Cuando no pueden vencer asesinan

Por Arthur González

Imagen de Razones de Cuba

Quien revise la historia podrá comprobar que los yanquis emplean el asesinato como método, cuando no pueden vencer a quienes no se dejan doblegar. Los ejemplos son muchos y Cuba acumula una buena parte de ellos, porque ante la impotencia de no poder impedir el triunfo de la Revolución de 1959, a Fidel Castro le organizaron más de trescientos planes para asesinarlo, según consta en documentos secretos y declaraciones de sus implicados.

Un amplio memorando para el director de la CIA, fechado el 11 de diciembre de 1959, firmado por J.C. King, jefe de la División del hemisferio occidental de la CIA, donde analiza la situación cubana en los primeros 11 meses, propone un grupo de acciones para alcanzar el objetivo deseado de Estados Unidos:

“El derrocamiento de Castro en el término de un año y su reemplazo por una Junta que sea del agrado de los Estados Unidos, la cual convocará a elecciones seis meses después de su llegada al poder”.

La última proposición plantea sin el menor respeto a los derechos humanos:

“Se le debe dar una cuidadosa atención a la eliminación de Fidel Castro. Ninguno de los que se hallan cercanos a Fidel, como por ejemplo su hermano Raúl y su compañero Che Guevara, tienen el mismo carisma sobre las masas. Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno actual”.

El 23 de marzo de 1967, el director de la CIA, Richard Helms, solicitó al Inspector General, J. S. Earman, la confección de uninforme sobre conspiraciones para cometer el asesinato de Fidel Castro, a partir de una orden del presidente Lyndon B. Johnson, después de aparecer el 7 de marzo en The Washington Post, un artículo sobre ese tema escrito por Jack Nicholson, en la columna del periodista Drew Pearson, donde denunciabaun plan reportado de la CIA en 1963, para asesinar a Fidel Castro de Cuba.

Ese voluminoso informe del Inspector General de 1967 sobre los planes de la CIA para asesinar a Fidel Castro, fue considerado como el documento más importante realizado por la CIA, desclasificado en 1994, donde se exponen las relaciones de la CIA con la mafia italo-norteamericana para ejecutar alguno de esos planes, con la promesa de permitirle volver a ser dueños de los casinos de juego, la prostitución y las drogas en Cuba.

En 1975 se creó en el Congreso de Estados Unidos el Comité Selecto, para estudiar las Operaciones Gubernamentales respecto a las Actividades de Inteligencia (Comité Church), bajo el título: “Conspiraciones para cometer asesinatos que implican a líderes extranjeros”.

El Comité Church puso al descubierto el papel de la CIA en los planes para asesinar a Fidel Castro y la prensa lo divulgó la historia de las conspiraciones de la CIA con la mafia para cometer asesinatos, algo que no pudieron negar, evidencias de que cuando Estados Unidos no puede lograr el objetivo de doblegar a los dirigentes de otros países o líderes internos, el asesinato es la mejor solución. Martin Luther King fue uno de ellos.

Igualmente, el magnicidio de John F. Kennedy, vincula a la CIA, la mafia y a miembros de la comunidad cubana, de ahí la oposición a desclasificar todo el material disponible de la investigación.

Documentos secretos también exponen la participación de Clare Timberlake, embajador yanqui en el Congo Belga, en el asesinato de Patricio Lumumba, dirigente de esa nación africana.

El golpe militar en Chile contra Salvador Allende, tantas veces negado, finalmente fue reconocido que se fraguó en el cuartel general de la CIA, con apoyo del Departamento de Estado.

Realmente son múltiples los ejemplos y el más reciente intento de asesinato ocurrió la noche del 3 de mayo 2023 en Moscú, cuando dos drones lanzados por Ucrania impactaron contra las instalaciones del Kremlin, lugar donde se encuentra la residencia oficial del presidente Vladimir Putin. La participación de Estados Unidos es evidente, por ser el país que dirige la guerra contra Rusia y abastece de armamento a Kiev.

Por supuesto que resulta usual la negación de la CIA, bajo el viejo principio establecido en la Carta de la Agencia para todas sus operaciones, de la negación plausible.

Ucrania dispone de drones propios (UJ-22 de Ukrjet) que pueden alcanzar blancos a 800 kilómetros de distancia y entre la frontera ucraniana al Kremlin hay aproximadamente 450 kilómetros en línea recta.

El pasado mes de febrero un dron UJ-22, cayó a 10 kilómetros al sur de Moscú y a principios del 2023 la empresa estatal ucraniana Ukroboronprom, informó la producción del primer modelo de un dron con un alcance de mil kilómetros.

Ante tantas evidencias y antecedentes históricos, rápidamente Kiev y Washington, niegan cualquier implicación en el intento de asesinar al líder ruso y despliegan su arsenal mediático siempre listo a modificar la verdad, algo que durante años hicieron con los planes para asesinar a Fidel Castro, sin el menor ápice de humanidad.

No se equivocó José Martí cuando afirmó:

“Viví en el monstruo y le conozco las entrañas”.

Girón: Lo que no ocurrió

Por: Rogelio CarmenateRené González Barrios

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Texto: René González Barrios

Diseño: Rogelio Carmenate

Girón, un ejército de pueblo o un pueblo en armas, como prefiramos llamarle, derrotaba de manera aplastante la invasión minuciosamente preparada por el gobierno de los Estados UnidosLa victoria de Playa Girón ha pasado a la historia como la “primera gran derrota” del imperialismo yanqui en América.

La Operación Pluto preparada por la Agencia Central de Inteligencia, fue la revancha organizada por el imperio contra las fuerzas pujantes de la Revolución Cubana. Para materializarla, empleó a representantes de los intereses espurios de la sociedad putrefacta que había sido superada, a efectivos de la Agencia Central de Inteligencia y a sus propias Fuerzas Armadas.

La reacción del gobierno de Eisenhower ante la derrota de un ejército construido a su gusto, imagen y semejanza, no se hizo esperar. La respuesta sería inevitablemente militar, aunque para ello emplearían primero todo su arsenal subversivo, preferentemente, a los representantes del viejo ejército y del viejo sistema.

Al traumático golpe que significó el triunfo revolucionario, se unió otro contundente en lo político y económico. Las medidas cada vez más radicales de la Revolución para hacer realidad el Programa del Moncada, afectaba directamente los intereses de los monopolios y empresas extranjeras, especialmente las estadounidenses. El ejemplo de Cuba era nefasto para el dominio hemisférico del imperio.

La reacción imperial fue inmediata. Sabotajes, atentados, bombardeos, fomento y sustentación de bandas contrarrevolucionarias, acciones piratas, campañas mediáticas en las que se satanizaba a la revolución y sus líderes, guerra diplomática, bloqueo económico y rompimiento de relaciones, fueron sólo una parte del rostro de la agresión en ciernes.

