria fuera nuestra […]”[1]. Manuel Sanguily cuenta que un teniente andaba “[…] Casi absolutamente desnudo, con solo un fragmento de saco de cañamazo o henequén a modo de pampanilla[…]”[2], más conocido por taparrabo; compañías enteras del territorio camagüeyano andaban del mismo modo y “[…] la miseria era tan común y tan profunda en los jefes y oficiales como en la tropa: el general Agramonte usaba un pantalón que no llegaba sino seis u ocho dedos más debajo de la rodilla, lo que por suerte le era dado ocultar por ser en cambio muy altas las polainas charoladas […]”[3]

Muchos se presentaban e incluso renegaban del pasado actuar; pero, para los buenos cubanos, el cumplimiento del deber no admite debilidades y para Agramonte es momento de exigir, con más rigor, el cumplimiento del deber patrio.

No obstante, algunos creen que es momento oportuno para convencer al Mayor para que abandone la lucha y salga al exterior; llevan la propuesta a Ignacio con el visto bueno de autoridades españolas. Así conservará la vida.

La entrevista es rápida, los interlocutores no bajan de las cabalgaduras. El Mayor rechaza la propuesta; le advierten la difícil situación que atraviesa él y sus fuerzas:

– ¿Qué elementos tienes para continuar la guerra? ¿Con qué vas a seguir esta lucha sangrienta, tú solo, careciendo de armas y municiones?

– ¡!Con la vergüenza……!!

Replicó el caudillo con dignidad, y volviendo grupas, regresó con su escolta al campamento.

Cuentan que esos tiempos el pantalón de Ignacio solo llegaba hasta un poco más debajo de la rodilla

Al respecto le escribió a su esposa Amalia Simoni el 19 de noviembre de 1872: “[…] Por mi bienestar material puedes estar tranquila: mi salud siempre inalterable: de nada indispensable carecemos, porque la experiencia nos ha enseñado a proveernos del enemigo […]”[4]

Mucho se ha hablado de las diferencias con Carlos Manuel de Céspedes; pero, sin especificar las diferentes causas que las generaron. Cuando estimó que una orden del presidente de la República, restaba a su autoridad, no lo desafió. Creyó que lo correcto era renunciar y así lo hizo.

Pero el deber es combatir al Ejército Español, patriotas limaron las distancias entre Céspedes y El Mayor; el primero tiene que pedirle que reasuma el mando de la división camagüeyana y él aceptó.

La decisión del Presidente fue acertada, el mayor general Agramonte se erigió como el más capaz de los líderes mambises. Sus éxitos en la organización de las fuerzas camagüeyanas hacen que Céspedes decida subordinarle las fuerzas de Las Villas con el fin de prepararlas para llevar a la guerra a aquellas comarcas.

Pero, el Mayor no solo se distinguió por los éxitos en el campo militar, tuvo la virtud de cambiar para servir mejor o, como acertadamente lo valoró José Martí “[…] domó de la primera embestida la soberbia natural […]”[5] Esta fue una cualidad muy importante, la capacidad de analizar y reconocer como servir mejor a la Patria.

Consciente de la importancia de la disciplina y respeto a la ley, le escribió a su antiguo profesor José M. Mestre el 14 de enero de 1871:

[…] Aquí hay opiniones encontradas, pero no hay divisiones, ni disenciones de mal carácter; y todos respetamos el órden de cosas establecido, mientras legalmente no se cambie […] soy de los que más necesario creen el cambio de los funcionarios que sirven de rémora a la marcha expedita y enérgica de nuestras operaciones militares […] [6]

La madurez política alcanzada por el Mayor es bellamente reflejada por Martí en el siguiente juicio:

[…] Pero jamás fue tan grande […] como cuando al oír la censura que hacían del gobierno lento sus oficiales, deseosos de verlo rey por el poder como lo era por la virtud, se puso en pie, alarmado y soberbio, con estatura que no se le había visto hasta entonces, y dijo estas palabras: “¡Nunca permitiré que se murmure en mi presencia del Presidente de la República!” [7]

La firme convicción del cumplimiento del deber, cualquiera que sean las dificultades, se reflejan en la carta a Amalia antes citada:

[…] puedo asegurarte que jamás he vacilado un instante, a pesar de cuanto he tenido que sacrificar en lo relativo á mis mas caras afecciones, ni he dudado nunca de que el éxito es la consecuencia precisa de la firmeza en los propósitos y de una voluntad inquebrantable: sobre todo, cuando se apoyan en la justicia y en los derechos de los pueblos. [8]

Notas:

[1] Roa Traviesa, Ramón: Pluma y machete. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1968. p. 214.

[2] Sanguily Garrite, Manuel: Obras T VI Páginas de la historia libro segundo. pp. 118-119.

