Estado Canalla

Opinión

El término “Estado canalla” (ampliamente usado por el Departamento de Estado de EEUU) se refiere a la búsqueda de los intereses del Estado sin considerar los estándares de comportamiento internacional y los principios básicos del derecho internacional. Dada esa definición, ¿no es EE UU un ejemplo estelar de un Estado canalla? Noam Chomsky.


Randy Alonso Falcón

Cubadebate

Ruin o malvado, despreciable por su comportamiento vil: eso es ser canalla. Pero también es oportunista, abusador, perverso.

Todo eso es el Gobierno de Estados Unidos. Y lo ha mostrado a plenitud en estos dos últimos años .

Hay que ser muy canalla para hablar de preocupación por el bienestar del pueblo cubano mientras se postergaba alevosamente el estudio de medidas que aflojaban el tenaz bloqueo contra Cuba en medio de la pandemia en el 2021, apostando a que habría un estallido social en medio de escaceces y apagones.

Es de canallas negarle a Cuba la compra de oxígeno en el pico pandémico mientras fallecían personas en los hospitales, o excluir a Cuba de la revisión ordenada por el presidente Biden de las medidas coercitivas unilaterales que limitan la capacidad de los Estados de enfrentar la pandemia de COVID-19.

De canallas es perseguir a los buques que traen combustibles a Cuba, impedir que lleguen jeringuillas o medicamentos contra el cáncer, obligar a pedir visa para Estados Unidos a extranjeros que no las requieren pero cometieron el pecado de visitar Cuba.

¿Cómo llamar la dilatada puesta en práctica de tenues medidas anunciadas en mayo y que se van administrando por gotero para no alebrestar a la fauna de Miami (a la que según Marco Rubio el presidente le teme)?

De canallas es ver a la distancia quemarse tanques y personas y no ofrecer buques de extinción que estaban a apenas unas horas de las costas de Matanzas, o siquiera responder a un listado de necesidades que ellos mismo solicitaron.

Canallezco es resumir la ayuda a unas consultas técnicas telefónicas y el ofrecimiento de un centenar de trajes de bomberos de los que ni la mitad ha llegado, tres meses después del terrible siniestro.

De canallas es ignorar el pedido de Cuba de comprar, nada de donar o regalar, materiales de la contrucción y otras necesidades para enfrentar la reconstrucción de los enormes daños dejados por el Huracán Ian, algo obstaculizado por las infames regulaciones del bloqueo.

Y más allá del agradecimiento que toca, ¿qué significan 2 millones de dólares de ayuda brindada a través de la Cruz Roja Internacional frente a 15 millones de dólares diarios que nos cuesta el bloqueo?

Canallada es tuitear y declarar que se apoya una emigración legal desde Cuba mientras se mantiene la Ley de Ajuste Cubano, se alienta la llegada de personas a suelo estadounidense, se permite el sucio negocio de tráfico humano desde costas de Florida y se politiza el complejo fenómeno migratorio.

Vergüenza debería tener la gran potencia por su intento de exterminio de un pueblo para lograr sus propósitos políticos de dominación. Lo canallezco merece la repulsa y la denuncia.

Así lo hará la comunidad internacional en estos días cuando por trigésima ocasión se vote en ONU la Resolución contra el Bloqueo.

Por suerte, hay mucha gente buena también en Estados Unidos, que apuesta por los puentes y no por los muros, por el respeto y no por las amenazas, por las relaciones y no por las guerras. Ellos son la fuerza de la honradez frente a la canallada.

Supervivencia

Por: Raciel Guanche Ledesma

En este artículo: CubaDesastres NaturalesEconomíaHuracán IanMedios de ComunicaciónPolíticaSociedad

En La Coloma el huracán Ian provocó grandes pérdidas materiales.