En enero de 1960, fue creada la Fuerza de Tarea (FT) WH-4 de la CIA, que elaboró el Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro, aprobado por el presidente Eisenhower el 17 de marzo. El Programa, que preparaba las condiciones para subvertir el orden interno con el empleo de mercenarios y contrarrevolucionarios, marchaba acompañado por la intensificación de la preparación combativa de unidades élites de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, en especial la infantería de marina, las que incrementaron sustancialmente sus ejercicios y maniobras en áreas de la Costa Este, el Golfo de México y el Mar Caribe.

Entre el 18 de enero y el 20 de marzo de ese año, unidades de infantería de marina realizaron en Onslow Beach, Carolina del Norte y la isla puertorriqueña de Vieques, el ejercicio Brigadelex 1/60, primero de una serie en el que escuadrones de helicópteros y aviación de ataque, garantizaban el asalto y desembarco de los efectivos de la 8 brigada de Infantería de Marina. En estos ejercicios se comprobaba la operatividad del buque anfibio LPH-4 Boxer, que formaría parte del escalón de asalto norteamericano listo para desembarcar en Bahía de Cochinos.

Como parte del acondicionamiento del Teatro de Operaciones Militares, entre enero y agosto, una compañía del 8 Batallón Ingeniero de la Infantería de Marina, reconstruyó una pista de aterrizaje y construyó un nuevo taxiway y un campamento para unos 500 efectivos y elementos de aviación, en Camp García, Vieques, Puerto Rico.

El 10 de febrero, era rebasificado en la Estación Aeronaval de Leeward Point, en la Base Naval de Estados Unidos en la bahía de Guantánamo, el 122 Escuadrón de Cazas de la Infantería de Marina (12 aviones), procedentes de Beaufort, Carolina del Sur. Dos días después, el 312 Escuadrón de Cazas, también procedente de Beaufort, con otros 12 aviones, reforzaba la Base.

El 18 de marzo y hasta el 11 de mayo, la 10 Brigada (Provisional) de Infantería de Marina con Escuadrón de helicópteros y aviación de ataque, realizaba desde Camp Lejeune y Cherry Point, en Carolina del Norte, el ejercicio Brigadelex 2/60 que nuevamente incluía desembarcos en Vieques y, Onslow Beach.

Coincidiendo en el tiempo, entre el 21 de marzo y el 6 de abril, la 2 Fuerza de Tarea Aeroterrestre de Infantería de Marina realizaban el mayor ejercicio de ese tipo de fuerza en el año; el Lantphibex 1/60 (Operación Amicus), también con desembarcos en Vieques y, Onslow Beach. Como parte de este ejercicio, se desarrolló un desembarco de la Fuerza de Golpe Anfibia de la Flota del Atlántico. El ejercicio estuvo destinado a probar las capacidades de la Fuerza para capturar, ocupar y defender puntos clave, evacuación de personal, protección de los intereses de EEUU y apoyar o restablecer gobiernos amigos.

Del 6 al 11 de mayo, el 24 Grupo Aéreo de Infantería de Marina reforzado, participó en el ejercicio logístico Logex 1/60 también en Onslow Beach, Carolina del Norte. Una semana después, del 18 de mayo al 20 de julio, otra brigada de Infantería de Marina con apoyo de helicópteros y aviación de ataque, realizaban el ejercicio Brigadelex 3/60 en Vieques y Onslow Beach. El Grupo de desembarco de Brigada se mantuvo operativo en el Caribe hasta el 2 de agosto.

Entre el 10 de junio y el 25 de septiembre, la 2 Brigada Expedicionaria de Infantería de Marina, fue desplegada en el Caribe para participar en el ejercicio “Traex 4/60”. En medio de este, entre los días 25 al 27 de julio, 2000 Reservistas de la Infantería de Marina eran movilizados para participar en el ejercicio de tres días, Operación Whipsaw, en Camp Lejeune, Carolina del Norte.

El 9 de agosto, el 225 Escuadrón de Cazas de la Infantería de Marina procedente de Key West, Florida, se rebasificaba en la Estación Aeronaval de Leeward Point, en Guantánamo, donde permanecería hasta el 12 de septiembre.

Nuevamente la 8 Brigada Expedicionaria de Infantería de Marina, entre el 15 de agosto y el 29 de noviembre, realizaba ejercicios, esta vez, el “Phibulex 4/60” con desembarcos en Vieques.

Iniciando octubre de 1960, 1 450 infantes de marina refuerzan la Base de Guantánamo, tras desembarco naval desde el LPH-4 Boxer. La revista norteamericana World Report, el 3 de octubre se hacía eco de la noticia y advertía el peligro real que tal incremento de fuerzas representaba para Cuba:

“Los impresionantes refuerzos llegados a Guantánamo muestran que Cuba está situada a merced de la fuerza militar de Estados Unidos, y que Estados Unidos está listo para entrar en acción si lo necesitare”.

Ese mismo día, el almirante Arleig A. Burke jefe de operaciones navales de Estados Unidos y amigo íntimo de Batista, declaraba a la revista US News and World Report:

“Nosotros no debemos estar dando explicaciones. Nosotros somos poderosos y somos el líder del mundo (…) La Marina está interesada no solo en nuestra Base Naval de Guantánamo, sino acerca de toda la situación cubana”.

En el verano de 1960, la CIA solicitó al Grupo Especial del Consejo de Seguridad Nacional que aprobara los vuelos de aviones de exploración U-2 sobre CUBA. La operación se denominó Kick Off y fue realizada por U-2 del Destacamento G de la CIA, volando desde la Base de la Fuerza Aérea de Laughlin, Texas. La CIA solicitó al Grupo Especial que autorizara otros vuelos. Los vuelos tuvieron lugar entre el 26 y 27 de octubre.

En enero de 1961, tras el brusco rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, el imperio amenazó a la isla emprendiendo las maniobras Convex-1/61 en el Caribe, con la participación de un portaaviones, un submarino atómico, tres submarinos convencionales, diez destructores y otras unidades de apoyo, así como mil infantes de marina.

Desde febrero, el destructor DD-844 Perry, convertido en buque de intercepción de señales y basificado temporalmente en la Estación Aero-Naval de Key West, Florida, monitoreaba las transmisiones cubanas, desplazándose a todo lo largo de nuestras aguas territoriales.Este buque monitoreó después, las transmisiones de la brigada mercenaria en Girón, durante su debacle. Fue él, quien captaría por radio la última comunicación del Jefe de la Brigada Mercenaria “(…) no tenemos nada con qué pelear…me dirijo hacia los árboles, no puedo esperar por ustedes”.