[3] Ibid. p. 177.

[4] Cento Gómez, Elda, Pérez Rivero, Roberto y Camero Álvarez, José María: Para no separarnos nunca más. Ediciones Abril, La Habana, 2009. p. 292. Se ha respetado la ortografía del original.

[5] Martí, José: Obras completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 4, p. 362.

[6] Jiménez Pastrana, Juan: Ignacio Agramonte. Documentos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, p. 228.

[7] Martí, José: Ob. cit. p. 362.

[8] Cento Gómez, Elda, Pérez Rivero, Roberto y Camero Álvarez, José María: Idem.

¿Solo existe preocupación por los presos en Cuba?

Por Arthur González

Imagen de Razones de Cuba

Se conoce que la manipulación mediática contra Cuba es total y abarca todos los ámbitos de la sociedad. Es el método empleado por el régimen de Estados Unidos para satanizar a la Revolución, porque no soportan que exista un país con un sistema socialista a solo 90 millas de sus costas.

Por esa razón, esgrimen el miedo al comunismo basado en campañas de que “ese sistema es un fracaso”, como hacen desde 1947 bajo la doctrina Truman, utilizada maquiavélicamente por el senador Joseph R. McCarthy, quien desató una cacería de brujas dentro de los Estados Unidos, para perseguir y condenar a miles de ciudadanos acusados de ser comunistas, con el propósito de que nadie tuviera ideas afines con el socialismo.

Lo mismo concibieron contra la Revolución cubana y lo confirman los planes de la CIA aprobados desde abril de 1959.

El tema de los presos en Cuba es desarrollado por los yanquis como un método para acusar a la Revolución, cuestionando las razones para condenar a quienes actúan a favor de Estados Unidos, en su intento sostenido de desestabilizar el orden interno, con el objetivo de derrotar el proceso revolucionario.

Así sucedió con los juicios celebrados a los asesinos, torturadores y esbirros del dictador Fulgencio Batista; con los agentes de la CIA que cometieron actos terroristas, asesinatos y otros crímenes; con los miembros de los grupúsculos contrarrevolucionarios creados y financiados por Estados Unidos; hasta los más recientes detenidos por los actos de violencia ejecutados contra centros comerciales, agentes y medios de la policía, durante los disturbios del 11 de julio 2021, estimulados por los yanquis a través de las redes sociales.

El denominador común empleado por Estados Unidos ha sido condenar las sanciones impuestas por los tribunales revolucionarios y exigir la liberación de los comisores de esos delitos, algo que no piden para los presos en sus cárceles, latinoamericanas o europeas.

A tal punto llega la tergiversación que hacen contra Cuba, respaldada por amplias campañas de prensa, que lograron que el Vaticano solicitara a través del cardenal Beniamino Stella, enviado especial del Papa, la amnistía para los presos en la Isla calificados por los yanquis de “políticos”, pedido que mucho agradó a la contrarrevolución y sus patrocinadores en Estados Unidos.

Sin embargo, resulta llamativo que esta “preocupación” por los presos en Cuba, a la que se suman diplomáticos de la Unión Europea, no se manifieste ante la terrible situación que sufren los presos en las cárceles de Ecuador y los detenidos injustamente en Perú, por protestar pacíficamente ante el golpe de Estado respaldado por la embajada de Estados Unidos en Lima.

Para los presos y detenidos en países afines a Washington, nunca hay preocupaciones ni súplicas, entre ellos Julián Assange, quien, por practicar un periodismo de denuncia ante los crímenes cometidos por los yanquis, sin haber sido juzgado está recluido en una cárcel de máxima seguridad en el Reino Unido y no es calificado como preso político, situación que corrobora la falsedad de la “preocupación” por Cuba y sí una posición politizada con fines mediáticos.

¿Por qué no existen solicitudes de clemencia y amnistía para los casi 3 mil menores de edad que cumplen condenas de cadena perpetua y morirán en prisiones estadounidenses, sin esperanzas de obtener la libertad condicional?

En ese país convertido en el “juez supremo” del mundo, hay 2,500 reclusos que cumplen cadena perpetua, sancionados cuando aún eran niños, sumandos a 10 mil menores internados en prisiones para adultos y sometidos a todo tipo de agresiones, sin que los “preocupados” países de la Unión Europea, ONG dedicadas a velar por los derechos humanos en Cuba y otros países afines a Estados Unidos, condenen tal situación.

No hay preocupaciones porque los yanquis consideren que un niño entre 10 y 14 años, pueda ser juzgado como adulto y enviado a centros penitenciarios junto con mayores, pero cuando Cuba juzgó a menores con 16 años, los gritos se escucharon en todo el mundo, hurgaron en qué lugares eran internados y el trato que recibían, a pesar de que la Isla posee un sistema diferenciado para los menores que cometen delitos y cuenta con personal profesional para trabajar en los planes de reeducación.

