Ejerció Raúl su derecho al voto

El General de Ejército Raúl Castro Ruz ejerció su derecho al voto en el colegio electoral número 2, perteneciente a la circunscripción 60, del municipio habanero de Playa

Autor: Redacción Nacional | internet@granma.cu

El General de Ejército depositó la boleta en la urna, y la palabra «votó» se escuchó. Foto: Estudios Revolución

En la mañana de este domingo 27 de noviembre, el líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, ejerció su derecho al voto en el colegio electoral No. 2, perteneciente a la circunscripción 60, del municipio habanero de Playa, en una jornada de elección de los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular.

Tras su llegada al colegio, que agrupa a 281 electores, Raúl saludó a los integrantes de la mesa electoral y sostuvo un breve intercambio con ellos. La presidenta del colegio, Tatiana López Hernández, realizó los trámites correspondientes, previo al ejercicio del voto, y entregó la boleta al líder de la Revolución Cubana.

Una vez realizado el sufragio, el General de Ejército depositó la boleta en la urna, y la palabra «votó» se escuchó al compás del saludo pioneril que selló el momento. A los pequeños también saludó Raúl.

El líder de la Revolución Cubana votó este domingo, en una jornada que convocó a unos ocho millones de compatriotas para elegir, de forma libre y voluntaria, a los representantes del pueblo en los órganos locales del Poder Popular.

Se trata de un ejercicio democrático desde la base, donde los delegados municipales electos darán continuidad al quehacer que se despliega a instancias de circunscripción.

DE LA PISTA AL COLEGIO ELECTORAL

El Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, arribó a la Patria alrededor de las siete de la mañana de este domingo, tras concluir una intensa y exitosa gira por Argelia, Rusia, Türkiye y China, y su primera actividad en el archipiélago, inmediatamente después de tocar tierra, fue acudir a su colegio electoral, para ejercer el derecho al voto por uno de los candidatos de su circunscripción, para delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular.

A su llegada al aeropuerto internacional José Martí, el Jefe de Estado y la delegación que lo acompañó fueron recibidos por el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa; por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz; y por el secretario de Organización del Comité Central, Roberto Morales Ojeda, todos miembros del Buró Político.

El periplo, realizado del 16 al 27 de noviembre, fue esencial para fortalecer los vínculos de cooperación y respeto mutuos entre la Mayor de las Antillas y las naciones visitadas; e incluyó reencuentros con la historia y momentos especialmente emotivos, como el de la inauguración, en la ciudad de Moscú, del monumento dedicado al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

A dos horas del cierre, habían votado más de cinco millones de cubanos

Hasta las cinco de la tarde de ayer, habían votado 5 332 591 cubanos, lo que representaba a esa hora el 63,85 % de los registrados en el padrón electoral.

El vocal del Consejo Electoral Nacional, Denys Buedo Hidalgo, detalló que, en las circunscripciones con más de dos candidatos en la boleta, existen más posibilidades de que ninguno de los propuestos obtenga el 50 % más uno de los votos, y sea necesario realizar una segunda vuelta, el próximo domingo, 4 de diciembre.

A esta etapa de las elecciones municipales se llegó con 26 746 candidatos nominados, el 44,69 % mujeres, el 17,07 % jóvenes, el 46,71 % negros y mulatos, el 29,95 % son actualmente delegados, el 0,74 % diputados, y el 91,6 % tiene nivel escolar medio superior y superior. 

Fidel está dondequiera que un cubano haga el bien

«Ser hermano de Fidel es un privilegio», ha dicho Raúl sobre el Comandante en Jefe, cuyo ejemplo lo ha inspirado como a toda la Isla

Autor: Dairon Martínez Tejeda | internet@granma.cu

Ceremonia honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
Raúl ha sido ejemplo supremo de fidelidad a su hermano de sangre y de luchas. Foto: Juvenal Balán

De pequeño lo veía como una joven promesa. Intranquilo, como suelen ser los muchachos, Raúl solo se llevaba las críticas, pero Fidel sentía que en él había algo más, un futuro; por eso lo asumió bajo su protección, no para mimarlo ni aplaudirle sus novatadas, sino para verlo crecer como hombre de bien.

Y creció, o mejor dicho, crecieron, del Moncada al Granma, de la prisión al exilio, de Alegría de Pío a la Sierra Maestra, de la derrota a la victoria definitiva aquel enero de 1959 y, en ese andar, con el peligro siempre a cuestas…, fundaron entre sí un vínculo indisoluble más allá de la sangre, basado en el amor y el respeto.

«Ser hermano de Fidel es un privilegio. Siempre fue, desde la infancia, mi héroe; porque de todos los hermanos, yo soy el cuarto. Está una hermana, la mayor, después Ramón, un año después Fidel, cinco años después yo. O sea, que él, llevándome cinco años, era mi hermano inmediato superior. Y siempre fue mi héroe, mi más cercano compañero, pese a la diferencia de edad».