El 1 de marzo, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos realizan en áreas del Canal de Panamá, el Ejercicio Operación Solidaridad. A partir de esta fecha se incrementan sus unidades navales en el Caribe y la Base de Guantánamo.

Los días 19 y 21 de marzo, aviones de exploración estratégica U-2 Dragon Lady, de la Base de la Fuerza Aérea de Edwards, California, realizaron sobrevuelos en Cuba, para obtener datos sobre el orden combativo de la aviación y las tropas terrestres cubanas, y datos geográficos que permitieran seleccionar el lugar adecuado para el desembarco mercenario. Posteriormente, un Destacamento de U-2, se trasladó desde la Base de la Fuerza Aérea de Edwards en California, hacia la de Laughlin, en Texas, y a partir del 6 de abril, en el marco de la Operación Flip Top, realizaron 15 misiones vuelos contra Cuba.

A partir del 27 de marzo, la emisora contrarrevolucionaria Radio Swan, en el contexto de la guerra psicológica asociada a la Operación Pluto, sólo transmitió informaciones vinculadas a las organizaciones enemigas en Cuba. Antes, durante y después de la invasión, tergiversó olímpicamente los hechos. En ello emuló con las agencias AP, UPI y AFP, tan imaginativas y fantasiosas, que con una falta total de ética profesional y escrúpulos, hacían desembarcar fuerzas en el puerto de Bayamo, anunciaban cruentos combates en las calles de La Habana y Cienfuegos, el avance impetuoso de tanques rusos contra la capital, el sobrevuelo de Migs soviéticos que nunca habían llegado a suelo cubano y masivos alzamientos en la Sierra Maestra, entre otras falacias. Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, los maestros del jingoísmo, fueron niños comparados con estos.

El 3 de abril, el Departamento de Estado publicó su primer Libro Blanco sobre Cuba, donde afirmaba: “La situación presente en Cuba hace confrontar al Hemisferio Occidental y al sistema interamericano un reto grave y urgente”.

A inicios de ese mes, la Junta de Jefes de Estado Mayor ordenó al Comando de Defensa Aérea de América del Norte (NORAD), ejecutar la Operación “SouthernTip”, que establecía una estación de vigilancia por radar en el mar, con tres buques DER y AGR, para monitorear el espacio aéreo entre Cuba y la parte meridional de la Florida. Los buques, que rotaban, eran ubicados a unas 100 millas al este de Key West, unas 80 al sur de Miami y a 90 de la costa norte de Cuba.

Desde el 13 de abril, el buque de mando GCI Northampton con la jefatura de la segunda Flota, dirige desde las cercanías de la Isla Bimini, en la Florida, las operaciones de traslado a Cuba de la brigada mercenaria 2506, embarcada en Nicaragua. Armada y pertrechada hasta los dientes, esta incluía la posesión de unos 35 aviones, de ellos 16 bombarderos B-26, estuvo escoltada por una poderosa agrupación naval norteamericana que brindó cobertura al desembarco, en espera de la orden –que nunca llegó–, de entrar en acción en apoyo del auto titulado gobierno espurio del traidor José Miró Cardona, anclado en una Instalación Militar de la Florida.

El destacamento naval norteamericano de cobertura, era muy superior en poder de fuego a la brigada mercenaria. Nombrado Fuerza de Tarea Alfa, lo componía el portahelicópteros de asalto anfibio LPH-4 Boxer, con un batallón de la 2da División de Infantería de Marina a bordo; el portaaviones CVS-9, Essex, con 40 aviones de combate: los destructores DD 507 Conway; DD 756 Murray; DD 701 Eaton, y el portaaviones CVA Independence, con setenta aviones. Lo acompañaban dos submarinos. Eran las mismas fuerzas y medios que durante más de un año venían preparándose intensamente para una guerra inminente.

Respecto a la magnitud de la cobertura militar norteamericana a la invasión, como bien se explica en el prólogo a la edición cubana del libro Bahía de Cochinos: la historia no contada, del historiador norteamericano Peter Wyden:

“…Resulta insólito que prevalezca el criterio de que la fuerza de tarea de portaaviones Alfa, de la armada estadounidense, integrada por un portaaviones, siete destructores y dos submarinos, solo fuera asignada para dar cobertura a la travesía del convoy hasta las costas cubanas…”.

Wyden ponía en duda que la presencia de una fuerza de tarea anfibia reforzada en el área, formada por dos buques anfibios de desembarco (LST), cargados de artillería y tanques y dos transportes de asalto AKA, con 1 200 marines a bordo, fuera sólo para asegurar y ayudar en el desembarco a los invasores. La desproporción entre la Fuerza de Tarea Alfa y su supuesta misión, evidencian el objetivo real del gobierno americano.

El 16 de abril unidades navales de Estados Unidos realizan durante la noche acciones demostrativas al norte de La Habana y Pinar del Río, Oriente e Isla de Pinos, con acercamientos de entre 10 y 6 millas de la costa, con el fin de confundir y demorar al mando cubano la identificación del lugar del desembarco.El 17 de abril, unidades navales de la marina de guerra norteamericana realizaron una maniobra de distracción radioelectrónica desde el norte del puerto de Mariel, en La Habana, hasta Bahía Honda, Pinar del Río, pretendiendo desviar la atención de la dirección del golpe principal.

La CIA reclutó sus mercenarios en Estados Unidos y los preparó en campamentos en Guatemala, Puerto Rico y Miami, y en instalaciones militares norteamericanas como Fort Bragg y Norfolk en Virginia, Fort Myers y Opalocka en la Florida, Vieques en Puerto Rico, y Fort Guly en Panamá. En la Base Aérea de Homestead, en La Florida, el ejército de los Estados Unidos, entrenó una fuerza contrarrevolucionaria de choque, que pretendía desembarcar directamente en la provincia Oriental, con el apoyo de la Base Naval de Guantánamo, donde aguardaba una fuerza inhabitual de alrededor de cuarenta buques de combate y aseguramiento, concentrados allí a inicios del mes de abril de 1961. Para justificar tal presencia, el Pentágono anunció la realización de una maniobra militar en el área del Caribe. Era en realidad, la cobertura bélica a la invasión de Playa Girón.

Los organizadores norteamericanos de la invasión, enviaron a tierra teams de exploración, para asegurar el desembarco mercenario. Cuatro pilotos norteamericanos pertenecientes a la Guardia Nacional de Alabama, murieron abatidos por el fuego de nuestros aviones y, derrotada la invasión, en una mezcla de arrogancia e impotencia, aeronaves de combate del portaaviones Essex, sobrevolaron los campos ya libres de mercenarios de Playa Girón.

