Odiadores

Opinión

Ilustración de Michel Moro.


Michel E Torres Corona – Cubadebate

Toda identidad nacional se va construyendo sobre la base de valores y antivalores, de binomios antitéticos que en su contradicción dialéctica van forjando una forma específica de existir en colectivo: revolución y reacción, libertad y opresión, independencia y anexión, solidaridad y egoísmo.

La preponderancia que ganen unos u otros elementos en esos binomios definen en buena medida lo que pudiéramos llamar, románticamente, el «espíritu del pueblo».

Con el amor y el odio también se puede establecer esa contradicción que, latente aún en nuestra forma de asumirnos como cubanos, produce sentidos e interpretaciones distintas de cómo debemos ser, tanto a nivel social como en la dimensión subjetiva.

Ese binomio antitético, amor-odio, también gana especial relevancia en la esfera de lo revolucionario: ¿qué hace a una persona parte de la Revolución, su capacidad de amar o su capacidad de odiar?

En Martí, cuyo ideario es medular para la identidad cubana, hallamos una constante preocupación por el binomio amor-odio. Ya en su poema adolescente, Abdala, establece una relación causal-funcional entre ambos términos: El amor, madre, a la patria / No es el amor ridículo a la tierra, / Ni a la yerba que pisan nuestras plantas; / Es el odio invencible a quien la oprime, / Es el rencor eterno a quien la ataca (…)

Muchos años después, sin embargo, en un artículo publicado en el periódico Patria, el 21 de mayo de 1892, escribiría una sentencia que ha trascendido hasta hoy: «Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen»; a la que agregaría luego: «Y la pelea del mundo viene a ser la de la dualidad hindú: bien contra mal».

Tras su amarga experiencia en las canteras de San Lázaro, Martí confiesa que no sabe odiar, y luego, cuando organiza la Guerra Necesaria, hace énfasis en que tendría que ser una guerra sin odio. ¿Quiere decir que Martí renegara de ese sentimiento?

Para él: «De odio y de amor, y de más odio que de amor están hechos los pueblos; pero el amor como sol que es todo lo abrasa y funde». El odio estaba ahí, pero la guía debía ser el amor, sobre todo porque el Apóstol no pensaba en las batallas sino en la victoria, que daba a los cegados por el odio la oportunidad de la indigna venganza. Y no era por venganza que se llevaba a Cuba a la guerra sino por justicia.

En su famoso mensaje a la Tricontinental, en el cual se enarbolara la consigna de crear muchos Vietnam, el Che Guevara habló del odio como factor de lucha, en tanto «un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal». La terrible asimetría entre la resistencia de los cubanos y la agresividad imperial –otro binomio antitético– signaba la necesidad de hallar en esa situación de vejamen las fuerzas para revertirla.

No obstante, en su igual de famosa carta al editor del semanario uruguayo Marcha, conocida como El socialismo y el hombre en Cuba, el Che escribiría: «Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad».

¿Incoherencia? Para nada. El odio puede ser un factor de lucha, pero nunca la brújula del revolucionario.

A cada rato volvemos, como pueblo, a pensar y a reformular ese binomio antitético de amor-odio. Si miramos en nuestra historia, entenderemos que esa contradicción dialéctica no anula a ninguno de los términos que engloba, pero sí existe para el amor una preponderancia, desde la ética. Si abjuramos del odio, seremos débiles, mas si dejamos que nos guíe, perderemos el rumbo, nos enfermaremos de resentimiento. Seremos, en una palabra, odiadores: seres que, sencillamente, son incompatibles con el espíritu del pueblo cubano, con la cualidad revolucionaria que ha sido siempre su estadio más alto.

El tenedor del hereje

A Cuba, desde hace 64 años le quieren imponer el silencio. Su voz de hereje desafía el dogma de los poderosos que controlan el mundo y, para mayor insolencia, cuando otros dijeron «renuncio», Cuba dijo «sigo adelante»

Autor: Ernesto Estévez Rams | internet@granma.cu

OBRA
Foto: Obra El ángel caído, de Alexandre Cabanel.

De las batallas épicas que nunca ocurrieron quizá la más dramática es aquella que, como resultado de la victoria del arcángel Miguel, Lucifer y su grupo de rebeldes son expulsados del paraíso. Alexandre Cabanel recoge el momento tremendo en su cuadro El ángel caído, donde un desterrado Lucifer se tapa el rostro, mientras al fondo unos ángeles celebran la aparente victoria en el cielo. La extraordinaria mirada del ángel caído resume la tormenta de sentimientos que lo sacuden, y una lágrima a punto de caer resume el momento. Sin embargo, en el desafío del lenguaje corporal, la musculatura toda del cuerpo desnudo, y el propio rostro desafiante, con ira contenida, atestiguan que la última palabra no está dicha. A esa impresión contribuye que la mano que cubre el rostro termine en un agarre firme con la otra mano cerrando un círculo.

Cabanel originalmente iba a nombrar la obra como el poema épico de Milton, El paraíso perdido; así aparece en algunos bocetos y estudios que se conservan. En uno de ellos, Lucifer está en un movimiento enérgico, nada que ver con la pose final en el cuadro, con el brazo derecho alzado y la mano en forma de garra, mientras es el izquierdo el que se levanta poco más abajo del rostro. Todo en ello es determinación. Me detengo en el boceto, por supuesto menos conocido que la obra final, porque en él, la imagen del guerrero queda más explícita, y la belleza viril del rostro puede bien interpretarse ajena a la maldad que se le ha señalado a la cara en la obra final.

¿Qué condujo a Lucifer a dar batalla? Al margen de la historia oficial, es una pregunta que, metafóricamente, me da vueltas, mientras veo el cuadro. ¿Qué condujo a ese hombre a rebelarse de un estado de cosas que se presentaba como paradisíaco? Para mayor cábala, la obra es de 1868, uno de los años a todos los efectos históricos, más definitorios de Cuba y de América Latina, cuando otro patricio, igual en situación aparente de holgura, decidió rebelarse contra un reinado.

El silencio es cosa dura cuando se tiene algo que decir contra los poderes hegemónicos de los menos, que subyugan a los más. Y hablar es un acto de todo el cuerpo y no solo de la boca. A la infamia de la esclavitud, Céspedes tenía muchas cosas que reclamarle y lo hizo, sin miedo a la derrota, como ese príncipe que no se conformó con la batalla perdida.

Desde que la sociedad se dividió en clases, y aquella de las minorías impuso su asimetría sobre los otros, controlar el silencio es la primera arma con la que intentan neutralizar la rebeldía de los muchos. Y en ello, no se pone reparo en acudir a los métodos más extremos.

«Pon tu atención a esta maravillosa invención de cuatro dientes: dos en cada lado. Una banda de cuero, ubicada a través de los aros, muerde en el cuello del hombre, apuntando su vista en la dirección de su falsa religión. Dicho de manera sencilla es un hereje. Sus labios tiemblan y sus ojos se mojan cuando los dos dientes afilados punzan su barbilla, y los otros dos su esternón». Así se describe en el museo de la tortura el terrible instrumento que terminó conociéndose como el tenedor del hereje.