Dos menos tres minutos de la madrugada en la Coloma. A esa hora frente al campamento todos aplaudían desde sus balcones, y aplaudíamos nosotros también, porque la felicidad de los hermanos de suelo y causa nos pertenece con la misma fuerza, con el mismo sentido.

Este viernes se vieron las primeras luces en algunos edificios luego del desastre. Lo pensábamos improbable cuando veníamos entre tanta maleza observando tras ventanilla los postes caídos en medio de los caminos. Pero no, las expectativas tienen un trasfondo subjetivo, y la realidad casi siempre la supera.

Más de una semana sin corriente llevaban los pobladores de La Coloma, sin tomar agua fría ni poder alumbrarse en los recobecos aún pantanosos a causa del fango dejado por las penetraciones del mar. La madrugada del viernes parecía que aquí se retornaba a un estado natural. Se rompió la tranquilidad reinante propia de las noches solas de luna y estrellas para juntar un grito hecho tendencia hoy: “¡Llegó la luz!”.

Y sí, llegó frente al campamento, pero todavía queda mucho poste por levantar en la propia zona y en lugares adyacentes. La oscuridad, sin embargo, aún reina por lo general dentro de las casas, como también lo hace en el espíritu de la gente cuando rememoran tanto paisaje en negro, tanto sinsentido que pudo haber costado muchas vidas valiosas.

La Guerrilla continúa en pie tratando de aminorar en lo posible esos recuerdos que nunca serán tácitamente descifrable para quien no lo sintió. Dicen que nuestro batallón “de avanzada”, el del trueno, unos flacos autodenominados así porque lo mismo pintan, que recogen escombros, que reparten fibras de techo, ya recuperaron la panadería. Pero apenas queda un día entre la dura realidad y sigue sabiendo a deuda.

Es prácticamente imposible abarcar cada punto del desastre en tan solo una semana cuando encima tienes el símbolo vivo de la destrucción. Aquí sigue predominando el polvo, la guata mojada en cada portal y los rostros agrietados por tantos años de sol y salitre a cuesta.

Bajo esas circunstancias encontré ayer a Juan Antonio Valdés, “el ratón”, para quienes lo conocen bien; un hombre fuerte, alto, pero maltratado físicamente en el tiempo. La pesca no perdona, estoy seguro. Deja su sello en cada rostro de los colomeros como huella nativa, como marca generacional. Quizás sea ese el premio de compromiso y fidelidad mayor que imprime sin pudor el mar.

Juan Antonio lo conoce bien porque toda su vida la ha dedicado a pescar. De hecho, tiene el bote a escasos diez metros de la terraza de su casa, justo a la orilla. Y ahora, sin embargo, le teme un poco a salir mar adentro. Ya no es el mismo después del huracán. Cómo es posible si, como dijo, “ningún ratón se ahoga”. Cómo puede un hombre fuerte amedrentarse frente a un infinito de agua.

Parece que el viento se ensañó con él, pero más que eso, el mar. Estaba sólo en la casa durante el paso de Ian. No quiso despegarse de sus cosas porque “jamás había pasado algo así en La Coloma”. A veces la confianza nos pone a prueba, nos somete al examen práctico que implica dos extremos: salvarse o sucumbir.

Este colomero se vio cubierto de mar en la madrugada del ciclón. Cerca de dos metros de altura, de agua salada, casi lo tapaban mientras a su lado flotaban la nevera y el televisor. No tuvo otra alternativa que salir, enfrentarse al desorden y nadar. ¡Hay que ser guapo para salir bajo unos vientos endemoniados de 205 kilómetros por hora! Y aquí hubo mucha gente guapa que salió esquivándolo todo contar de salvarse.

Alrededor de 600 metros nadó Juan Antonio a base de instinto. Aún no se sabe bien cómo llegó a casa de su hermana, pero un propósito lo impulsaba a seguir: “si iba a morir ahogado, tenía que ver antes a mi hijo”.