Aunque el desenlace principal de los hechos ocurrió, en la Ciénaga de Zapata, Girón no fue sólo allí. El país completo vivió la amenaza del desembarco y la agresión. El 15 de abril, en la provincia oriental, muy cerca de Baracoa, la agrupación mercenaria del traidor Nino Díaz se disuadió de desembarcar, al percatarse de la presencia de fuerzas revolucionarias. Aquel intento estaba vinculado a una probable autoagresión en La Base Naval de Guantánamo, como pretexto para una intervención armada directa.

De haberse consolidado la cabeza de Playa, e intervenido directamente las fuerzas armadas de los Estados Unidos, la historia hubiera sido diferente. Con toda seguridad, estuviéramos hoy combatiendo contra el imperio, si no lo hubiéramos derrotado antes. Como dijera nuestro Comandante en Jefe en el acto por el XXV Aniversario de la Victoria de Playa Girón:

“…La importancia de Girón no está en la magnitud de la batalla, de los combatientes, de los hechos heroicos que allí tuvieron lugar; la gran trascendencia histórica de Girón no es lo que ocurrió, sino lo que no ocurrió gracias a Girón”.

Con Fidel y los barbudos, un 17 de enero de júbilo (+Fotos)

POR EVELYN CORBILLÓN DÍAZ | FOTOS: ARCHIVO/GRANMA 

Desde bien temprano el 17 de enero de 1959 miles de habitantes de Pinar del Río aguardaron la llegada de Fidel Castro y los barbudos triunfantes, con el júbilo de quienes se saben libres y protagonistas de nuevas páginas en la historia.

Hasta cerca de las ocho de la noche, en que la Caravana de la Libertad entró a la ciudad cabecera, no pocos permanecieron en sus lugares ansiosos por escuchar y saludar a los revolucionarios que a partir de entonces darían un vuelco a la realidad del territorio conocido como la Cenicienta de Cuba, debido a la situación imperante por la desidia de los gobernantes de turno.

En la intersección de las calles José Martí y Rafael Ferro, a las 8 y 20, Fidel se dirigió al pueblo sobre una rastra devenida tribuna y le explicó las medidas del Gobierno Revolucionario para cumplir el programa del Moncada.

Durante más de dos horas también desmintió las calumnias de la prensa extranjera para desacreditar a la naciente Revolución, y manifestó sus deseos de actuar para sacar a la región de la miseria y el abandono.

No había venido a Pinar del Río porque tuve necesidad de permanecer en La Habana durante varios días. Tal era el fervor revolucionario de esta provincia, (…) que durante el trayecto entre Oriente y La Habana me llegaron las insinuaciones de numerosos compañeros, pidiéndome que antes de llegar a La Habana viniese a Pinar del Río, aseguró el líder aquel día glorioso.

No era posible, sin embargo, detener la marcha de toda la columna para hacer un rodeo por la provincia, y yo les respondía a esos compañeros: “No se preocupen, que a Pinar del Río no lo tenemos olvidado, que a Pinar del Río iremos”, apuntó entonces.

La provincia mostraba un panorama desfavorable en todos los sectores pues, por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil ascendía a 60,5 por cada mil nacidos vivos.

De igual modo, solo 33 mujeres poseían título universitario, la esperanza de vida al nacer era de apenas 53 años y el nivel de escolaridad promedio, de segundo grado.

Aquel enero cambió los destinos de esta tierra y marcó el inicio de un periodo que en lo adelante sería más difícil.

Gracias a la obra de humanismo del proceso revolucionario se erradicó la pobreza extrema en la región más atrasada del país.

Como hace 64 años, el pueblo de Pinar del Río recibirá este 17 de enero a la Caravana de la Libertad, ahora protagonizada por jóvenes acompañados por combatientes de la Revolución y artistas.

Con el mismo júbilo de entonces, miles de personas recordarán la llegada de Fidel tras un extenso periplo por varios territorios de Cuba, a pocos días del triunfo.

Cada calendario una nueva caravana parte desde el municipio de Los Palacios hacia la urbe pinareña, cual continuidad de un proceso revolucionario respaldado por los hombres y mujeres de esta tierra, agradecidos por las conquistas de la Revolución.

Fidel está dondequiera que un cubano haga el bien

«Ser hermano de Fidel es un privilegio», ha dicho Raúl sobre el Comandante en Jefe, cuyo ejemplo lo ha inspirado como a toda la Isla

Autor: Dairon Martínez Tejeda | internet@granma.cu

Ceremonia honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
Raúl ha sido ejemplo supremo de fidelidad a su hermano de sangre y de luchas. Foto: Juvenal Balán

De pequeño lo veía como una joven promesa. Intranquilo, como suelen ser los muchachos, Raúl solo se llevaba las críticas, pero Fidel sentía que en él había algo más, un futuro; por eso lo asumió bajo su protección, no para mimarlo ni aplaudirle sus novatadas, sino para verlo crecer como hombre de bien.

Y creció, o mejor dicho, crecieron, del Moncada al Granma, de la prisión al exilio, de Alegría de Pío a la Sierra Maestra, de la derrota a la victoria definitiva aquel enero de 1959 y, en ese andar, con el peligro siempre a cuestas…, fundaron entre sí un vínculo indisoluble más allá de la sangre, basado en el amor y el respeto.

«Ser hermano de Fidel es un privilegio. Siempre fue, desde la infancia, mi héroe; porque de todos los hermanos, yo soy el cuarto. Está una hermana, la mayor, después Ramón, un año después Fidel, cinco años después yo. O sea, que él, llevándome cinco años, era mi hermano inmediato superior. Y siempre fue mi héroe, mi más cercano compañero, pese a la diferencia de edad».

Fidel y Raúl afrontaron juntos los peligros y retos de la Revolución. Foto: Archivo de Granma

De ese cariño mutuo la historia recoge anécdotas, sobre todo contadas por el Comandante en Jefe, pero ¿y Raúl? ¿Qué pensaba el General de Ejército de su hermano? ¿Qué vio en ese gigante que le motivó a seguirlo en todos sus lances y hasta asumir la alta responsabilidad de continuar su legado como Presidente y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba?

Raúl no es un hombre de loas, pero que admiraba a Fidel es indiscutible, lo dejó claro en su mensaje revolucionario en la Casa de las Américas aquel 11 de septiembre de 1959: «Si Fidel Castro es hoy el líder más popular, más conocido y que más entusiasmo y adhesiones despierta en toda la América Latina, se debe no solo a la lucha armada de años, sino también, y principalmente, a que el poder revolucionario instituido bajo su dirección reivindicará resuelta y firmemente la soberanía nacional».