Merecían el abominable castigo aquellos que se atrevieran a cuestionar el dogma prevaleciente, y para reafirmar el propósito, en muchos casos, en el cuero se gravaban las palabras «recanto», renuncio. Describen algunos que el instrumento obligaba al torturado a mirar el cielo en busca de arrepentimiento mientras no podía hablar, a riesgo de que los pinchos le hirieran la garganta. El infame esfuerzo que ha puesto, en todos los tiempos, la tiranía de los pocos para garantizar el silencio de los herejes, potenciales líderes de los muchos.

Contrario a lo que se dice, los corderos balan cuando van camino al matadero. Presienten que el olor que les llega, untado en el hierro del transporte, trae la muerte. La muerte no es un silbido que te perderás si eres el escogido; puede ser el llanto intuitivo de quien la tiene cerca pero aún se agarra de la ignorancia. Como si se descubriese en la descripción de un crucigrama, pero se resiste a escribir la palabra. Aquellos que hicieron silencio de vergüenza, mientras hubo testigos de la infamia, confunden su lastimoso balido con un grito de pendencias. Para Sartre, el balido de los jóvenes que, montados en los trenes, eran llevados a los campos de concentración y se recordaban entonces, amontonados en los vagones de carga, el no haber estado dispuestos a dar batalla, por creer que no había nada que defender de la Francia de entreguerra.

La muerte puede ser también el calco de un rostro. Me recuerdo de Pavese: «La muerte tiene una mirada para todos.\\ Vendrá la muerte y tendrá tus ojos». La muerte puede ser cosa farragosa si cuando llega, miras atrás preguntándote si has vivido. Y entonces, otra vez el piamontés: será «como escuchar un labio cerrado.\\ Descendemos al remolino, mudos». Parece que después de todo, detrás de cada balido hay un cordero que calla.

A Cuba, desde hace 64 años le quieren imponer el silencio. Su voz de hereje desafía el dogma de los poderosos que controlan el mundo y, para mayor insolencia, cuando otros dijeron «renuncio», Cuba dijo «sigo adelante». ¿Será tal vez que somos hijos de todos los rebeldes, míticos y reales que nos han antecedido? Será que en nosotros el tenedor del hereje le fue arrebatado al enemigo y hoy, repujado con una consigna de victoria, lo llevamos en la frente, dispuestos a realizar otro intento de tomar el cielo por asalto.

Los conquistadores del ciberespacio

Por: Michel E Torres Corona

En este artículo: AmazonAppleFacebookGoogleInternetMicrosoftRedes SocialesTecnología

El mundo virtual vende una ilusión de libertad, incluso de anarquía, que agrada a no pocos usuarios. En acto de enajenación, millones de personas hallan en el “metaverso” que se va construyendo una vía de escape a sus angustias vitales y a las limitaciones de todo tipo que sufren en la “realidad”. En Internet pueden leer, decir, ver, comprar, “todo lo que quieran”. Y quizás alguna vez, en sus inicios, la world wide web fue una promesa en ese sentido, pero lo digital terminó replicando las mismas dinámicas del mundo analógico.

Del mismo modo en que el planeta, sus recursos naturales y sus fuerzas productivas tienen dueños, el ciberespacio también los tiene. Un acrónimo muy usado da cuenta de cinco empresas de las más poderosas: Gafam (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft).

Google es la empresa del motor de búsqueda más utilizado a nivel global. Tiene otros servicios, como una plataforma para la descarga onerosa o gratuita de aplicaciones, pero palidecen ante su producto estrella. Tener ese motor de búsqueda implica que Google tiene una capacidad avasallante para modificar la conversación social, para determinar cuáles serán los contenidos más visibles, para encerrar a sus usuarios en cámaras de eco donde solo se repiten resultados afines a su forma de ver el mundo.

Amazon es el sitio por excelencia para la compraventa digital: allí todo se vende, literalmente, desde libros hasta efectos electrodomésticos. Fundada y dirigida por uno de los hombres más ricos del mundo, Jeff Bezos, Amazon facturó el año pasado 500 000 millones de dólares y tiene millón y medio de empleados. Una de cada 40 personas en el planeta (de las cuales, alrededor de la mitad no tiene acceso a Internet) es cliente de esta empresa, que maneja más recursos financieros que economías como la de España o México.

Facebook, o más bien Meta, como decidieron llamarse para distinguir sus productos (redes sociales digitales) de la corporación, es el símbolo de una época en la que las personas interactúan más a través de sus teléfonos que con sus vecinos, donde se acumulan cientos y miles de “amigos” que no se podrían reconocer si chocaran por la calle. Cuando Meta/Zuckerberg entendió que muchos jóvenes veían como obsoleto a Facebook, y se mudaban a Instagram, tomó una decisión: compró Instagram. Cuando Meta/Zuckerberg descubrió que a nadie le gustaba Messenger, su app de mensajería, y que la mayoría de las personas se comunicaban por Whatsapp, tomó otra decisión: compró Whatsapp.

Por supuesto, el ciberespacio no se sostiene en el aire. Todos esos motores de búsqueda, servicios de compra online, aplicaciones de mensajería y redes digitales necesitan de dispositivos para ser utilizados y de tecnología para ser procesados. Y ahí entran Microsoft y Apple, la primera una compañía insigne de la piratería en Silicon Valley, encabezada por el taimado Bill Gates, que “tomó prestado” más de un invento y se hizo de una de las mayores fortunas de la historia universal; la segunda, otro símbolo de esta época, un símbolo de estatus ya impreso en las mentes de millones de personas, con su manzana mordida detrás de teléfonos que cuestan más solo por ser iPhones.

Cada una de estas empresas han aprovechado el auge de las nuevas tecnologías, han monetizado el proceso de informatización de la sociedad global (al menos esa parte que no está sumida en la miseria más absoluta y que no tiene derecho a internet). No son una fuerza del futuro, son una potencia del presente que no para de crecer.

Paradojas del capitalismo, algunos legisladores han tratado de defender la “libertad absoluta del mercado” limitando la libertad de empresa de Gafam, pero –¡sorpresa!– no lo han logrado.

(Tomado de Granma)

El terrorismo y las paradojas del neolenguaje del imperio

El concepto de terrorismo adquiere diferentes significados para Estados Unidos

Autor: Raúl Antonio Capote | internacionales@granma.cu

Resulta curioso que cuando se ataca a Cuba, los autores son considerados «luchadores por la libertad». foto: pl
Resulta curioso que cuando se ataca a Cuba, los autores son considerados «luchadores por la libertad». Foto: Prensa Latina

Las autoridades de la ciudad de Atlanta, ee. uu., acusaron de terrorismo a 23 manifestantes que lanzaron piedras y cocteles Molotov a las fuerzas del orden en esa ciudad.