Hasta el año 2005 en Estados Unidos se ejecutaba a los niños y se calcula que desde inicios del siglo XX hasta el 2005, se le aplicó la pena de muerte a 365 niños, de ellos 22 con posterioridad a 1985, sin que se conformaran campañas internacionales para exigir una amnistía.

Un estudio de la organización Equal Justice Initiative, afirma que “los niños encarcelados en Estados Unidos caen en situaciones desesperadas, conduciéndolos a un punto en el cual no pueden manejar sus emociones y los retos de la adolescencia, encuentran respuesta en la violencia y agresividad”.

Al menos en 14 estados se trata a toda su población penal como si fueran mayores de edad, lo que implica que muchos niños sean violados y maltratados por los presos adultos, pero esto parece no preocupar a los que ahora lo hacen con Cuba.

Pero no solo Estados Unidos condena a niños, hay 72 países en el mundo donde los menores pueden recibir esa pena, entre ellos 49 de los 53 Estados de la Mancomunidad Británica de Naciones, según un estudio de 2015 de la Red Internacional de los Derechos de los Niños, a pesar de estar vigentes varios tratados internacionales que prohíben la imposición de esas condenas, entre ellos el artículo 37 de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño de 1989, ratificada por todos los países salvo Estados Unidos y Somalia.

Solo en el año 2019, más de 696 mil niños y adolescentes, fueron encarcelados y de esos, 653 solo en una sola noche de ese año, los que fueron internados en prisiones de adultos, pero Estados Unidos no recibe sanciones de la comunidad internacional, del Parlamento Europeo o la OEA, ni se aprueban resoluciones que muestren la preocupación ante tantas violaciones a los derechos de niñas y niños.

Un ejemplo de la crueldad del régimen estadounidense fue la ejecución en la silla eléctrica del niño George Stinney, de 14 años, el 10 de junio de 1944 y que 70 años después, las autoridades judiciales admitieron que se le habían violado sus derechos porque realmente era inocente.

¿Dónde está la preocupación y exigencias de amnistía para los presos de Ecuador, hacinados y masacrados en cárceles de ese país?

Entre el año 2020 y el 2021, fueron asesinados más de 400 reclusos en cárceles ecuatorianas, por diferentes riñas entre bandas rivales que se disputan el control de las prisiones, pero no hay condenas al gobierno ni enviados especiales, porque es un aliado incondicional de los yanquis.

Cuba, que no tiene situaciones similares, recibe constantemente presiones y “preocupaciones”. La razón es sencilla, es un país socialista que no se somete a las órdenes yanquis.

Pero como expresó José Martí:

“Alzar la frente es mucho mejor que bajarla”.

¡Cuba no está sola!

Por: Karima Oliva Bello

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El cuerpo de bomberos trabaja sin descanso. Foto: Revista Bohemia.

No es el “karma”, ni la mano de Dios (con disculpa de los religiosos, que mucho están orando por el bien de la nacion), ni los shakras, ni la ubicación de los astros, ni la constelación que rige, ni una maldición. Fue un accidente provocado por un fenómeno natural.

No está “salao”. No tiene nada que ver con él. La única fatalidad que tenemos es la de estar a 90 millas de una superpotencia abusiva y hostil que desea dominarnos. Si no fuera por esto y tuviésemos un desarrollo económico como el de un pueblo que no estuviese bloqueado, todos los reveses vividos se sortearían de manera menos traumática, a pesar del dolor tan grande que siempre supondrá la pérdida de vidas humanas. No significarían en el plano económico, la afectación tan grande que significa cualquier desastre para una economía tan dañada.

No tiene “osogbo”. Está al pie del cañón poniendo el pecho a las balas siempre que hace falta, sin ápice de desmoralización. Hay que ver cuántos «sabelotodo», críticos del Washington Post, Sherlock Holmes caribeños, estadistas improvisados y etcs hubiesen hecho lo mismo en semejantes circunstancias.

El Gobierno no tiene un plan macabro para exterminar el país, no es un negligente irresponsable que no le importa cuántos cubanos mueran. No anda ocultando la bola sobre las causas de los siniestros. Lo que todos vemos es que se ocupa a brazo partido de dar la cara ante los problemas y hasta encontrar soluciones no para.

Los desastres no son muestra de que el sistema no da más. Ponen en evidencia su resiliencia. Habría que ver cuantas naciones del mundo aguantarían un bloqueo de Estados Unidos, no 63 años, una semana, sin colapsar y, además, sobreponerse a todas los trágicos eventos por los que ha atravesado el país en los últimos tiempos.