(Tomado de Alma Mater)

Vea además:

Las voluntad, más fuerte que los vientos del huracán Ian (+ Fotos)

Desde EE.UU. aprovechan los daños del huracán Ian para provocar un estallido social en Cuba

Por Redacción Razones de Cuba

En los últimos días, plataformas operadas desde los laboratorios mediáticos de Miami han manipulado reclamos sociales de la población capitalina. La principal inquietud estuvo ligada interrupción del servicio eléctrico por afectaciones ocasionadas por el huracán Ian en su paso por la región occidental. A pesar de no encontrarse ligada a cuestiones políticas, esa ha sido la imagen que se ha querido dar desde la prensa contrarrevolucionaria.

Han existido actos de violencia, vandalismo y desorden público en los acontecimientos. Más allá de las exigencias válidas, atendidas por las autoridades correspondientes, pretenden generar un detonante social que permita reeditar los disturbios del 11 de julio del pasado año, en la persecución de su largamente anhelado sueño de destruir la Revolución cubana.

Vuelven a emplearse las técnicas descritas en manuales de guerra no convencional, propias de intentos de golpe blando o revoluciones de color. Basta con ver las claras similitudes con eventos de este tipo en naciones como Nicaragua y Venezuela. Razones de Cuba devela, una vez más, el trasfondo de los acontecimientos.

¿Quiénes quieren politizar el descontento?

Se empeñan en destruir lo que nos salva: la unidad del pueblo y sus instituciones

Autor: Enrique Ubieta Gómez | internet@granma.cu

Muchas manos y esfuerzos se han unido para acelerar la recuperación.
Muchas manos y esfuerzos se han unido para acelerar la recuperación. Foto: José M. Correa

No me van a confundir. No podrán confundir al pueblo de Cuba, que sabe distinguir entre una persona afectada sin la información necesaria, agobiada por el largo apagón (calor, comida en mal estado, niños pequeños en las casas) de quienes intentan aprovechar sus estados de ánimo, para enrumbarlos contra sí mismos, es decir, contra el proyecto social que los ampara.

Estuve allí el sábado, en Línea y F. Parecía ser una concentración espontánea de ciudadanos que reclamaban acción –es cierto que hay burócratas que entorpecen la comunicación y no se mueven según las necesidades del pueblo, sino por indicaciones con firma y cuño (un funcionario de una empresa, por ejemplo, se negó a prestar la grúa parqueada en su patio para mover unos troncos en la cuadra donde radica)–, pero hallé algo diferente.

Cierta prensa extranjera, ocupada en construir la imagen que el imperialismo necesita, había sido convocada. Era un síntoma que movía a sospecha, porque esta no suele acudir a los genuinos actos de protesta contra las agresiones imperiales o contra lo mal hecho.

En los bordes de la concentración era posible el diálogo: se exponían necesidades o inconformidades. Pero otros se negaban y tiraban los tanques de basura a la calle. Las cámaras se enfocaban en ellos. Allí, sin dilaciones, apareció la verdadera motivación de ese grupo: estamos contra el sistema, contra el Gobierno.

Cuando empezaron a gritar la palabra «libertad», en abstracto, según el código de procederes de la guerra suave, la concentración quedó físicamente dividida: atrás los más, desconcertados e inmóviles, los que venían a reclamar la pronta restauración de la electricidad. Los manipuladores cumplían malamente el encargo: politizar ante las cámaras el descontento.

NO ME DES MUELA, DAME LUZ

Las redes sociales, intencionadamente irreflexivas y superficiales, manejadas desde Miami (con sus repetidores en Cuba), cortan la comunicación: llenan el ciberespacio de mentiras y de explicaciones absurdas, e intoxican a los menos informados. «No dejes que te den muela, ¡que pongan la luz!», orientan; es decir, no escuches explicaciones, no admitas argumentos racionales.

Si rompes la comunicación, el diálogo, entorpeces la solución, limitas la participación popular. Muchas personas equivocaron el camino: «si formas bulla, te resuelven el problema».