Y continuó en ese entonces: «Castigó severamente a los torturadores, asesinos y criminales de guerra. Inhabilitó a los políticos venales y traidores, a los dirigentes sindicales corrompidos, cómplices de la tiranía, y les confiscó sus bienes robados al pueblo. Disolvió los órganos del poder reaccionario, emprendió de inmediato medidas radicales de beneficios populares y, sobre todo y ante todo, la Ley de Reforma Agraria radical».

Aquellas medidas marcaron un hito en la historia de Cuba, el «con todos y para el bien de todos» añorado por Martí empezaba a visualizarse y para eso estaba Fidel, lo validaría Raúl, en 1959, en la concentración campesina para conmemorar el vi aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y en apoyo a la Reforma Agraria:

«Fidel está aquí porque hace falta, porque la nave de la Revolución necesita un timonel como él, para que los traidores no puedan detener la maquinaria de su Revolución, para que los traidores no puedan desviar el curso de la nave de su Revolución. Para cumplir el cometido de nuestra Revolución, hace falta Fidel».

«El más preclaro hijo de Cuba en este siglo», diría Raúl, justo el 26 de julio de 1994, año difícil, mas gracias al líder histórico y su relación entrañable con el pueblo se logró «la heroica resistencia del país (…), el producto interno bruto cayó un 34,8 % y se deterioró sensiblemente la alimentación de los cubanos; sufrimos apagones de 16 y hasta 20 horas diarias y se paralizó buena parte de la industria y el transporte público. A pesar de ello se logró preservar la salud pública y la educación».

En ese entonces y ahora, Cuba continuó defendiendo las banderas del socialismo frente al periodo especial, al bloqueo imperialista, a las campañas mediáticas dirigidas a sembrar el desánimo en la ciudadanía… «Nuestro pueblo bajo la conducción de Fidel –aseveró Raúl– dio una inolvidable lección de firmeza y lealtad a los principios de la Revolución».

Fue él quien nos enseñó que sí se podía derrotar en menos de 72 horas la invasión mercenaria de Playa Girón; erradicar el analfabetismo en un año, proclamar el carácter socialista de la Revolución a 90 millas del imperio, mantener con firmeza los principios irrenunciables de nuestra soberanía sin temer al chantaje nuclear de Estados Unidos en la Crisis de Octubre, enviar ayuda solidaria a otros pueblos contra la opresión colonial, la agresión

externa y el racismo.

«La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer», agregaría Raúl en el histórico discurso de despedida de nuestro Comandante en su tránsito a la inmortalidad.

En ese momento evocó, además, cómo bajo el ideal fidelista  se convirtió a Cuba en una potencia médica, se transformó en un gran polo científico en campos de la ingeniería genética y la biotecnología; desarrolló el turismo y resistimos, ayer y hoy, sin renunciar a los principios ni a las conquistas del socialismo.

De hermano a casi padre, Fidel fue y es el referente para todos los cubanos, en especial para quienes guardamos parte de él en nuestros corazones. Fidel es Fidel, y por eso es inmortal su legado, el mismo que Raúl Castro explicó en varias ocasiones.

Su hermano Raúl definió su eterna presencia, tan temprano como el 5 de septiembre de 1959, al expresar que «el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente porque Fidel está dondequiera que se trabaje (…), dondequiera que la Revolución avance. Fidel está dondequiera que una intriga se destruya, dondequiera que un cubano se encuentra laborando honradamente, dondequiera que un cubano, sea el que fuere, se encuentre haciendo el bien. Dondequiera que un cubano, sea el que fuere, esté defendiendo la Revolución, allí estará Fidel».

El profeta y las lecciones de la historia

Fidel viene del futuro porque allí habita, ese lugar donde convergen los mejores sueños y esperanzas de la humanidad

Autor: Raúl Antonio Capote | internacionales@granma.cu

Tal parece que está aún en su mesa de trabajo, siguiendo con vista de águila los acontecimientos recientes en Europa, la escalada de la guerra en Ucrania, el resurgir del fascismo y los peligros que acechan a la especie. Foto: Estudios Revolución

Viajar al futuro y regresar para alertarnos de la trampa, de la posible emboscada, del cambio de curso de la política de tal y más cual estratega o país, para advertirnos de los daños irreparables a la naturaleza, para regalarnos optimismo y fe a raudales, no era suficiente para quien cabalga un sueño tan grande y puro.

Llevaba en la frente el beso del Apóstol y en la mano la alquimia para sanar cualquier injusticia. Veía más porque miraba más lejos. Los horizontes convergían en su voluntad de hacer y vencer cualquier contratiempo.

No ser perfecto le hizo perfecto para su pueblo, que ante cualquier duda buscaba la palabra precisa y afirmaba, con absoluta convicción: «lo dijo Fidel».

No hacía predicciones, no era hechicero o brujo, aunque a veces lo creyéramos por su poder anticipatorio; era un revolucionario y un genial estadista, un observador y estudioso consagrado de las realidades de este mundo.

Pero, cómo no creer en sus dotes de adivino, cuando vislumbró la futura victoria de la Revolución en aquel encuentro en Cinco Palmas, o advirtió del reto que significaba esa victoria, y la dura lucha que vendría después del triunfo.

También advirtió del cambio climático y de la amenaza de una guerra nuclear o del fin de la Unión Soviética. Muchos no le creyeron, su pueblo sí.

El actual escenario mundial nos lleva otra vez a sus palabras, alertándonos sobre el papel de la otan, cuando dijo, en una de sus reflexiones, que «esa brutal alianza militar se ha convertido en el más pérfido instrumento de represión que ha conocido la historia de la humanidad».

Sobre la organización guerrerista también señaló: «Muchas personas se asombran al escuchar las declaraciones de algunos voceros europeos de la otan, cuando se expresan con el estilo y el rostro de las ss nazis».

Predijo, digámoslo así, la decadencia económica y política de occidente frente al protagonismo de Rusia y China.

«El imperio de Adolfo Hitler, inspirado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la otan, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estrechamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia».

Cuando se cumplía el aniversario 67 de la victoria sobre el nazifascismo, escribió, en una de sus reflexiones: «Los yankis y los ejércitos sanguinarios de la otan seguramente no podían imaginarse que los crímenes cometidos en Afganistán, Iraq y Libia; los ataques a Pakistán y Siria; las amenazas contra Irán y otros países del Medio Oriente; las bases militares en América Latina, África y Asia; podrían llevarse a cabo con absoluta impunidad, sin que el mundo tomara conciencia de la insólita y descabellada amenaza».