No se perdió la mística ni la épica de la Revolución cubana. Ni hay que fabricarlas de manera forzada. Épica y mística nacen orgánicamente del pueblo, como un gesto dramático pero auténtico y sin alarde, justificado por las circunstancias, cada vez que Cuba lo necesita, como siempre ha sido.

El pueblo de Cuba es heroico en su devenir colectivo y ha sido y seguirá siendo el protagonista principal de los momentos más trascendentes de nuestra historia y en el marco de ese esfuerzo colectivo nacen héroes entre los mejores de sus hijos que pueden ser de cualquier barrio, profesión, edad…

La unidad se produce por y se encarna en todos los buenos hijos de la nación en situaciones concretas, para salvar la patria. Y justamente es más fuerte cuando a nadie se le ocurre caer en individualismos. Ojalá ese sentido de lo que es útil y de lo que sobra nos guiara siempre.

La juventud no está perdida. Hay jóvenes, tanto entre los que se quedaron como entre los que se fueron, que se han desentendido del presente de la nación, pero hay otros, dentro y fuera de Cuba, capaces de arriesgar la vida por ella.

México y Venezuela han dado una muestra estremecedora de valor y solidaridad. No merecen menos que nuestro amor.

A Cuba la amamos mucho sus hijos, pero también muchas personas, colectivos, movimientos y naciones alrededor del mundo. ¡Cuba no está sola!

Mientras haya fuego se redoblarán los esfuerzos. Foto: Tomada del perfil de Facebook de la autora.

(Tomado del perfil de Facebook de la autora)

La Revolución es mi madre, mi padre, mi todo (+ Fotos)

GABRIELA MILENA PADRÓN MOREJÓN

El 3 de enero de 1957, Edy Vigo Álvarez recibió el brazalete rojo y negro que lo identificaría como miembro del Movimiento 26 de Julio (M-26-7), y desde entonces conserva, además de la insignia bicolor, la fe inquebrantable en la Revolución Cubana.

-¿Cómo llegó a formar parte del Movimiento 26 de Julio?

Cuando a los 17 años comencé a trabajar como mecánico en un taller de automóviles, conocí a Miguel Hernández Morera (Miky), Amado Llanes y Andrés Cepero Gutiérrez, quienes eran miembros activos de la célula del Movimiento que funcionaba en Florida, mi pueblo natal, en Camagüey.

Andrés era el jefe del grupo conformado por no más de seis jóvenes; bajo su dirección recogimos armamentos para mandar a la Sierra Maestra, donde Fidel Castro combatía contra la tiranía de Fulgencio Batista y también preparábamos petardos y cocteles molotov.

Yo me daba cuenta de las cosas que pasaban a mi alrededor, con la guía de mis compañeros comencé a entender que la lucha armada era la única vía de acabar con la situación que se vivía en el país. Formando parte de la organización aprehendí los conceptos de patriotismo, hermandad y lealtad.

-¿Cuál fue la acción que más lo marcó?

Para 1958 los combates en las lomas iban ganado terreno, los barbudos necesitaban todo el apoyo posible y la mejor manera que teníamos era recopilar armas.

El 5 de mayo de ese año organizamos una recogida, el plan consistía en localizar las fincas de terratenientes que acostumbraban a poseer varias armas, sustraerlas y entregarlas a los alzados.

Como en nuestra célula éramos pocos, generalmente aceptábamos colaboración, sobre todo para transportarnos. En esa acción Rolando Ramírez, uno de nuestros colaboradores habituales, trajo a un tal Gallego Ulloa que tenía una máquina y estaba dispuesto ayudar.

La primera parada la hicimos en la finca de Miguelito Gutiérrez, tomamos las armas sin problemas; la segunda fue en los terrenos de Ricardo Hernández, pero este hizo resistencia y hubo un tiroteo tremendo, no se las pudimos arrebatar.

Con el chofer de la máquina se había quedado Juan González Olivera (Juanito), a quien le dieron la tarea de custodiarlo y pararlo si intentaba dejarnos embarcados; como en efecto, el tipo trató de irse, pero Juanito supo controlarlo.

Al día siguiente, la policía nos fue a buscar a nuestras casas y nos llevaron para el Cuartel de Florida: el Gallego nos había echado pa´ lante.

-¿Qué pasó en el Cuartel?

En el Cuartel nos pusieron en una celda, Juanito se me acercó y me dijo: “Vigo esto es… (hace un gesto como si tuviera un zíper en la boca); y yo le dije: a mi me matan pero yo no hablo.”

Al rato nos fueron llevando uno a uno a la sala de torturas. Me dieron tantos golpes que por un instante quise morirme allí mismo. Cuando caí al piso escupiendo sangre, dos guardias comenzaron a saltarme en la columna como si fuera un colchón.