Rememoro un caso concreto: en un barrio capitalino, desde horas tempranas de la mañana del sábado, las brigadas de Áreas Verdes podaron los árboles caídos y las ramas que se interponían, y junto a la Empresa de Comunales enviaron camiones, grúas y buldóceres para recoger los escombros.

Allí, «a pie de obra», estaban, como debe ser, funcionarios del Partido y del Gobierno. Algunos de ellos tampoco tenían ni luz ni agua, y hasta niños o personas encamadas en sus casas.

Ese trabajo era imprescindible para que los linieros entraran después. Se terminó tarde. Algunos vecinos colaboraron, otros distribuyeron café y agua. Pero un pequeño grupo se mantuvo aislado, observando.

Cuando los trabajadores y los funcionaron se retiraban, preguntaron cuándo, exactamente, vendría la luz. Ya los eléctricos avanzaban en cuadras cercanas al lugar, pero no era ni prudente ni honesto decir una hora: ellos sabían que se trabajaba sin descanso. Entonces, desoyendo la explicación y desconociendo el esfuerzo, amenazaron con salir a la calle a protestar. Algunas de esas personas estuvieron en Línea y f después. Pero esa noche, como estaba previsto de antemano, como se había explicado, fue restituida la luz.

CUANDO FIDEL ESTABA ESTO NO PASABA…

Cada mensaje tiene un destinatario concreto. Para los hombres y mujeres que entregaron sus años de vida a la Revolución, la figura de Fidel es sagrada. Pero esa afirmación es una construcción de laboratorio para confundir, dividir y obstaculizar la continuidad del proceso revolucionario.

Recuerdo cómo se ensalzaba la figura de Lenin en los primeros años de la Perestroika, y cómo dejaron de mencionarlo después, para luego derribar sus estatuas. O cómo los enemigos de Chávez empezaron a elogiarlo y a compararlo con los nuevos dirigentes, poco después de la muerte de aquel.

El propósito real –aunque algunos revolucionarios inconformes hayan adoptado con ingenuidad la frase– es descalificar a la actual dirección de la Revolución y negar la posibilidad de una continuidad de propósitos. La técnica de manual se llama «asesinato de la personalidad», y se aplica a los principales dirigentes, para impedir que conecten con las masas.

No solo Fidel es irrepetible (era, lo saben amigos y enemigos, un genio), también lo son las circunstancias históricas. Sin embargo, esa nueva dirección, formada junto a Fidel y a Raúl, es profundamente martiana y fidelista.

UN GOBIERNO REPRESOR, UN ESTADO FALLIDO

Manifestarse no es delito, pero obstruir la vía pública y derribar tanques de basura, sí. La policía acude al lugar, pero es el pueblo el que discute cara a cara con los que intentan politizar el descontento, usarlo para agendas propias.

Sí, es el pueblo el que acude al lugar y defiende la Revolución –con más legitimidad que los que la denigran, porque representan a la mayoría de los cubanos–, ocupen o no cargos públicos.

La mayoría de los revolucionarios que me acompañaban carecieron de agua y luz hasta el último día. Los que reciben dinero de grupos contrarrevolucionarios, ¿son el pueblo?, ¿pueden acaso presentarse como defensores del pueblo?

No se ubica de un lado al Gobierno, a las instituciones, y del otro al pueblo. Ese esquema solo intenta disfrazar la verdadera contradicción: de una parte, los que viven a costa del pueblo y lo manipulan con fines personales, y de la otra, los que defienden el sistema de justicia social que priorizará siempre el bienestar colectivo.

¿Represión? Ya que navegan por las redes sociales, ¿no ven el significado de esa palabra en Estados Unidos, en Europa, en América Latina? «No me interesa lo que pasa en otros países, solo me interesa el mío», respondió iracundo un joven que hablaba de libertad, y no supo explicarla cuando le pregunté por su significado.