Creía firmemente en la capacidad de la Federación de Rusia para ofrecer respuesta adecuada y variable a los más sofisticados medios convencionales y nucleares del imperialismo, y vencer, certidumbre que debió servir de consejo a los que baten hoy los tambores de la guerra contra ese país.

Alertó sobre el peligro de una guerra en la península de Corea, la que consideró uno de los más graves riesgos de guerra nuclear después de la Crisis de Octubre en 1962, un riesgo que sigue vigente.

«Si allí estalla una guerra, los pueblos de ambas partes de la Península serán terriblemente sacrificados, sin beneficio para ninguno de ellos», previno.

El 21 de marzo de 2012 escribió una de sus más proféticas reflexiones: Los caminos que conducen al desastre. En ella expresó su preocupación sobre el agravamiento de la crisis de supervivencia de la especie humana.

«Cuando expresé, hace 20 años, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, que una especie estaba en peligro de extinción, tenía menos razones que hoy para advertir sobre un peligro que veía tal vez a la distancia de 100 años».

Entonces recordó ese día en Río, cuando los líderes mundiales presentes aplaudieron, quizá solo por cortesía, sus palabras, y «continuaron plácidamente cavando la sepultura de nuestra especie».

Su pregunta, centro de la reflexión, nos interroga aún: «¿Alguien piensa acaso que Estados Unidos será capaz de actuar con la independencia que lo preserve del desastre inevitable que le espera?».

Convencido, respondió: «Por mi parte, no albergo la menor duda de que Estados Unidos está a punto de cometer y conducir al mayor error de su historia». Y selló ese escrito con una lección: «Si no aprendemos a comprender, no aprenderemos jamás a sobrevivir».

Tal parece que está aún en su mesa de trabajo, siguiendo con vista de águila los acontecimientos recientes en Europa, la escalada de la guerra en Ucrania, el resurgir del fascismo y los peligros que acechan a la especie.

Fidel viene del futuro porque allí habita, ese lugar donde convergen los mejores sueños y esperanzas de la humanidad.

Fidel, en todas las dimensiones de la Revolución

Al Comandante en Jefe lo podemos encontrar en cada paso, en cada esquina y en cada obra social edificada con el esfuerzo de un país en Revolución

Autor: Mailenys Oliva Ferrales | internet@granma.cu

De su prédica revolucionaria, sustentada en el ejemplo mismo de quien vivió por y para los humildes, hemos aprendido también que la «Revolución es creer que se pueden mover montañas». Foto: Archivo de Granma

Arraigado en la fibra más íntima de la nación cubana, Fidel nos sigue acompañando desde la sobrevida. No hay metáfora en esa afirmación, sino certeza cabal de que su espíritu rebelde pervive en la cotidianidad de un país que no renuncia a la construcción de la obra social, emancipadora y humanista que es la Revolución.

El Comandante en Jefe también vive, especialmente, en el pueblo. Y es esa, quizá, la razón más hermosa que demuestra que su viaje a la inmortalidad –emprendido aquel desgarrador 25 de noviembre de 2016– figura solo como pretexto para extrañar su presencia física, pues hace mucho tiempo que su legado estaba impregnado en el sentir de millones de agradecidos.

Por eso, aunque haya partido a otra dimensión, Fidel no ha dejado de estar entre nosotros. Renace en cada batalla que libra el país, en cada nuevo desafío, en cada victoria, en cada niño que aprende a leer y a escribir la palabra Patria, en cada gesto de solidaridad o altruismo…, en la defensa de la verdad y de lo justo.

En presente también se habla del líder inquebrantable que jamás cedió un ápice frente a las amenazas del enemigo imperial; del hombre de ciencia que avizoró la necesidad de emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; del estadista con visión estratégica de futuro; y del político excepcional que con humanismo, inteligencia y constancia convirtió a una pequeña isla del Caribe en un referente mundial de lucha y resistencia.

De esa herencia moral se nutre hoy la fortaleza de los cubanos para sortear las más complejas adversidades que nos acechan. Los ejemplos sobran.

Basta con recordar que, cuando una pandemia sin precedentes puso en vilo a toda la humanidad, nuestros científicos fueron capaces de desarrollar soberanas vacunas para combatir con eficacia la terrible enfermedad, dentro y fuera de la Isla. No hubo duda de que ese resultado extraordinario era el fruto del empeño del líder histórico por fomentar la industria biofarmacéutica en el país.

Cuando nos quisieron arrebatar la tranquilidad con intentos de disturbios que amañaban los intereses injerencistas del gobierno estadounidense sobre nuestro cielo, la defensa de la soberanía nacional primó en el sentir de un pueblo comprometido con su historia y con la convicción fidelista de defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio.

Cuando otras naciones han necesitado la ayuda internacionalista ante la ocurrencia de epidemias, huracanes, terremotos y diversas situaciones de desastre, ahí han estado nuestros galenos del Contingente Internacional Henry Reeve poniendo en alto el nombre de la Mayor de las Antillas, brindando un servicio de calidad, devolviendo la esperanza a los más humildes y perpetuando, con su hacer, las ideas del Comandante.

Su semilla fértil, además, anda esparcida por todo el continente de América Latina y el Caribe; está en África, en Vietnam y en tantas otras naciones, donde el crisol de su vocación solidaria aún irradia con hondura bajo el principio de compartir lo que tenemos y no lo que nos sobra.

Martiano de honda raíz, nuestro «Quijote americano», como lo bautizara su entrañable amigo Hugo Chávez, no quiso monumentos en Cuba que lo glorificaran ni calles que llevaran su nombre. Y, ciertamente, no los necesita en su tierra. A Fidel lo podemos encontrar en cualquier sitio y en cualquier momento, proyectado en cada obra social edificada con el esfuerzo de un país en Revolución.

Lo podemos encontrar en el campesinado dignificado, en las mujeres emancipadas, en los maestros más consagrados… y en el espíritu deportivo y cultural de una nación que tiene ante sí el reto tremendo de continuar defendiendo la convicción profunda de que no existe poderío en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas.

Por eso ahora, cuando se nos convoca a participar, a construir, a formar parte activa de las transformaciones que demanda Cuba en medio de circunstancias económicas dificilísimas, muchos buscan las respuestas en Fidel, el gigante de verde olivo que nos enseñó que para sostener nuestra obra socialista tenemos que cambiar todo lo que deba ser cambiado, y desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional.

De su prédica revolucionaria, sustentada en el ejemplo mismo de quien vivió por y para los humildes, hemos aprendido también que la «Revolución es creer que se pueden mover montañas», y que es posible convertir en realidad los sueños colectivos si no nos faltan la unidad, la perseverancia y la fe en la victoria.