Tampoco me salvé de la chancleta, uno de los métodos de tortura que más les gustaba a los esbirros, consistía en darte por la planta de los pies, las manos y detrás de las orejas, no te imaginas lo que puede llegar a doler eso. Pero ninguno de nosotros habló.

-¿Cómo lograron salir vivos del Cuartel?

Por el pueblo. Cuando se supo, la gente empezó a hacer manifestaciones pidiendo un juicio justo, sabían que era la única manera de salir con vida de ese lugar.

El otro motivo por el cual no morimos fue gracias a la ayuda de un viejo cabo, quien a escondidas nos pasaba un jarrito de aluminio con sambumbia, así aguantamos tres días hasta que nos trasladaron al Juzgado de Camagüey.

-¿Consiguieron un juicio justo?

Nos llevaron ante el Tribunal de Urgencia y nos juzgaron por la Ley 5 (delincuentes comunes). Como no lograron probar nada, nos condenaron a seis meses de prisión en Isla de Pinos, así funcionaba la justicia en aquella época.

-¿Cómo fue la vida en el Presidio?

La celda 74, en el quinto piso de la circular cuatro, fue mi hogar. Tenía una cama que se recogía con unas cadenas por el día y por la noche se soltaban, una ventana daba al exterior.

En aquel tiempo había gente de la Conspiración de los Puros, del Partido Socialista Popular, del Movimiento 26 de Julio y hasta los aviadores que habían tirado las bombas al mar cuando el levantamiento de Cienfuegos.

-¿Se mantenía la actividad revolucionaria dentro del Presidio?

Sí, en una ocasión, cuando me fueron a ratificar la causa y me mandaron para La Habana, Armando Hart Dávalos, quien estaba cumpliendo allí, me pidió que llevara información a un compañero en el Príncipe, ese era el tipo de acciones que realizábamos, porque nos revisaban hasta la sombra.

A finales de diciembre de 1958, luego de pasar por el Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC), liberaron al grupo de Edy Vigo Álvarez; el primero de enero de 1959 triunfaba la Revolución Cubana y el 6 regresaba a Florida, donde se alistó en la Marina de Guerra y en abril de ese mismo año comenzó a trabajar en el Arsenal Naval de Casablanca, hoy Base de Reparaciones Granma.

Luego de tres años, casado y con hijos, Vigo decide establecerse en Ciego de Ávila para comenzar a laborar en el taller de reparaciones del Ministerio del Interior, hasta su jubilación hace ya más de 10 años.

A sus 93 primaveras se mantiene haciendo trabajos ocasionales como técnico de equipos electrodomésticos y asegura que si volviera a nacer no cambiaría ni un solo día de su juventud – Es que la Revolución es mi madre, mi padre, mi todo- por eso incluso hoy continúa protegiéndola.

¿Quién es el joven “protegido” de la Casa Blanca que ataca a Cuba desde Bolivia?

Por: Helena Paz

Magdiel Jorge Castro. Foto: Tomada de La Época.

El pasado lunes 11 de julio el periodista Gustavo Veiga publicó en el periódico argentino Página 12 el artículo: “¿La campaña 2.0 por el 11 de julio llegará a las calles de Cuba?”. Allí hizo un repaso de las últimas agresiones estadounidenses contra Cuba, dedicándole un buen espacio al rol destacado que juegan las redes sociales en esa estrategia desestabilizadora y subversiva. Y algo importante: apuntó los nombres de algunas de las personas a las cuales se les paga –imagino que abultadamente– para tan triste labor.

Y, sin dudas, uno de los personajes más interesantes y enigmáticos es Magdiel Jorge Castro, cuyos vínculos con Bolivia enriquecen estas líneas. Vamos por parte.

Al poner en el buscador Google el nombre “Magdiel Jorge Castro” de inmediato saltan unas cuantas páginas web cuyos artículos hacen referencia a un jovencito de bigotes, bastante locuaz –por si desea escucharlo en algún video en Youtube–, y cuyo denominador común es: “un luchador por los Derechos Humanos”, “un activista de las redes sociales que enfila sus dardos contra el régimen cubano”, “un mártir de la libertad”…

A la par, algo resulta igualmente llamativo: abundan fotografías, entrevistas, artículos y mensajes de y sobre Magdiel, quien junto con ser un personajillo armado para su lucha supuestamente solo de su mente, un celular y sus filosos mensajes de Twitter, da vueltas una y otra vez a una misma historia biográfica que se reduce a un lugar y fecha de nacimiento, estudios universitarios y su desempeño meteórico en una plataforma “democrática” llamada Archipiélago. El joven se cuida a sí mismo y, aunque cueste creerlo, al menos la prensa lo cuida; poco y nada se sabe en detalle de él.