No es admisible que se obvien deficiencias propias para hablar de males ajenos, pero es bueno recordarle a los que quieren un cambio de «sistema», lo que ocurre en la meca del capitalismo.

Porque quieren hacernos creer que Cuba es un Estado fallido, cuando fue el único país latinoamericano que creó sus propias vacunas contra la COVID-19 e inmunizó a toda su población con ciclos de refuerzo incluidos, a pesar del bloqueo; el único país en la historia que ha logrado resistir por más de 60 años un bloqueo criminal que pretende, precisamente, hacer que la gente se canse y prefiera el regreso de los dominadores, y que un huracán tan destructivo solo consiga arrebatarle la vida a tres ciudadanos, porque su Defensa Civil logra siempre evacuar a los pobladores más expuestos.

Y aunque sea muy lamentable, hay que decirlo: continúa el conteo de víctimas fatales en la Florida después del paso del huracán Ian (y la cifra de muertos ya supera los cien), y Joe Biden, el presidente del país más rico del mundo, declaró que «costará años revertir los daños causados por el huracán».

Un artículo publicado en The New York Times, el 23 de septiembre pasado, se refiere a Puerto Rico –¡una colonia de Estados Unidos!– en estos términos: «En el último año, los apagones, que a veces pueden llegar a durar días, se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana. (…) Sin embargo, a pesar del pésimo servicio, las facturas de electricidad se han duplicado».

Por eso se empeñan en destruir lo que nos salva: la unidad del pueblo y sus instituciones, la que se evidenció durante la pandemia de la COVID-19, en el hotel Saratoga, o en el incendio de los tanques de petróleo en Matanzas.

Y esa unidad es posible porque no son partes contrapuestas, porque las instituciones de la Revolución son del pueblo y existen para el pueblo.

Cuba, el huracán y la palma

Por: Iroel Sánchez

En este artículo: BloqueoCiclónCubaDesastres NaturalesEstados UnidosGobiernoHuracánSociedad

Todos hemos sido afectados por el impacto del huracán Ian. Es comprensible la lógica irritación de quienes llevan varios días sin servicio eléctrico: la pérdida de alimentos o el llanto de un niño que no se duerme debido al calor no generan calma sino desesperación. Pero veo gente aprovechando las penurias eléctricas en Cuba para llamar a la violencia… de lejos.

Son los mismos que han llevado a un extremo violentísimo el ya violento bloqueo. Estarían felices de un muerto para convertirlo en bandera y llamar a la intervención militar que tanto desean. La mayoría de los cubanos no les hace caso pero puede haber quien les regale un grito con la consigna que quieren escuchar y les envíe el video para que moneticen sus sucios perfiles.

Sin embargo, no he visto un solo acto de violencia de las autoridades que han acudido contra quien ha expresado públicamente su irritación en estas difíciles circunstancias, algo que sería un tesoro con el que los enemigos de Cuba puedan justificar su odio.

Es la hora de la serenidad, de argumentar, explicar y comunicar, oportuna y pacientemente, también de saber diferenciar entre la protesta que surge de la falta de información en una situación tan difícil, de quien se presta como peón del veneno.

Tenemos organizaciones, delegados y Consejos populares para, al margen de la prensa y el mundo digital, hacer llegar la información oportuna a cada ciudadano, donde eso falla, fallamos, son gente ejemplar que sufre penurias al igual que todos pero necesitan que se les brinden datos y argumentos para hacer ese trabajo insustituible.

Como ellos, los cubanos buenos son más, muchos más y prevalecerán, como la palma enhiesta de Carlos Enríquez y Sindo Garay ante el viento de la dura tempestad.

Prevalecerán aún desde esta hora difícil. Son los que prefieren trabajar por el bien común, esos que vemos arrimando el hombro para dar luz, agua e higiene para todos.