Como resultado del incidente, fueron detenidas 35 personas, a 23 de las cuales se les presentaron cargos por terrorismo doméstico, imputación que, según el jefe de Policía de la ciudad, Darin Schierbaum, refleja la naturaleza «muy violenta» del episodio.

En una conferencia de prensa posterior al incidente, el funcionario acusó a los arrestados de «desestabilizadores», y agregó que «cuando arrojas cocteles Molotov, piedras, ladrillos y objetos contundentes a los oficiales, no se puede hablar de otra cosa».

Las 23 personas querelladas se opusieron violentamente a la construcción de un centro de entrenamiento policial en una zona verde. De acuerdo con las autoridades, los «agitadores» se acercaron a los oficiales presentes en la zona y lanzaron un «ataque coordinado», refiere RT.

Resulta curioso que, más allá de las razones que podrían tener o no los manifestantes estadounidenses, cuando acciones como estas ocurren en territorio de ese país, encuentran todos los argumentos del mundo para condenar el uso de la violencia, y los responsables son tildados de terroristas, desestabilizadores, etc.

Sin embargo, cuando en Cuba, grupos violentos, organizados, estimulados y pagados desde ee. uu., destruyen instalaciones, saquean tiendas, lanzan cocteles Molotov, piedras y otros objetos, queman, golpean y amenazan de muerte, para Washington son «manifestantes pacíficos».

Como «luchadores por la libertad» fueron calificados por la Casa Blanca los terroristas de Alpha 66, Omega 7, coru, Comandos l, etc., culpables de múltiples crímenes contra el pueblo cubano, como son signados hoy los que claman por la guerra y pagan acciones violentas contra la Isla.

Es larga la lista de organizaciones e individuos patrocinados por el Gobierno estadounidense, responsables de sembrar la muerte en la Mayor de las Antillas.

Contradictoriamente, Cuba, con una conducta ejemplar en materia de enfrentamiento a este flagelo, es colocada en una lista negra y calificada como país que patrocina el terrorismo.

¿Acaso lo que tipifica el delito es el lugar donde ocurre? ¿Se es víctima o verdugo según el criterio de Washington?

Nada, paradojas de los tiempos que vivimos, cuando el neolenguaje del imperio califica a su arbitrio quiénes son buenos y quiénes son malos, quiénes son pacíficos manifestantes y quiénes terroristas violentos.

El capitalismo nunca será la solución a nuestros problemas

El egoísmo y el ansia desmedida de ganancia reducen el modelo al absurdo

Autor: Jorge Casals Llano | internet@granma.cu

No son pocos los diletantes que, desde las redes sociales, nos pronostican el mejor de los mundos con el retorno del capitalismo a Cuba.

Su lógica es simple: la liberalización de la economía que, sin importar su costo político y social, más temprano que tarde pondrá a Cuba al nivel del mundo desarrollado.

Un análisis más serio señala las grandes paradojas del mundo, por ahora globalizado y «sujeto a reglas», y su realidad. Entre las más significativas pueden señalarse las siguientes:

  • El descomunal crecimiento de la riqueza acompañado de la marginación de cada vez mayores capas de la población dentro de los países.
  • Países y regiones convertidos en tributarios de los más «desarrollados».
  • Fabulosas cantidades de dinero circulando, aunque concentrado cada vez en menos países… y en menos manos.
  • Movimientos de capitales que, sin patria, sin bandera y aun sin dueños identificados, y en busca de ganancias especulativas, son capaces de hacer tambalear la economía de cualquier país del mundo.
  • Aceleración del proceso de concentración de capitales, esta vez a escala planetaria, con la aparición de las megafusiones, esto es, fusiones y absorciones entre las mayores empresas mundiales, hasta hacerlas más poderosas que muchos Estados nacionales, incluso que regiones y continentes enteros.
  • Preferencia de las inversiones de capital especulativo sobre el productivo.
  • Derroche y despilfarro, por lo menos, subconsumo en los más.
  • Contaminación y destrucción acelerada del medioambiente, desaparición de miles de especies como resultado de la destrucción de su hábitat y desastre ecológico en ciernes, solo comparable al que hiciera desaparecer a los dinosaurios del planeta, quizá como preludio de nuestra extinción como especie.

Lo anteriormente señalado apenas son botones de muestra, pues se trata de una relación muy incompleta de las contradicciones propias de un proceso sin retorno, al menos en los estrechos marcos del sistema que, según nos indicara, con su agudeza característica, Eduardo Galeano, «en otros tiempos se llamaba capitalismo y ahora luce el nombre artístico de economía de mercado», enmarcado todo ello en la pugna entre un viejo orden exclusivo y autodestructivo que se resiste a ser sustituido, y uno nuevo que no acaba de nacer.

El sistema es exclusivo porque toda la información disponible (incluyendo la de EE. UU., paradigma del sistema, y aun la ue y su «estado de bienestar») indica cómo se ha producido, en los ahora renombrados «países emergentes», una redistribución del ingreso que excluye cada vez más a los trabajadores.

Es exclusivo, además, porque los trabajadores desplazados pasan a formar parte del llamado sector informal de la economía que, por ejemplo, en América Latina, representan más del 50 % del total, y que no tienen, además, como regla, acceso a los sistemas de producción modernos, ni a los de educación, salud y seguridad social, lo que los condena a una vida indigna y sin posibilidades de ascenso en la escala social.

En lo que a los asalariados respecta, y salvo excepciones, la situación no es mucho mejor.

Basta solo señalar el dilema al que repetidamente deben enfrentarse: el miedo al empleo y el trabajo formal, con cada vez menos garantías, o el horror a la marginación definitiva de ese trabajo formal.

Resultaría aquí casi innecesario mencionar los efectos que el dilema planteado tiene sobre las condiciones de trabajo y su intensidad, aunque sí es necesario remitir a los lectores a los planteos teóricos de Carlos Marx con respecto a las funciones de lo que él llamó Ejército Industrial de Reserva, y su efecto depresivo sobre los salarios.

Solo que el sistema, además de exclusivo, es marginador, porque la transferencia total de riquezas de los países de la llamada Periferia hacia los del Centro se ha más que quintuplicado en los últimos decenios, al mismo tiempo que el pago por el servicio de la deuda se ha multiplicado, lo que ha hecho del tan anhelado desarrollo, en los países periféricos, una quimera.

Al mismo tiempo (importante para el sistema) reduce la condición de consumidores de lo que se produce en el Centro e incide por ello en la reproducción del sistema en su conjunto.

Se trata de que el carácter exclusivo, y en buena medida precisamente por él, el capitalismo, en tanto que sistema productor de mercancías, necesita de quienes las consuman y, en la misma medida en que se reducen los consumidores, se reducen las posibilidades de reproducción del sistema mismo.