Un paréntesis. Ya en la segunda entrada de Google irrumpe su perfil en Twitter. ¡28 000 seguidores!

En efecto, Magdiel nació el 12 de octubre de 1994 (tiene 27 años) en la ciudad de Holguín, en el oriente de Cuba. Estudió Microbiología en la Universidad de La Habana e hizo su práctica profesional en el Centro de Inmunología Molecular, destacando además por su activismo LGBTIQ+. En noviembre de 2018 creó su cuenta de Twitter.

Y sí, amigos lectores, tal como lo dicen sus cuentas en Linkedin y Twitter, para comunicarse con Magdiel lo puede hacer a través de un simple WhatsApp con código inicial “+591”. ¿Se fijó bien? “+591”, es decir, Bolivia.

En el último lustro Magdiel ha dedicado sus energías para convocar y amplificar todo tipo de protestas contra la Revolución Cubana. Participó en el dudoso y cuestionado estallido del 11 de julio de 2021, en la fallida Marcha Cívica por el Cambio del 15 de noviembre del mismo año y hoy se esfuerza a diario tratando de imponer tendencias con etiquetas como #SOSCuba, #CubaConUcrania, #CubaPaLaCalle y un largo etcétera.

Por supuesto, todo eso a la distancia y con el Internet como escenario, pues Magdiel desde el primer semestre del año 2020 (el mismo de la nefasta y delictual administración Áñez y su pandilla) reside en Santa Cruz de la Sierra.

Según informaciones ofrecidas por el propio Veiga, Magdiel regularizó su situación migratoria en Bolivia y gracias a la Oficina de Migraciones consiguió una residencia temporal por dos años. Y, como no podía ser de otra manera, se vinculó con los comités cívicos y la ONG Ríos de Pie, financiada por Washington.

Pero, en realidad, Magdiel consiguió un empleo en el Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Santa Cruz, institución que puntualmente le paga para únicamente dedicar su tiempo a coordinar con organismos de inteligencia y represivos yanquis para activar a la contrarrevolución externa y al interior de la isla, aun a costa de provocar sufrimientos a la población civil en medio de un bloqueo y una pandemia.

¿Será correcto que este jovencito se aproveche cada hora de un beneficio migratorio brindado por Bolivia y de un salario que, en última instancia, es pagado por todas y todos los bolivianos, para atacar a un país latinoamericano amistoso como Cuba? Ustedes tienen la última palabra, amigos lectores.

(Tomado de La Época)

Cuba soberana

Por: Raúl Romero

En este artículo: CubaFidel Castro RuzMatanzasPlaya GirónRevolución cubana

Cuba continúa libre y soberana. Foto: Europa Press.

Hace 61 años, en abril de 1961 para ser precisos, el imperialismo estadunidense sufrió una de las derrotas más emblemáticas, una que, sin exagerar, marcaría la historia de Latinoamérica y de todo el siglo XX. Los sucesos comenzarían el 15 de abril, cuando aviones de Estados Unidos bombardearon aeródromos en La Habana, en San Antonio de los Baños y en Santiago de Cuba. Los ataques serían favorablemente repelidos por el ejército rebelde cubano y por las Milicias Nacionales Revolucionarias. Pero aquellos bombardeos, sólo eran el comienzo de esta agresión.

Dos días después, en la madrugada del 17 de abril, la Brigada de Asalto 2506, un grupo de mercenarios financiados, entrenados durante más de un año, y equipados por la Casa Blanca, el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, desembarcó con más de mil 400 hombres en Bahía de Cochinos, en el punto intermedio entre Playa Larga y Playa Girón. La Operación Pluto, como fue denominada dicha operación, implicaba que los mercenarios pelearan el tiempo suficiente para que desde Washington se estableciera un gobierno paralelo con líderes en el exilio, el cual luego sería apoyado abiertamente por la Casa Blanca. No lo lograron. Apenas 72 horas después de la invasión, el pueblo-ejército, comandado por Fidel Castro, volvería a derrotar a las fuerzas invasoras.

Aquellos sucesos envolverían también la declaración del carácter socialista de la Revolución cubana, pues el 16 de abril de 1961, durante el entierro de las víctimas de los ataques, Fidel Castro pronunció aquel discurso que quedaría grabado en la memoria revolucionaria: Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos! ¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles! ¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores!

Lo que vendría después es por todos y todas conocido, aunque no siempre aceptado: el pueblo cubano comenzaría a hacerse cargo de su propio destino y, no sin contradicciones, construiría una de las alternativas más sobresalientes de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. La defensa y construcción de la soberanía de Cuba se valdría también de la construcción de una sociedad alfabetizada, sin hambre, con un techo donde vivir, con buenos servicios de salud, con arte, solidaria, internacionalista y con una apuesta fundamental por la educación, la ciencia y la tecnología.