No existe huracán, por fuerte que sea, que quiebre la voluntad de recuperación de los cubanos. Eso también nos lo enseñó Fidel. No hay, tampoco, ninguna medida coercitiva del bloqueo que amilane nuestro empeño de seguir trabajando, de seguir fundando y de seguir resistiendo, porque la máxima que nos guía es la de luchar con audacia, inteligencia y realismo.

Y aunque sabemos que en lo adelante nada será sencillo, pues la política expansionista y neoliberal de las grandes potencias no se detendrá, Cuba seguirá sorteando los obstáculos bajo los principios inquebrantables de la Revolución, que es lo mismo que mencionar los innegociables preceptos que nos inculcó Fidel.

Absuelto por la historia, su ejemplo nos compromete, la vigencia de su obra nos guía, y su presencia de luz nos ilumina. Porque el Comandante en Jefe vive en todos los que no lo dejaremos morir; se agiganta en los que se levantan cada día a construir un país mejor; y se consolida en la belleza que emana del decoro.

Al retratarlo en versos, el argentino Juan Gelman expresaría: «Dirán exactamente de Fidel / gran conductor, el que incendió la historia etcétera / pero el pueblo lo llama el Caballo y es cierto / Fidel montó sobre Fidel un día / se lanzó de cabeza contra el dolor, contra la muerte…».

Y es que, sencillamente, nuestro líder histórico sigue palpitando en todas las dimensiones de la Revolución.

Lo que tiene Fidel

Lo que tenía Fidel, lo que tiene, es su fidelidad al pueblo: el respeto a los pactos y las promesas, la consulta de las grandes decisiones, el sacrificio de una vida entera en favor del reino de los humildes de la Tierra

Autor: Yeilén Delgado Calvo | nacionales@granma.cu

Foto: Ismael Batista Ramírez

Bastan pocas líneas para trazar su perfil reconocible sobre el lienzo. Con solo unas palabras –verdeolivo, uniforme, botas, barba– el pensamiento remite a su estatura. Apenas un grado, Comandante en Jefe, es suficiente para llegar a la sencillez de un nombre que se tejió, límpido, en la complejidad de un país.

Fidel se dice, y es como si se estuviera diciendo además Revolución y Cuba, y como si se hablara de sucesivas rebeldías, y de la invitación a no dejar de cometerlas, para seguir fundando la herejía de una Patria socialista que cree que con todos es posible el bien de todos.

Fidel es Fidel para el yo y para el nosotros, para sus contemporáneos, para los que crecieron bajo su discurso estremecedor y pedagógico, y para aquellos que conocieron su barba ya blanca y aún así fueron testigos de la apostura de la Sierra.

Es él, sin parangones, también para los nacidos después del 25 de noviembre de 2016, cuando murió para seguir renaciendo en los ojos inteligentes de una niña que mira a la pantalla del televisor y dice «Fidel» con la ternura de quien reconoce a un ser querido.

Se hizo parte Fidel de ese patrimonio simbólico que nos asaeta y consuela. Y en presente nos seguimos preguntando ¿qué tiene que los imperialistas no pueden con él? Esos que militan en el bando del odio, los enemigos indignos, los adoradores del yugo, asisten atónitos y descreídos a la sobrevida de un hombre que entró por los portones agrandados de la historia.

Lo que tenía Fidel, lo que tiene, es su fidelidad al pueblo: el respeto a los pactos y las promesas, la consulta de las grandes decisiones, el sacrificio de una vida entera en favor del reino de los humildes de la Tierra.

Y, asimismo, la fe en esa misma gente, en su agudeza, en su capacidad de sostener grandes proyectos, de entender la justicia de una lucha atroz y sostenida contra el torcido «orden natural» del mundo.

Decía: «Los cubanos no han querido otra cosa sino que sean suyas las determinaciones que solo su conducta; ¡que sea suya, y solo suya la bandera de la estrella solitaria que ondea en nuestra Patria! Que sean suyas sus leyes, sus riquezas naturales; que sean suyas sus instituciones democráticas y revolucionarias; que sea suyo su destino»; y una nación entera entiende la grandeza, la necesidad, de seguir diciendo: ¡Patria o Muerte!

Lo que tiene Fidel es la sensibilidad del líder triunfante que honró a los caídos desde las horas iniciales del proyecto revolucionario, que cruzaba puentes en medio de ciclones tremebundos, que no dejaba de idear cómo sortear, desde la ciencia y desde la habilidad, todos los asedios.

Y tiene la monumentalidad de una obra aún inabarcada en su profundidad, de la que se extraen continuas lecciones de hidalguía: «Nuestra Patria ha vencido las pruebas más duras, hemos llegado hasta aquí, y seguiremos adelante, labrando nuestro futuro, sin que ninguna fuerza pueda doblegarnos, intimidarnos ni obligarnos a renunciar a uno solo de nuestros principios».

Lo que tiene Fidel es que desde ese pensamiento hondísimo nos habla y lo seguirá haciendo. Lo que tiene Fidel es el amor a la Isla, ese que ella le devuelve.

Testimonios del Periodo especial sobre Fidel que atesora el exministro de Economista José Luis Rodríguez

Cuba Historia

Canal Caribe.- Y como parte de la serie de testimonios realizada por el Centro Fidel Castro Ruz en homenaje al sexto aniversario de la partida física del Comandante en Jefe, hoy nos acercamos a algunos de los tantos recuerdos que atesora el destacado economista de Cuba, José Luis Rodríguez, un hombre que, durante 25 años, fue colaborador cercano del Líder de la Revolución Cubana.

José Luis Rodríguez: “Para Fidel no había economía sin política ni política sin economía”

Cubaperiodistas.cu

septiembre 3, 2019

Para Recordar a Fidel en su 93 cumpleaños, la Unión de Periodistas de Cuba auspició un conversatorio con el Dr. José Luis Rodríguez, quien fuera colaborador del Comandante y ministro de Economía durante los duros años del Período Especial.

Rosa M. Elizalde: Quien va a hablarnos es muy conocido. Fue Ministro de Economía durante todo el Período Especial, uno de los arquitectos —con Fidel, por supuesto, como maestro de obra— de la estrategia que permitió que el pueblo cubano sobreviviera en la peor crisis que ha vivido la Revolución en sus más de 60 años de existencia.

Actualmente José Luis Rodríguez es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, colaborador de Cubadebate y uno de los pocos economistas que está tratando de interpretar con objetividad, desde la pedagogía de Fidel y su visión socialista, las transformaciones económicas y sociales que se iniciaron con los Lineamientos del Partido en ya casi una década.