Y los consumidores se reducen, en términos absolutos y/o relativos, por partida doble: porque disminuyen los consumidores en los distintos países, por el abaratamiento del trabajo y la exclusión de trabajadores, y porque se reducen las posibilidades de crecimiento económico en los países tributarios del sistema.

Junto con lo anterior, los logros de la ciencia y la técnica contemporáneos (de la biotecnología, la cibernética… la llamada «cuarta revolución industrial»), que reducen extraordinariamente los tiempos de trabajo y que, por ello, deberían beneficiar al hombre, reduciendo su actividad laboral, lo que hacen es someterlo aún más en las condiciones del capitalismo.

Esto aumenta, en la práctica, su tiempo de trabajo y es capaz, incluso, de engendrar enfermedades desconocidas antes, como la del «exceso de trabajo», el famoso Karoshi japonés, o el más conocido multiempleo, casi siempre conducente al no menos conocido estrés.

Los datos son elocuentes y se expresan en el aumento de las «horas extra» y, paralelamente, también en la disminución del consumo como resultado de la reducción del tiempo libre.

El egoísmo y el ansia desmedida de ganancia reducen el modelo al absurdo. La profundización de la desigual distribución del ingreso –parafraseando a Galeano en la cita anterior, en otros tiempos se llamaba explotación– restringe la capacidad de consumo de grandes masas de la población y, con ello, la propia capacidad productiva del sistema, con lo que se reduce también su capacidad de producir ganancias (el consumo de lujo y de artículos innecesarios, propio de los sectores de mayores ingresos, no puede sustituir el de los artículos de amplio consumo).

La reducción de costos, también a expensas de la protección del medioambiente, hace además peligrar nuestro propio hábitat sin que las Naciones Unidas ni ninguno de sus organismos especializados sean capaces, porque carecen de los medios para imponerlo, de detener la depredación del ecosistema.

Tiempos hubo en que al menos algunos de los teóricos del capitalismo, en sus tratados, se ocupaban no solo de garantizar las ganancias de los capitalistas, sino, además, de garantizar la vigencia del capitalismo.

Hoy, sin embargo, el futuro parece llegar solo a mañana, y la historia del capitalismo se parece cada vez más a la fábula de la rana y el escorpión que nos contara Orson Welles en su película Mister Arkadin:

La lógica indicaba al escorpión que no podía aguijonear a la rana mientras esta cruzaba el río, pues la rana moriría y él se ahogaría; sin embargo, pudo más el instinto que la lógica del escorpión, y de ello se dieron cuenta ambos cuando la primera moría del aguijonazo y el asesino moría, junto a ella, ahogado al cruzar el río.

EE.UU.: La mentira como excusa.

Por Redacción Razones de Cuba

Por Arnaldo Musa

La historia de Estados Unidos muestra el trasfondo mas odioso de la mentira utilizada por quienes controlan el poder para lograr sus designios, y los acontecimientos que rodean a la operación militar especial de Rusia en Ucrania, impulsada por la agresividad imperial, deja conocer muchos hechos relativos a esa costumbre enraizada profundamente en los medios occidentales de tergiversar la realidad en aras de espurios intereses.

Parecería una palabrería si no conociéramos y practicáramos el andar casi cotidiano en Internet, principalmente en medios que alegan objetividad, pero no la practican, teniendo como ejemplos menos deleznables en apariencia, pero igualmente mentirosos, a Miscrosoft News, The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times y La Opinión, este último descrito como la publicación más responsable y multipremiada en idioma español en Estados Unidos.

Pero de una manera u otra estos medios se ponen de acuerdo y aceptan mentir, al tergiversar el mensaje del presidente ruso, Vladimir Putin, al informar sobre la suspensión de la participación de su país en el tratado Start III sobre armas estratégicas firmado con Estados Unidos.

Ya a los pocos minutos hacían correr informaciones acerca de supuestos fallos de la misilística rusa, de actitudes de otros dirigentes locales opuestos al mandatario y las posibilidades de que se le estuviera acercando la salida del alto cargo.

Nada de lo anterior era cierto, pero ya quedaba en la mente de muchos como si fuera una realidad, algo que logran taimadamente.

Con anterioridad habían especulado sobre la salud de Putin, si cuando caminaba hacia algún gesto de dolor, si tenía que apoyarse, en fin, algo aborrecible que forma parte del entretenimiento y simplezas que engrosan la mente de millones de lectores en Occidente.

Es bueno recordar que en Estados Unidos, los medios esconden la verdad cuando se trata de preparativos de agresión a otra nación, siempre más pequeña y mal armada; o acerca de los detalles relativos a  la destrucción de las Torres Gemelas neoyorquinas, donde existen muchos lunares por la falta o el ocultamiento de información, pero que no impidieron que se aprobaran leyes disfrazadas con el manto de patriotismo para demonizar a todo lo que el establishment gobernante endilgara el epíteto de terrorista.

Nadie explica por qué más de 200 funcionarios israelíes fueron liberados de sus trabajos dos días antes de los hechos, o como el choque de los aviones pudo destruir zonas donde sólo podían hacerlo explosivos colocados con anterioridad.

EJEMPLOS VIEJOS Y NO TANTO

1861 – La Batalla de Fort Sumter fue llevada a cabo por el ejército de los Estados Confederados de América, con la intención de expulsar a las tropas federales que ocupaban el fuerte, situado en la Bahía de Charleston, en Carolina del Sur. Ambos bandos, el federal y el confederado, querían convencer a los estados todavía indecisos de unirse a su causa, intentando hacer parecer al adversario como el agresor. Finalmente fue el bando confederado quien atacó primero, y aunque se negoció la rendición, que terminó sin bajas, la pérdida del puerto supuso la movilización meses después del ejército federal de Abraham Lincoln para declarar la Guerra de Secesión.

1898 – El 15 de febrero de ese año voló misteriosamente la proa del acorazado USS Maine, donde se encontraba la santabárbara del navío, cuando estaba anclado en las costas de Cuba. Fueron acusados insurgentes cubanos y españoles del ataque, lo que propició la declaración de guerra contra España, que perdió las colonias de ultramar que todavía poseía, tales como Cuba, Puerto Rico, Filipinas, varios archipiélagos en el Océano Pacífico y pequeños enclaves en la costa africana, que pasaron a manos norteamericanas.

1915 – En plena Primera Guerra Mundial, los alemanes anunciaron que las aguas cercanas a las islas británicas serían consideradas como zona de guerra, y que tratarían de hundir cualquier embarcación que navegara por las mismas. De esa forma, el 7 de mayo el crucero de pasajeros Lusitania fue torpedeado y hundido. Estados Unidos alegó que 1 198 civiles perdieron la vida en el suceso, y por esa razón decidió entrar en la gran guerra. Años más tarde se reveló que el buque transportaba tropas, armamento y municiones, no alimentos y materias primas como se apuntó desde Washington.