Más de 60 años después, las semillas sembradas por aquella Revolución continúan dando frutos, incluso a pesar del criminal bloqueo que desde Washington se impone contra la isla y que se ha traducido en daños que ascienden a 150 mil millones de dólares para Cuba. En plena pandemia por el covid-19 y con el asedio mediático y económico de Estados Unidos, la isla tuvo la capacidad de enviar a cientos de hombres y mujeres trabajadores de la salud a distintas partes del mundo, al mismo tiempo que elaboraba las vacunas Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus, Abdala y Mambisa, algunas de ellas convenientes para niños, o de aplicación nasal, y también algunas de ellas enviadas en solidaridad a países como Venezuela y Vietnam. La misma Unesco ha reconocido el liderazgo de Cuba en la producción de biológicos en nuestra región.

De esta forma, Cuba también construye una soberanía y autosuficiencia médica y tecnológica, independiente de las grandes farmacéuticas que no sólo lucran con la vida, sino que además llegaron a construir una geopolítica de las vacunas, basada en una disputa mediática en la que sobresalió la difusión de noticias falsas y desinformación.

Adelantado a su tiempo, como siempre lo fue, Fidel Castro expresó en 2002 en la Escuela Latinoamérica de Ciencias Médicas: El desafío que las enfermedades hacen a la humanidad es un desafío serio, grave y creciente, y será más creciente en la medida en que el descuido y la inconsciencia sobre los problemas de salud pública sean mayores, de lo cual no puede culparse por entero, ni mucho menos, a los países más pobres de la Tierra, ya que aquellos que nos saquearon durante siglos han sido incapaces de dar el mínimo aporte para esa lucha; en vez de gastar el dinero en cantidades fabulosas en guerras, especulaciones, lujos y otras cuestiones que no resultan esenciales en la vida.

Cuánta razón tenía el Comandante, aquellos que saquearon nuestros países, hoy vuelven a invertir millones para armarse frente a las amenazas de la guerra, de una guerra que ellos mismos alentaron. No hacen más que seguir su voraz apetito de poder y riqueza. Y en medio de ese sinsentido, Cuba, la pequeña Cuba, vuelve a mostrarnos su grandeza. ¡Viva Cuba Soberana!

(Tomado de La Jornada)

Aquella primavera de heroísmo y victoria de Cuba (+Fotos)

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La Habana (Prensa Latina) El pueblo cubano nunca olvidará la epopeya gloriosa de abril de 1961, días que estremecieron el país y el mundo, cuando se salvó la patria, la Revolución, el futuro de Cuba y también de América Latina.

Marta Denis Valle: Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina

Los nombres de Bahía de Cochinos y Playa Girón saltaron a los medios de prensa internacionales hace poco más de medio siglo como escenario de uno de los sucesos históricos trascendentes, recordado siempre por los cubanos.

Eran los tiempos de viajar a todas partes con el uniforme miliciano –a los centros de estudio o trabajo- y el fusil al hombro, a veces más mujeres que hombres, porque ellos pasaban semanas y meses en las trincheras y los entrenamientos militares.

La mañana del sábado 15 de abril nadie tuvo tiempo de pensar en la belleza del cielo y el aire aún fresco que ya anunciaba la primavera…

El ruido de aviones pintados con los símbolos de la naciente Fuerza Aérea Revolucionaria (FAR), explosiones y humo negro perturbaron y ensombrecieron las inmediaciones del aeropuerto militar de Ciudad Libertad, a la misma hora de incursiones similares en la Base Aérea de San Antonio de los Baños y en Santiago de Cuba.

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Creer en la juventud es ver en la juventud la mejor materia prima de la patria

Por: Fidel Castro Ruz

En este artículo: CubadiscursosFidel Castro RuzHistoriaHistoria de CubaJóvenesRevolución cubanaUnión de Jóvenes Comunistas (UJC)

4 abril 2022 

Fidel Castro en la clausura del 1er Congreso de la Asociación de Jóvenes Rebelde donde se fundó la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba (UJC) , 4 de febrero de 1962. Foto: Liborio Noval/ Sitio Fidel Soldado de las Ideas

Este acto tiene para nosotros especial significación y nosotros, nosotros somos la generación —estamos hablando de nosotros— la generación de revolucionarios más viejos, es decir, la generación adulta de revolucionarios.

Y para nosotros, sencillamente, los que les llevamos un poco de años a ustedes, este acto tiene especial significación, porque este acto es como una cristalización de lo que la Revolución quiere, es como si se cristalizara la esperanza de la Revolución.