Fidel y Raúl afrontaron juntos los peligros y retos de la Revolución. Foto: Archivo de Granma

De ese cariño mutuo la historia recoge anécdotas, sobre todo contadas por el Comandante en Jefe, pero ¿y Raúl? ¿Qué pensaba el General de Ejército de su hermano? ¿Qué vio en ese gigante que le motivó a seguirlo en todos sus lances y hasta asumir la alta responsabilidad de continuar su legado como Presidente y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba?

Raúl no es un hombre de loas, pero que admiraba a Fidel es indiscutible, lo dejó claro en su mensaje revolucionario en la Casa de las Américas aquel 11 de septiembre de 1959: «Si Fidel Castro es hoy el líder más popular, más conocido y que más entusiasmo y adhesiones despierta en toda la América Latina, se debe no solo a la lucha armada de años, sino también, y principalmente, a que el poder revolucionario instituido bajo su dirección reivindicará resuelta y firmemente la soberanía nacional».

Y continuó en ese entonces: «Castigó severamente a los torturadores, asesinos y criminales de guerra. Inhabilitó a los políticos venales y traidores, a los dirigentes sindicales corrompidos, cómplices de la tiranía, y les confiscó sus bienes robados al pueblo. Disolvió los órganos del poder reaccionario, emprendió de inmediato medidas radicales de beneficios populares y, sobre todo y ante todo, la Ley de Reforma Agraria radical».

Aquellas medidas marcaron un hito en la historia de Cuba, el «con todos y para el bien de todos» añorado por Martí empezaba a visualizarse y para eso estaba Fidel, lo validaría Raúl, en 1959, en la concentración campesina para conmemorar el vi aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y en apoyo a la Reforma Agraria:

«Fidel está aquí porque hace falta, porque la nave de la Revolución necesita un timonel como él, para que los traidores no puedan detener la maquinaria de su Revolución, para que los traidores no puedan desviar el curso de la nave de su Revolución. Para cumplir el cometido de nuestra Revolución, hace falta Fidel».

«El más preclaro hijo de Cuba en este siglo», diría Raúl, justo el 26 de julio de 1994, año difícil, mas gracias al líder histórico y su relación entrañable con el pueblo se logró «la heroica resistencia del país (…), el producto interno bruto cayó un 34,8 % y se deterioró sensiblemente la alimentación de los cubanos; sufrimos apagones de 16 y hasta 20 horas diarias y se paralizó buena parte de la industria y el transporte público. A pesar de ello se logró preservar la salud pública y la educación».

En ese entonces y ahora, Cuba continuó defendiendo las banderas del socialismo frente al periodo especial, al bloqueo imperialista, a las campañas mediáticas dirigidas a sembrar el desánimo en la ciudadanía… «Nuestro pueblo bajo la conducción de Fidel –aseveró Raúl– dio una inolvidable lección de firmeza y lealtad a los principios de la Revolución».

Fue él quien nos enseñó que sí se podía derrotar en menos de 72 horas la invasión mercenaria de Playa Girón; erradicar el analfabetismo en un año, proclamar el carácter socialista de la Revolución a 90 millas del imperio, mantener con firmeza los principios irrenunciables de nuestra soberanía sin temer al chantaje nuclear de Estados Unidos en la Crisis de Octubre, enviar ayuda solidaria a otros pueblos contra la opresión colonial, la agresión

externa y el racismo.

«La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer», agregaría Raúl en el histórico discurso de despedida de nuestro Comandante en su tránsito a la inmortalidad.

En ese momento evocó, además, cómo bajo el ideal fidelista  se convirtió a Cuba en una potencia médica, se transformó en un gran polo científico en campos de la ingeniería genética y la biotecnología; desarrolló el turismo y resistimos, ayer y hoy, sin renunciar a los principios ni a las conquistas del socialismo.

De hermano a casi padre, Fidel fue y es el referente para todos los cubanos, en especial para quienes guardamos parte de él en nuestros corazones. Fidel es Fidel, y por eso es inmortal su legado, el mismo que Raúl Castro explicó en varias ocasiones.

Su hermano Raúl definió su eterna presencia, tan temprano como el 5 de septiembre de 1959, al expresar que «el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente porque Fidel está dondequiera que se trabaje (…), dondequiera que la Revolución avance. Fidel está dondequiera que una intriga se destruya, dondequiera que un cubano se encuentra laborando honradamente, dondequiera que un cubano, sea el que fuere, se encuentre haciendo el bien. Dondequiera que un cubano, sea el que fuere, esté defendiendo la Revolución, allí estará Fidel».