1941 – El presidente Franklin Deslano Roosevelt necesitaba una excusa para convencer al Congreso y a la población de que Estados Unidos debía entrar en la II Guerra Mundial, apoyando a sus aliados europeos contra Alemania, y expandiéndose en el Pacífico haciendo frente al Japón. Alemanes, italianos y japoneses se aliaron (tripartito), China, Francia y Gran Bretaña estaban a punto de sucumbir, y el gobierno norteamericano necesitaba un pretexto para justificar sus ansias de expansión. Provocando a Japón económicamente con embargos de crédito y petróleo, el General Marshall elaboró un plan detallado gracias al espionaje y descifrado de las comunicaciones japonesas. Y así la flota estadounidense se dispuso de una forma atípica, alejando sin pretexto de Pearl Harbor a sus portaaviones, mientras dejaba expuesta y sin cobertura aérea una parte de su flota. Los nipones finalmente atacaron el 7 de diciembre, hundiendo nueve buques y dañando a otros diez. Al otro día, Roosevelt firmó la declaración de guerra.

1945-1992 – La Operación Gladio consistió en una red coordinada por la CIA y el MI6 (servicio de inteligencia británico) organizando múltiples atentados de falsa bandera en toda Europa, desde secuestros hasta fusilamientos en masa, y cuyo objetivo consistía en culpar a la izquierda europea de los actos con el fin de desacreditarla. Vinculados a la masonería italiana LODE, la mafia y la banca local, en 1978 secuestraron y asesinaron al primer ministro italiano, Aldo Moro, justo después de que éste desoyera a Henry Kissinger permitiendo formar coalición con el Partido Comunista.

1950-1970 – Un comité del Congreso de Estados Unidos admitió que provocó actos de falsa bandera como parte de su programa de contrainteligencia COINTELPRO, en el que el FBI utilizó agentes que llevaron a cabo actos violentos con el fin de culpar falsamente a diversos activistas políticos, principalmente de corte izquierdista, justificando así un gobierno de represión.

1953 – Varios agentes de la CIA se hicieron pasar por comunistas en Irán con la idea de cometer atentados y amenazar a la población para no apoyar a Mohamed Mossadeg, primer ministro persa elegido democráticamente. La situación desembocó en un golpe militar que terminó imponiendo a Shah Mohamed Reza Pahlevi como presidente títere de los intereses estadounidenses.

1957 – El presidente estadounidense, Dwight Eisenhower, y el primer ministro británico, Harold Mamullan, aprobaron un plan para llevar a cabo ataques e incidentes de falsa bandera en la frontera de Siria para tratar de derrocar a su gobierno y provocar un cambio de régimen. Revelado por el inglés a su Secretario de Defensa, éste lo admitiría públicamente años después.

Quedan muchos, muchos ejemplos más, algunos de los cuales, diría que bastante, atañen a los ataques imperialistas contra nuestra Revolución.

Tomado de Cubasí.

Nuestras elecciones: Cuba es candidata y Cuba elige. Manda Cuba

Opinión

Editoriales de Granma – Tomado de Cubadebate. Foto: José Manuel Correa/Granma.


«No hay democracia en Cuba», repiten hasta el cansancio los que adversan el sistema político cubano. «¿Cómo puede haberla con un solo partido?».

A la pregunta habría que responder con otra: ¿quién dijo que democracia significa multipartidismo?

Democracia es, en todas las acepciones del término, gobierno del pueblo. Y podríamos agregar: por el pueblo y para el pueblo.

El multipartidismo es, con todo respeto para la mayoría de las sociedades contemporáneas que lo consideran garantía de democracia, una fragmentación de las fuerzas políticas de la nación, con un fin supremo: disputar el poder.

Es así como el sentido de servicio a las mayorías queda relegado y ellas mismas no llegan a las candidaturas.

Cuba no puede ser medida bajo ese criterio, porque su sistema electoral fue concebido, justamente, para superar las limitaciones que tienen los modelos tradicionales para favorecer el acceso del pueblo al poder.

Pero, no es propósito de este editorial cuestionar la legitimidad de los procesos electorales de otras naciones, ni exaltar nuestros méritos denigrando a los otros, pues estaríamos cayendo en el mismo error de los muchos que, sin conocer el sistema electoral cubano, lo descalifican por no ser calco y copia del que ellos defienden.

Una verdad sí debe ser dicha: Cuba ya conoció y practicó el multipartidismo y el pueblo siempre perdió en la pelea de los partidos. Cuba cree en la fuerza que la unidad de millones de ciudadanos en torno a un solo Partido, les aportan a sus necesidades y demandas como sociedad.

Al aprobarse este domingo las candidaturas locales para nuestras Elecciones generales, se está iniciando uno de los más importantes procesos del sistema político que se ha dado a sí misma la nación, para garantizar el ejercicio de la democracia plena desde la participación ciudadana. Sin ella, la democracia estaría vacía de contenido. Sería una entelequia.

El 1ro. de diciembre de 2022, el Consejo de Estado libró la convocatoria a elecciones nacionales para elegir, por el término de cinco años, a los diputados que nos representarán en la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Este proceso, de amplia transparencia, tendrá un momento ­importante el domingo 26 de marzo, cuando las cubanas y los cubanos acudiremos a las urnas a ejercer nuestro derecho al voto libre, igual, directo y secreto. Allí estaremos eligiendo al órgano supremo del poder del Estado y, al propio tiempo, reafirmándonos como actores de la política del país.

La democracia que no hay en Cuba es la que practica la sociedad del capital, la del imperio del dinero y la influencia, la que pretende imponerse a todos los países, sin considerar su historia, tradiciones y organización social y política.

En los modelos que se pretenden democráticos per se, suele ganar quien invierta «con más eficiencia» los millonarios montos recaudados en campañas desiguales, quien compre más espacios en el concierto mediático, quien más lodo vierta sobre sus rivales, quien más promesas haga.

La democracia cubana, genuina, auténtica –no importada– tiene apellido: socialista. Su esencia radica en la participación ciudadana, en el derecho de todas las personas a tomar parte en la construcción económica, política y social de la nación.

Por más que sucesivas administraciones estadounidenses y los peones a su servicio en las redes sociales pretendan pintarle al mundo una Cuba de gobierno rígido, autoritario y fallido, la fuerza de la verdad siempre será superior a las ridículas campañas de descrédito.

La fiesta electoral que está comenzando es parte inseparable de esa verdad que quizá no hemos sabido contar con todos sus méritos. Es perfectible, no perfecta. Hasta en eso se nos parece más que todos los modelos que quieren vendernos.

Con esta candidatura aprobada ayer en las Asambleas Municipales del Poder Popular como punto de partida, la próxima Asamblea contará con 470 parlamentarios

221 delegados de base
135 de ascendencia provincial
114 nacionales

Su diseño permite que exista un diputado por cada 30 000 habitantes.

Tras ser aprobados, entre el 6 y el 24 de marzo, los candidatos recorrerán los municipios que representan para intercambiar con la población.