Hoy nos hablará del pensamiento económico Fidel, porque mañana es el cumpleaños 93 del líder de la Revolución. A tono con las nuevas medidas que han celebrado los periodistas y todo el sector público, consideramos que debíamos recordar de dónde vienen estas decisiones que benefician a millones de cubanos, con un hombre que estuvo todos los días junto al Comandante en Jefe —mañana, tarde y noche—, tratando de alimentar a un pueblo y de desarrollar a un país en las condiciones más adversas.

Gracias, José Luis, por estar acá, un abrazo y bienvenido. Tienes la palabra.

José Luis Rodríguez: Gracias a ustedes por la invitación. Hay muchos compañeros que pueden hablar de esa época y de otros momentos, de la obra de Fidel y del trabajo con Fidel. Realmente me considero muy afortunado. La vida de una persona tiene momentos determinantes, y para mí lo fue sin duda alguna haber podido colaborar con Fidel durante veinticinco años.

Esa colaboración empezó cuando se crea el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), en 1979, durante el período en que Cuba presidió los No Alineados. El objetivo del CIEM era asesorarlo a él en temas de economía internacional, de economía mundial, y a partir de ahí comenzamos un trabajo, primero de ayuda en la elaboración de materiales y discursos. Pueden imaginar la enorme responsabilidad que tuvimos encima -Osvaldo Martínez, que dirigía el CIEM en ese momento, y yo, que era el subdirector, aunque ambos éramos profesores con cierta experiencia en la universidad.

En mi caso, había trabajado en empresas (era contador) y, además, había trabajado los temas económicos por dentro. La experiencia de haber dado clases en la universidad desde 1967 ayudaba mucho a la hora de traducir ideas, de presentarlas lo más sencilla y objetivamente posible.

Relevancia del pensamiento económico

Hay toda una serie de anécdotas que revelan la importancia que Fidel le daba a ese trabajo y a la economía propiamente dicha, de todas formas era realmente un trabajo de mucha responsabilidad.

Los primeros contactos que tuve con él fueron telefónicos. Me acuerdo que un día de un discurso en un aniversario de los CDR me avisaron en mi casa: “lo va a llamar el compañero Fidel”. Me quedé electrizado, era la primera vez que iba a hablar directamente con él, y estuvimos conversando como dos horas por teléfono. Ustedes saben cómo era Fidel, habló de cuanta cosa en ese momento estuviera discutiéndose en la economía, en la política internacional, etcétera. Él hacía preguntas y yo trataba de responderlas.

Empezamos a trabajar directamente con Chomy (José Ramón Miyar Barruecos) que era el secretario del Consejo del Estado y atendía directamente los vínculos de Fidel con el Equipo de Apoyo. También estaban otros compañeros que atendían los temas que no eran de economía, como el periodista Julio García Luis; Pedro Álvarez Tabío, que era el editor del Consejo de Estado: su último trabajo fue enorme: Cien horas con Fidel, que se desarrolló con mucha calidad, y había otro grupo de compañeros que eventualmente colaboraban en este sentido.

El interés de Fidel por los temas de economía internacional creció mucho a partir su discurso en Naciones Unidas en 1979. Fidel levantó la idea de crear un fondo de trescientos mil millones para impulsar el desarrollo. Empezó un trabajo muy intenso para promover estas ideas con participación en una serie de eventos. Eso fue entre 1980 y 1983, aproximadamente.

La crisis económica y social del mundo

Ya a finales de 1982 y principios del ‘83, Cuba tiene que entregar la presidencia de los No Alineados a la India. Fidel decide hacer un libro que se llamó La crisis económica y social del mundoque se entregó en la Cumbre de Nueva Delhi. En el texto se analizaba la coyuntura internacional en todos sus aspectos: los problemas de alimentación, la industrialización, del medioambiente (que empezaban a tratarse en ese momento). Fue un trabajo muy intenso. Un grupo de compañeros, prácticamente estuvimos internados durante dos meses preparando los borradores, después de haber discutido con Fidel el esquema y los borradores de cada uno de los capítulos. Teníamos sesiones de discusión con él en relación a lo que se presentaba, a lo que él creía.

Fidel revisó y, en definitiva, palabra por palabra de ese libro. Es decir, se leyó todos los capítulos, discutió todos los capítulos y, desde luego, de cada discusión salían nuevas versiones y nuevos elementos a incluir. Al final él tuvo la gentileza de reconocer en el prólogo del libro el trabajo del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, y de otros como el Centro de Investigaciones de la Economía Internacional, de la Universidad de La Habana, que también había colaborado con un grupo de compañeros.

Sobre ese libro hay muchas cosas que se pudieran contar. Ya en ese momento, los criterios de Fidel eran muy firmes en relación a temas como la crisis. El título del libro él lo defendió (La crisis económica y social del mundo), aunque en el mundo había países capitalistas y países socialistas.

Se hicieron traducciones a cuanto idioma fundamental existía: el inglés, el francés, el alemán, el ruso, el árabe, y todo eso se preparó en paralelo, para entregarlos en la Cumbre de Nueva Delhi en el ’83. Cuando llega la traducción al ruso los camaradas soviéticos dijeron que ellos no estaban de acuerdo con el título, porque se incluían los países socialistas, pero Fidel no cedió y dijo que la crisis económica y social estaba afectando al mundo.

Esto, provocó una reacción no muy agradable por parte de los soviéticos, y la edición rusa del libro fue de sólo cuatrocientos ejemplares, que no alcanzaban ni a uno por biblioteca en la Unión Soviética de entonces. Pero él no cedió con el título del libro y el libro en ruso también se llama La crisis económica y social del mundo. No del mundo capitalista, no del mundo subdesarrollado: del mundo. Porque ya había elementos suficientes para hablar de ciertas crisis en los países socialistas.

Era la etapa, año 1983, en que Cuba estaba participando en las guerras de liberación de África. Hay toda una serie de historias que contar también en ese sentido, sobre la participación de los soviéticos en esos hechos. Ocurrieron también otros intercambios en los que Cuba tuvo que asumir expresamente la defensa del país.

Recordemos la famosa conversación de Yuri Andropov con Raúl cuando le dijo que si había un ataque a Cuba ellos no iban a participar directamente; es decir, había toda una serie de elementos que ya daban señales de que no estábamos, digamos, de acuerdo en una serie de cuestiones, y Fidel tenía sus criterios muy firmes en ese sentido, no todos públicos, desde luego. Él se cuidaba mucho de no crear un cisma, cualquier grieta que pudiera ayudar al enemigo en ese momento, pero en realidad tenía criterios muy definidos en relación a lo que estaba ocurriendo en la economía mundial y la responsabilidad que, en este sentido, tenían los países socialistas.

Fidel en ese momento, inmediatamente después del año ’83, nos pidió que le preparáramos un plan de estudio de los temas de economía en general, pero de economía mundial en particular.

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Cuba Historia

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