(Tomado de La Pupila Insomne)

Desde las redes: Revuelta antigubernamental en Puentes Grandes o la revolución del arroz amarillo

Por: Ariel Díaz

En este artículo: CubaHuracán IanLa HabanaProtestas

Foto: Internet.

Era de esperar, tenía toda lógica, pero esta vez no me enteré en las redes, ni a través del lente empañado de la “Prensa Independiente”, lo vi de cerquita, de hecho, en mis narices. Vas observando como el grupito que lleva, no esta semana si no, toda la vida sentado en la esquina alrededor de la bocina portátil a través de la cual somos violentados sexualmente a ritmo de reggaetón va subiendo de tono entre risas y alcohol.

Entonces el más grandote, el de las muelas doradas, al que jamás se le conoció un empleo en el barrio, vamos, el más distante de ser un ejemplo para las futuras generaciones agarra una rama de árbol caído y grita: “Arriba, vamo a viral to ejtooo”. Entonces sus seguidores, entre ellos adolescentes I-Phone en mano y zapatos de marca se suman, poco a poco, como un crescendo orquestal. Alguien saca un caldero y una cuchara, una jovencita en bata de casa carga un bebé. De repente un audaz macho alfa avienta un contenedor lleno de basura a la avenida 51, los carros frenan, esquivando en peligrosas maniobras los desechos. Se agrupan vecinos, la proporción entre valientes ciudadanos en protesta y mirones favorece a ésta última en abrumadora superioridad. Risas, cierto gustillo a diversión, histeria colectiva, confusión.

Y llegó la policía, sí señor. Sin aspavientos, una patrulla, dos, un auto del gobierno local. Sin gritos, sin violencia. Dos oficiales con grado de coronel hablan con el grupo (más que multitud, recordemos que la “multitud” graba y opina pero no participa) sin excesos. Se desahogan, hacer la catarsis necesaria luego de horas de stress, no hay una sola detención, ni situación de violencia por ninguna de las partes. Murmuran acuerdos, soluciones posibles inmediatas. Eso sí…el grandote líder de la rebelión popular no está por todo eso, el adolescente que aventó el contenedor solo observa sin usar su reclamado cupón, ticket, boleto o turno de ser escuchado, sentadito en un rincón, callado. El comentario colectivo es: “Se puso caliente esto”.

A la hora llegan vehículos con un paliativo acordado: Comida en cajitas y un termo de sirope para refrescos a precio de costo. Se arma la cola, entre luces improvisadas y folclore citadino. Todos llevan sus raciones, comentan incluso que está muy bueno el arroz amarillo. Veo pasar a la joven del bebé con varias cajas y al Goliat incitador con sendas cajitas grasientas y un pomo de sirope mientras como Pedro Navaja, su diente de oro resplandece en toda la avenida. Se hace de noche y hay silencio de masticación. Se retira la policía.

Par de horas después se siente una voz: “Si no ponen la lú vuelvo a formarla”. Se reúnen nuevamente los jóvenes en la esquina, la noche avanza. Supongo que conspiran. Cuando ya tarde me voy a la cama siento la algarabía, una docena de bulliciosos y risueños a ritmo de conga hacen sonar sus calderos al grito de: “Pongan la lú”, mientras animan a los vecinos a salir de sus casas.

Esta vez no hubo curiosos, acaso algún asomo a una ventana y por más que recorren las dos manzanas del barrio no encuentran respaldo. Esta vez ni la policía vino. ¿Qué ha pasado? ¿Cobardía? ¿Digestión? O peor… ¿los órganos represivos pusieron un sedante en el sirope?

Logro acomodarme en la cama entre el calor y los mosquitos que luego de 4 días ya ni me pican de la pena que les da. A lo lejos, bajito, cual himno de la derrota un reggaetón balbucea desde la misma bocina ya casi sin carga una obscenidad ininteligible. Logro quedarme dormido.

Nunca pusieron la “lú”.