Nuestras elecciones (II)Cualquier extranjero que llegue por primera vez a Cuba en período electoral, se asombrará de no encontrar pasquines con los rostros de los candidatos, ni en postes ni en paredes, ni en anuncios de televisión pagados.

No hay propaganda electoral individual. No hay promesas de soluciones milagrosas. No hay debates televisados, donde los contendientes compiten por el favor de las audiencias, atacándose mutuamente en un show de boxeo verbal.

Lo que es tan común en otros países, aquí son prácticas que desaparecieron al mismo tiempo que el pluripartidismo.

Los nominados, al ser electos como diputadas y diputados, no tendrán ingresos extraordinarios y otros muchos beneficios, algo muy común en otros países, donde a veces las cifras las aprueban los mismos que legislan.

Lo único que ganarán los nuestros es más trabajo, más responsabilidad, más compromiso. Y, por supuesto, el reconocimiento popular, si logran resultados.

A los 470 candidatos que integrarán esta vez la Asamblea Nacional del Poder Popular, la nación solo les ofrece lo que José Martí a Máximo Gómez en la histórica carta en la que lo convocaba a hacer la Guerra Necesaria: “el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres”.

Un escaño en el parlamento cubano no es un sillón mullido para mecerse por los méritos. Es un sitio en la trinchera de las ideas. Dura y enaltecedora misión que jamás entenderán quienes confunden valor con precio o miden a los seres humanos por lo que tienen y no por lo que son.

En nuestro archipiélago, con su isla grande, su isla pequeña y sus numerosos cayos, todos los ciudadanos con capacidad legal pueden intervenir en la dirección del Estado, directamente o por medio de sus  representantes elegidos.

Todos tienen derecho a nominar y ser nominados, y a elegir y ser elegidos para ocupar cargos en los órganos del Poder Popular. En igualdad de oportunidades, son las capacidades, los valores, los méritos y el prestigio personal, los elementos que determinan la inclusión de los propuestos en las listas originales.

Toca luego a la Comisión de Candidaturas, integrada por representantes de las organizaciones de masas y estudiantiles, analizar el conjunto de propuestas que emergen de los plenos de las organizaciones, para seleccionar a los precandidatos con un criterio que garantice la mayor representatividad posible de la nación que somos, y luego consultarlos con cada delegado de las asambleas municipales del Poder Popular, que son los que aprueban las candidaturas.

El Consejo Electoral Nacional, órgano del Estado que se encarga de organizar, dirigir y supervisar las elecciones, deberá asegurar, por su parte, la transparencia e imparcialidad de los procesos de participación democrática, validar los resultados e informar a la nación.

Los diputados elegidos serán decisores activos en la definición de la estrategia con la que el país enfrenta las consecuencias cotidianas del bloqueo, recrudecido por el imperio en su obstinado empeño de hacer inviable nuestro sistema de gobierno, para que el pueblo sea finalmente vencido por las persistentes carencias, y hasta por la incredulidad inducida contra sí mismo por los enemigos de la Revolución.

Mientras esa política criminal prevalezca, para Cuba, en la agenda del vecino arrogante que desconoce e irrespeta nuestra democracia, el nuestro seguirá siendo un Parlamento en zafarrancho resistente y creativo, por el bienestar de los ciudadanos y el desarrollo del país. A pesar del bloqueo.

Y si aún con esos argumentos, alguien preguntara por qué felicitamos a los candidatos, conociendo todo el trabajo y los desafíos que les esperan, habría que responderle con palabras dichas por Fidel hace 30 años, en vísperas de constituirse una legislatura nueva frente a un mundo incierto:

“Los valores que defendemos son muy sagrados, son muy altos, son muy poderosos, son los valores de la patria, son los valores de la Revolución, son los valores del socialismo, son los valores de la justicia, son los valores de la igualdad, son los valores de la dignidad y del honor del hombre. Esos valores tienen un peso tremendo”.

Nuestras elecciones (III y final)

La novedad del sistema electoral cubano con respecto a la práctica política internacional, especialmente el concepto de que es el pueblo quien postula y quien elige, resulta inaceptable para los enemigos jurados del socialismo. Llenar de pueblo los escaños donde se aprueban las leyes del país aterra a las élites económicas en casi todo el mundo.

Si se quieren pruebas recientes de ese pánico clasista, ahí están los asaltos al Capitolio de Washington por los seguidores de Trump, a la sede de los Tres Poderes en Brasilia, por los bolsonaristas, y la ridícula resolución presentada por una legisladora de origen cubano de la Florida, que condena al socialismo como ideología política para evitar que alguna vez pueda prosperar un ideal de justicia social en la nación estadounidense.

El miedo no es gratuito. El mundo capitalista sufre una alarmante crisis de confianza en sus instituciones políticas. Los expertos advierten acerca de la creciente percepción ciudadana sobre las instituciones como «una cosa alejada de la sociedad, que los políticos no viven en el mundo real y discuten en una jaula de grillos». Cuántas veces no vimos, en las noticias internacionales, a legisladores de las más diversas corrientes discutir a puñetazos o a silletazos.

Cuba escapó a tiempo de ese modelo de «ataque al adversario». No se salió de la democracia, como la acusan sus detractores. La Revolución Cubana rescató la democracia, echando a los politiqueros de la política.

La Revolución Cubana innovó en política, al crear una Asamblea de obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, mujeres y hombres, blancos, negros y mulatos, jóvenes y menos jóvenes, religiosos y no religiosos.

Haciendo camino al andar, en un proceso de creciente aprendizaje, en el cual todo se transforma, hoy podemos mostrar un parlamento ecuménico y unitario, del que saldrán las más importantes decisiones, incluyendo la que pone nombre al Presidente y Vicepresidente de la República, así como al Presidente y Vicepresidente de la Asamblea Nacional y del Consejo de Estado.

Tendrá también este órgano supremo del poder del Estado la misión de fiscalizar y controlar la gestión del Gobierno, velando porque se oriente siempre al beneficio económico y social del pueblo.

Y le corresponderá ser implacable con la rémora de problemas subjetivos que dañan a la sociedad e impactan de muchos modos en la producción deficitaria de bienes y servicios, los precios abusivos, las indisciplinas sociales e ilegalidades, el burocratismo, entre otros.

Esta X Legislatura se parecerá más a su pueblo en tanto más efectiva sea contra esos problemas, según consiga movilizar a los cubanos y proponga, con creatividad, soluciones innovadoras, elimine trabas al desarrollo y crecimiento del país, y promueva todo aquello que favorezca el bienestar del pueblo.

Le corresponderá ampliar y consolidar el proceso de ordenamiento jurídico previsto en nuestra Constitución; estimular la participación y el control popular como genuino ejercicio de gobierno socialista, convertir a los barrios en escenario principal de la acción transformadora y al municipio en centro de la vida económica y social del país. Deberá ser capaz de cambiar todo lo que deba ser cambiado.