¿Por qué hacemos Revolución?  ¿Hacemos Revolución para nosotros?  ¡No!, hacemos Revolución para ustedes (APLAUSOS).  ¿Hacemos Revolución por nosotros?  ¡No!, hacemos Revolución por ustedes.  ¿Podemos hacer Revolución con nosotros?  ¡No!, podemos hacer Revolución con ustedes (APLAUSOS).

La Revolución que estamos haciendo nosotros no es la Revolución que nosotros queremos; la Revolución que nosotros queremos es la Revolución que van a hacer ustedes.  La sociedad que nosotros vivimos no es la sociedad que nosotros queremos. La sociedad que nosotros queremos es la sociedad en que van a vivir ustedes.

A nosotros nos ha correspondido el privilegio o el derecho de empezar a hacer esa Revolución, a nosotros nos ha correspondido la oportunidad de comenzar.  A ustedes sí que les corresponderá el privilegio de llevarla adelante.  A nosotros nos han correspondido tal vez los momentos más duros, los más difíciles; nos ha tocado el momento de la Revolución en que las ideas tienen que abrirse paso por entre el bosque de los prejuicios, de los hábitos, de las costumbres y de las ideas de la sociedad vieja.

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Otra vez los mismos…

Aepppa

Por desgracia este año no pude asistir a la manifestación del 8 de marzo en Madrid, así que me entretuve por la noche viendo en Youtube lo que durante la manifestación otras personas habían grabado con sus móviles.

Me llamó la atención una serie de pancartas que llevaban unas decenas de personas sobre la situación de las mujeres en Cuba y la supuesta represión que el gobierno cubano ejercía sobre aquellas que estaban en prisión.

Pero lo más curioso, es que este grupo estaba enclaustrado entre las pancartas del Partido Comunista de España e Izquierda Unida. Me sorprendió y decidí fijarme un poco más. No tardé en darme en cuenta que era un grupo de provocadores todos con diferentes dispositivos de grabación de vídeo, los mismos que en cualquier otra manifestación buscan provocar a las organizaciones de izquierda para conseguir salir en los medios de comunicación.

No me fue difícil localizar entre esa “muchedumbre” al presidente de la reaccionaria asociación anticubana, Movimiento: Acciones por la Democracia y militante de VOX, Lázaro Mireles Galbán, acompañado de Liz Solanch Calvo, Vocal de la Red Femenina de Cuba y ex Community Manager de la revista digital el Árbol Invertido, medio que solapadamente y a veces de manera abierta, es crítica tanto con el Gobierno, como con la propia sociedad cubana. Esta revista con nexos concretos con Aimel Rios Wong, Director del Programa Cuba en la National Endowment for Democracy (NED, por sus siglas en inglés).

Como no tenía mucho sueño observé los diferentes videos y el montaje de los mismos, apreciándose cómo las manifestantes parecen formar parte de su cortejo, y no, las mujeres y hombres reivindicando, de una manera no violenta y festiva, la lucha por la igualdad entre todos en el Día Internacional de la Mujer. Es más, ni se percataron de la existencia de este grupo c/r. No así un grupo de mujeres palestinas que les afeo su conducta y que fueron insultadas y agredidas por estos asalariados de la reacción cubana de Miami.

La estrategia de enclaustrarse en las manifestaciones de la izquierda para forzar el enfrentamiento es muy antigua, ya lo describía Goebbels en sus manuales de cómo reventar una marcha pacífica de los obreros alemanes. Pero en esta ocasión, el uso de la manifestación por el 8 de Marzo, es más patético. Si hay un Estado que ha conseguido llegar a la máxima igualdad entre hombres y mujeres, en el seno de una revolución igualitaria, sin dudas es la Revolución Cubana.

Desde el primer día, las mujeres jugaron un papel fundamental en el éxito del proceso revolucionario y en la lucha por conseguir, primero, la mejora de las condiciones de vida de las mismas en la Isla, para luego, convertirlas en agentes de igualdad política, cultural y social.

Ni una solo nación de su entorno y menos Estados Unidos, que se encuentra a tan pocas millas de sus costas, presume de ser adalid de la libertad y la democracia, al tiempo que asfixia con sanciones y bloqueo al pueblo cubano; le puede igualar en políticas de igualdad entre hombres y mujeres, máxime ahora que prepara un Nuevo Código de Familia* (1) que va a convertir a la nación caribeña en el país con una de las leyes inclusiva más avanzada de toda Iberoamérica.

Reivindicar el papel revolucionario de Vilma Espín, María Antonia Figueroa, Asela de los Santos, que fue Ministra de Educación, y Gloria Santos, que junto a otras mujeres y hombres, asaltaron el cuartel Moncada, es siempre un orgullo, y su lucha siempre tiene que estar en nuestra memoria.

*(1) https://twitter.com/aepppa/status/1502266678654246920…