Pensando los múltiples caminos de la recuperación, y en cómo ayudar a los más frágiles

Hasta el momento de la reunión se reportaban tres fallecidos como consecuencia del paso del huracán

Autor: Alina Perera Robbio | perera@juventudrebelde.cu

Presidente en Pinar del Río
En intercambio con los pobladores de San Luis, el Presidente les aseguró que nadie quedará desamparado. Foto: Tomada del Twitter de la Presidencia Cuba

Se ha trabajado intensamente, a lo largo de Cuba, en las primeras horas transcurridas tras el paso del huracán Ian; y este jueves puede ser un día en que se avance todavía más en todo lo que queda por delante.

Tal reflexión fue compartida en la tarde de este miércoles, desde el Palacio de la Revolución, por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en una reunión de chequeo en la que también estuvo el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández; el secretario de Organización del Comité Central del Partido, Roberto Morales Ojeda; el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa; el titular del Ministerio del Interior, general de división Lázaro Alberto Álvarez Casas; así como el Héroe de la República de Cuba, general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; todos miembros del Buró Político.

La máster en Ciencias Yinelis Bermúdez Souza, del Instituto de Meteorología, informó que el huracán había penetrado en territorio estadounidense, por el centro oeste de la Florida, con vientos máximos sostenidos de 250 kilómetros por hora.

Según explicó, las bandas externas del sistema y su amplia circulación estuvieron generando áreas de chubascos y lluvias en algunas zonas del occidente, y también en el centro del país. Para este jueves, dijo, se habían pronosticado algunas lluvias en la región central y oriental, al tiempo que, para occidente, la probabilidad de precipitaciones es muy baja.

El Segundo jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, coronel Luis Ángel Macareño Veliz, comunicó que este miércoles se «estableció el paso a la normalidad de las provincias que no tuvieron complicaciones, y que mantienen estabilidad en su funcionamiento»; al tiempo que pasaron a la etapa de recuperación las provincias de Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabeque, y el municipio especial Isla de la Juventud.

Hasta el momento de la reunión se reportaban tres fallecidos como consecuencia del paso del huracán.

Desde la Isla de la Juventud se conoció que ya comenzó la entrega de recursos materiales en los lugares más afectados, así como la higienización; y se había recuperado el 72 % del servicio eléctrico.

El mandatario se interesó por los jóvenes, por los estudiantes universitarios; y quiso saber si en el municipio especial ellos habían sido convocados a las tareas de recuperación, así como qué tipos de recursos están haciendo más falta ahora. Insistió en que cada recurso sea usado de la mejor manera y tenga como destinatario a las personas de mayor situación de vulnerabilidad.

De Pinar Río se supo que ascienden a casi 2 000 las personas que siguen evacuadas; que comenzaron a funcionar las Oficinas de Trámites; y que las presas registran buenos porcientos de llenado. El dignatario indagó sobre las brigadas que, procedentes de otras partes del país, ayudarán en las tareas recuperativas.

«En Pinar del Río hay mucho que hacer; por tanto, hay que trabajar con mucha agilidad», dijo Díaz-Canel, quien se preocupó, además, por el estado de las comunicaciones, por cómo marcha la agricultura, y por las estrategias que se seguirán con los cultivos del tabaco.

De igual manera se analizó información detallada sobre las provincias de Artemisa, La Habana, y Mayabeque, y se reiteró la necesidad de recuperar con prioridad las comunicaciones, la electricidad y el abasto de agua.

Lo más apremiante es la situación del Sistema Eléctrico Nacional, en cuya estabilización se trabaja incesantemente, para revertir la difícil coyuntura que el país enfrenta.

En estas horas se decide cómo poner todas las fuerzas del archipiélago allí donde más urge; y en cómo levantar, lo antes posible, a quienes están sintiendo, desde la mayor fragilidad, los zarpazos ciegos que puede dar la naturaleza.