Serán ahora 470 diputados los que integren la Asamblea Nacional del Poder Popular (135 menos que en el anterior periodo legislativo), 221 de ellos propuestos desde los municipios, 135 de las provincias y 114 de procedencia nacional.

A ninguno de ellos los postuló el Partido. Los proyectos de candidaturas son elaborados y presentados por comisiones integradas por representantes de la Central de Trabajadores de Cuba, de los Comités de Defensa de la Revolución, de la Federación de Mujeres Cubanas, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, de la Federación Estudiantil Universitaria y de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media.

Con la realización de más de 900 plenos de esas organizaciones, en un amplio y democrático ejercicio, resultaron propuestos más de 19 000 precandidatos, y fueron considerados los 12 427 delegados de base electos por el pueblo, el pasado mes de noviembre.

Luego de una amplia consulta de los propuestos a diputados con los delegados de circunscripción, las asambleas municipales aprobaron las candidaturas. Desde el día siguiente a esas sesiones, y hasta el 24 de marzo, los candidatos recorrerán barrios, centros laborales y estudiantiles, para intercambiar directamente con su gente, sobre proyecciones y expectativas.

Las elecciones nacionales en Cuba deben constituirse en una movilización alegre y entusiasta, pues no hay triunfo mayor que la posibilidad de decidir el futuro con soberanía y libertad.

El día 26 de marzo, según la Ley Electoral, cada elector podrá votar por tantos candidatos como aparezcan relacionados en la boleta. La convocatoria de la dirección de la Revolución es a votar por todos, bajo la probada premisa de que la unidad es el arma fundamental de todas nuestras batallas victoriosas.

La historia de Cuba tiene infinitas pruebas de esa verdad. Cada vez que falló la unidad, fracasamos. Cada vez que la logramos, vencimos.

La unidad nos blinda, por eso apuntan contra ella los que nos quieren derrotados. Votar por todos, dijo Fidel en las cruciales elecciones de 1993, no es una consigna, es una necesidad de la Patria, no es un acto de disciplina, es un acto de conciencia.

En los escaños de la Asamblea Nacional se sentarán en condición de iguales el obrero y el trabajador de formas de gestión estatal y no estatal, el campesino y el científico, el maestro y el estudiante, veteranos y jóvenes, intelectuales y militares, y aunque con mínima diferencia, serán mayoría las mujeres.

Esa es nuestra democracia. Toca hacerla, defenderla, perfeccionarla y celebrarla, pues no hay mayor expresión de libertad que decidir, sin imposiciones de afuera, el presente y el futuro de la nación que somos. No hay más protagonistas que nosotros mismos. Cuba es candidata y Cuba elige. Manda Cuba.

Guerra de cuarta generación, los gestores del caos

No es más que un eufemismo para un tipo de guerra imperialista, que busca aplicar una nueva forma de agresión con el menor costo posible en recursos humanos y materiales

Autor: Raúl Antonio Capote | internacionales@granma.cu

tanque de guerra
Foto: Caricatura de Moro

El término de Guerra de cuarta generación nació en octubre de 1989, cuando un grupo de analistas militares del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de EE. UU. publicó un documento titulado El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación, en una edición del Military Review y la Marine Corps Gazette.

En realidad, no es más que un eufemismo para un tipo de guerra imperialista, que busca aplicar una nueva forma de agresión con el menor costo posible en recursos humanos y materiales.

Forma parte de la doctrina militar estadounidense y comprende la guerra de guerrillas, la creación de grupos paramilitares, el terrorismo de Estado, las operaciones encubiertas, la guerra civil y la propaganda en combinación con estrategias no tradicionales de combate, que incluyen el uso de las nuevas tecnologías de las comunicaciones y las redes sociales.

Tres elementos son fundamentales en este tipo de conflicto: la guerra económica, el ataque a la reputación y la subversión política, a lo que se podría sumar, vista la experiencia latinoamericana, el lawfare, el uso de bandas criminales, el paramilitarismo y el narcotráfico.

La guerra económica busca llevar a las personas a un estado de desesperación tal que anule su capacidad de razonar con lucidez, mientras los promotores del asesinato del carácter hacen su trabajo sucio en las redes sociales.

El asesinato de la reputación o del carácter es un proceso deliberado, dirigido a destruir la credibilidad y reputación de una persona, grupo social o país, con el objetivo de aislarlo y dejarlo indefenso ante sus agresores, así como justificar cualquier atrocidad cometida por los invasores.

Por otro lado, construyen líderes de cambio, mediante planes de becas y cursos de liderazgo, organizan y financian grupos opositores, planifican acciones desestabilizadoras y brindan un gran apoyo mediático a sus marionetas políticas.

Un elemento que ha cobrado especial importancia en esta estrategia ha sido el reclutamiento, a través de las redes sociales, de integrantes del lumpen urbano, delincuentes, miembros de bandas criminales, incluso de menores de edad.

Recordemos que, en noviembre de 2019, en Bolivia, bandas violentas amparadas en la narrativa de la «indignación popular», realizaron bloqueos de vías públicas al estilo de los guarimberos venezolanos y de los contrarrevolucionarios nicaragüenses, quemaron instituciones, profirieron amenazas, cometieron asesinatos, torturas, y humillaron en la vía pública a líderes sociales y políticos.

Por esos días también Irán sufrió una oleada de violencia en la cual se repitió la misma táctica empleada en Bolivia.

Cuba vivió escenarios similares el 11 de julio de 2021, que no llegaron al nivel de los antes citados, pero que mostraron regularidades presentes en ellos, en medio de una política continuada de máxima presión y una fuerte campaña de descrédito.

No menos importante es el paramilitarismo, ampliamente utilizado en Sudamérica, que junto al narcotráfico constituye un factor importante de desestabilización en la región.

INTERNET Y LAS REDES SOCIALES COMO ARMAS

El Gobierno de EE. UU. crea, para llevar adelante este tipo de contienda, grupos operativos de internet, también conocidos como Fuerzas de tarea.

Una vez organizados los grupos operativos, contratan netcenters integrados por especialistas altamente calificados que realizan análisis basados en el big data, procesan perfiles de los sujetos de interés, trazan planes de acción a partir de modelos elaborados previamente, y dirigen mensajes sectorizados.

Las nuevas tecnologías garantizan eficacia, nivel alto de convocatoria y rapidez de reacción a los sujetos de estas acciones, que les permite lograr una mayor articulación, mediante la técnica del enjambre.

Otra ventaja que ofrecen está en la posibilidad de crear plataformas digitales de diverso tipo y con fines variados de subversión, así como replicar contenido en otras plataformas y articularse con los medios tradicionales de prensa, televisión y radio.

Según la cia, la naturaleza viral de internet dispone de potencial para afectar, e incluso cambiar el carácter de una persona en cuestión de segundos, y también su futuro a largo plazo, independientemente de quién sea o de su experiencia vital.

Como indican las enseñanzas del coronel Halvey, discípulo del gurú del golpe suave, Gene Sharp, de lo que trata es de generar el caos y la ingobernabilidad; lograr que el Gobierno, desprovisto de los pilares básicos que lo sostienen, implosione.

Entonces «no quedaría más remedio» que solicitar la «ayuda humanitaria» del Gobierno de ee. uu., expresada en la intervención militar de su ejército, para «proteger» la vida de los civiles, restaurar la paz y la democracia.

La veleta

Por: Michel E Torres Corona

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La conversación digitalizada metaboliza cualquier suceso, de la naturaleza que sea, da igual si es una competición deportiva o una guerra. Foto: Archivo.

Según sopla el viento se mueve la veleta, apuntando al norte o al sur, al este o al oeste. Y cuando la ventolera es muy fuerte, gira enloquecida y se vuelve una figura abstracta, como una moneda dando volteretas en el aire. Eso que llamamos “opinión pública” (y que tiene muchas acepciones e interpretaciones diferentes) se comporta a menudo de forma similar: según soplan los vientos, la conversación social va fluyendo en uno u otro sentido. Y en el entorno digital, que funciona como motor de hiperdinamización de las interacciones humanas, esa veleta gira enloquecida y caprichosa.

Lo que pudiera (y me atrevo a decir que debiera) ser un asunto privado, la ruptura de una relación, puede convertirse en un huracán mediático que vaya empujando a la opinión pública a ir dando bandazos. La excesiva exposición a la que las “celebridades” se enfrentan en el mundo contemporáneo promueve que cualquier “fan” (apócope de fanático y concepto cada vez más cercano a una suerte de fundamentalismo religioso) acceda a detalles íntimos y hasta experimente la sensación de cercanía con sus “ídolos”; y que se discuta de manera enardecida sobre sus vidas, incluso llegando a dividirse en facciones opuestas.

Entonces, cada nueva noticia, ya sea de un juicio de divorcio sensacionalista del que se llega a conocer cada palabra dicha, cada foto de la nueva pareja, cada canción que lanza dardos de desamor (a veces sutiles, a veces…) se torna ráfaga tempestuosa y “el público” de ese espectáculo que sucede aparentemente al margen del arte o de la política consume, frenético, titulares, crónicas amarillistas, opina a favor y en contra, se entristece o alegra, pontifica…

La conversación digitalizada metaboliza cualquier suceso, de la naturaleza que sea, da igual si es una competición deportiva o una guerra. Las grandes corporaciones aprovechan los giros de la veleta para impulsar sus agendas con la corriente de viento, con memes sobre la cantante que usó una marca de reloj como metáfora o con el hombre que acusó a su exesposa de difamarlo. Se vuelven virales cientos de hilos de Twitter dedicados a reflexionar si es válido o no llevar a internet los engorrosos detalles de una infidelidad. Facebook se llena de usuarios que hablan de la víctima más reciente de linchamiento o de “popularidad”, con una violencia que apunta a una alarmante deshumanización.

La veleta gira y gira, y hoy se habla de música, mañana de fútbol, pasado de genocidio: la veleta no para de girar y a nada se le dedica demasiado tiempo. Mientras, en Perú, decenas mueren por la represión, y en Palestina siguen muriendo inocentes por los bombardeos, pero la conversación sociodigital ya abordó esos temas, los deglutió. Se pasa a otra cosa. Hacen falta nuevos temas de conversación, nuevos escándalos, nuevas polémicas. Pocos sobreviven a los 15 minutos de fama.

Gira y gira la veleta, no cesa el viento huracanado. Quizá porque, de haber calma, de despejarse el clima, se pudieran ver las cosas verdaderamente importantes. ¿Y qué negocio se puede hacer con eso?

Dónde dije digo… Cibercuba dijo Diego

Contra Cuba Manipulación Mediática

Giusette León García – CubaSí.- «Acabo de descubrir que los de Cibercuba leen la prensa provincial», me comentó en tono de broma una colega, pues resulta que ese medio «desmontó» su entrevista a un reconocido músico cubano: sacó de contexto por aquí, cambió palabras por allá y acabó construyendo la historia que el artista no contó, pero que a ellos les hubiera gustado leer o, para ser más exacta, la que cobran por escribir.


Pero luego de darle la bienvenida al mundo de la manipulación mediática, tuve que robarle las ilusiones a mi colega: estoy casi segura de que no siguen tu periódico en particular o la prensa provincial en general, si así fuera, se harían eco de otras muchas noticias o temas que, lamentablemente, no entran en su agenda, ellos siguen a cualquier persona, natural o jurídica, que alguna vez haya tomado partido a favor de la Revolución Cubana, tienen la misión de desacreditarlos y les pagan muy bien por ello.

No siempre se trata de que digan mentiras, es frecuente que se les haga imposible porque las verdades suelen ser demasiado grandes, pero si no pueden obviarlas, ellos encuentran cómo apretarlas en el molde de su conveniencia y escriben titulares como este sobre un video que realizó y estrenó el Ministerio de Cultura, o sea, técnicamente sí, el Gobierno Cubano, al menos así les suena mejor a ellos y les resulta más funcional a la idea de presentar a ciertos artistas como una suerte de «agentes» de la «dictadura».

Algunos ni siquiera han mostrado jamás otra posición que el patriotismo, el civismo o el amor y el respeto al arte hecho en Cuba, otros se han atrevido a más, han manifestado «horrores» como «desbloquéame», «la fuerza de un país» o  «en casa me siento como en casa», pero lo llevamos claro, la libertad de expresión solo aplica cuando va por el carril (de la Helms Burton).

Y quien dice Cibercuba, dice una lista creciente de profesionales del libelo más burdo, donde todo vale para denigrar a personalidades e instituciones de este país.

Les sirven los más respetables intelectuales, muy talentos creadores o mujeres y hombres que han escogido vivir en Cuba y hacer su trabajo desde diferentes sectores, pero claro que los primeros, por famosos ganan más like y los like, ya se sabe, son las medallas de esta guerra.

Eso es, una guerra. De cuarta generación, como aquella de la que nos alertó Martí hace siglos: a pensamiento y no a balas, pero en la era de Internet donde, a veces, vamos de la información a la desinformación sin pasos intermedios.

Es la batalla de ideas, Fidel lo supo el primero, como siempre. Una batalla donde cada palabra puede ser un proyectil y también un Boomerang, pero el silencio es la mayor derrota.

Hay que decir y hacer entonces, cada quien dónde y cómo le toca, sin permitir que el fuego abierto nos distraiga de nuestras prioridades, pero sin que la ingenuidad nos deje indefensos, con la guardia baja, tan entretenidos con los «likes» y los «fallowers», que perdamos de vista quienes somos, a dónde vamos y cuál es nuestra verdad.

El video que no le gusta a Cibercuba