El team Cuba, asere, la partió

La selección nacional ya había ganado cuando llegó al juego de ayer, está de vuelta en la cumbre de la pelota en el mundo

Autor: Dilbert Reyes Rodríguez | dilbert@granma.cu

 yuhki ohboshi
Foto: Yuhki Ohboshi

Cuba ganó. ¡Vaya victoria la que ha tenido en este V Clásico Mundial! La pelota, sangre que corre en las venas de esta Isla, hizo temblar la tierra aquí.

Y sonó duro el temblor. Todavía no se sabe si fue trueno de tormenta, como solo truena en el Caribe; o si tambor de conga santiaguera, acompasada y arrolladora, explosiva y alegre…, viril. Lo que sí se sabe es qué cosa sonó, y fue ese orgullo cubano de sabernos grandes, campeones, coj… corajudos.

Hay que ser isla para saber bien lo que es eso. Y no solo isla geográfica, manchón de tierra en el mar, sino isla en todas las cosas que, por rebeldes y obstinados, nos enseñaron a dar bronca contra muchas y diversas tormentas a la vez.

Cuba echó ayer una pelea gorda en el estadio LoanDepot Park, de Miami. Lo sabía antes de salir al ruedo, como a un Coliseo romano, y salió a jugar al duro.

¿La primera victoria?: fue una familia. Así nos hizo sentir desde Maisí a San Antonio. En el torneo hubo un abrazo por cada jit, por cada fildeo, por cada carrera, por cada swing. También hubo suspiros, palmas, lamentos de «¡ay, por poquito!», pero el sabor, nadie lo dude, fue todo el tiempo un sabor de campeón.

Cuba ya había ganado cuando llegó al juego de ayer. Las letras del Team Asere se hicieron cuatro mayúsculas en el pecho de cada pelotero. La isla grande volvió a la cumbre de la pelota en el mundo. Es, otra vez, con sus cuatro letras grandes, uno entre los cuatro grandes, y eso no tiene retorno.

Con el Clásico, la nación vibró de orgullo y, aún vibrando, recibe y abraza, hoy, a sus muchachos campeones. Con ellos, la historia del beisbol nuestro, dicen muchos, comenzó a reescribirse con la tinta de un pasado de glorias; pero el presente, el de este Clásico Mundial, ya lo escribieron. 

Cuba ganó, Cuba es grande. El team nuestro, asere, la partió.

El odio no acaba, se multiplica

Por Arthur González

Imagen de Razones de Cuba

Han transcurrido 64 años del triunfo de la Revolución cubana, que Estados Unidos no pudo impedir, y el odio que sienten no se acaba, se multiplica cada vez más, con el marcado deseo de derrocar el proceso socialista, algo que no han podido lograr.

El asunto no se inició a partir de la nacionalización y confiscación de las propiedades de empresas estadounidenses, como quieren hacer ver desde Washington para justificar su criminal guerra económica, comercial y financiera, la más larga en la historia humana.

La verdad está recogida en los propios documentos del régimen yanqui, donde se demuestra que el odio hacia la Revolución comenzó antes del triunfo de enero de 1959, demostrado en las palabras del director de la CIA, Allen Dulles, durante la reunión del Consejo de Seguridad Nacional celebrada el 23 de diciembre de 1958, cuando expresó:

“Es necesario evitar la victoria de Fidel Castro”. Y agregaba el presidente Dwight Eisenhower:

“Tengo la esperanza de lograr una tercera fuerza que crezca en fortaleza e influencia, si se organiza alrededor de un hombre capaz, equipado con armamentos y financiamiento”.

Una victoria de Fidel no era la mejor opción para los intereses yanquis, después de conocer sus posiciones nacionalistas expuestas durante el juicio por el asalto al Cuartel Moncada, en 1953.

Esto prueba que el odio hacia Cuba comenzó mucho antes y crece con cada revés que sufre la política criminal y subversiva diseñada por Estados Unidos.

Según datos desclasificados, en los años 50 del siglo XX, la Estación de la CIA y el FBI en Cuba, ya utilizaban agentes encubiertos bajo la fachada de comerciantes, sumado a los oficiales designados como “diplomáticos” en la embajada y el consulado en la ciudad de Santiago de Cuba, quienes desde enero de 1959 incrementaron su trabajo para socavar a la Revolución, mediante la organización de redes de agentes que buscaban información para facilitar los planes de hacer fracasar los programas revolucionarios.

El gobierno cubano no tuvo alternativas para defenderse y ante cada acción yanqui se vio obligado a tomar medidas de respuesta, entre ellas la nacionalización y expropiación de sus propiedades.

Los cubanos que abandonaron el país y dejaron atrás sus bienes, incluidas industrias y centros de servicio, los perdieron. Quienes permanecieron en Cuba recibieron la indemnización correspondiente y ahí están los documentos que lo avalan.    

Sin embargo, desde Miami, aquellos que viven del cuento del “exilio”, que les permitió enriquecerse y hasta hacer carreras políticas, no cesan de destilar su odio enfermizo que corroe hasta la política exterior de Estados Unidos.

Ejemplo de ello es el recién proyecto de ley sobre marcas nacionalizadas en Cuba, presentado el 9 de marzo 2023 por un grupo de legisladores, denominado «No Stolen Trademarks Honored in America», que procura prohibir a los tribunales yanquis, validar cualquier derecho sobre negocios o activos que fueron nacionalizados por el Gobierno revolucionario, con el objetivo de evitar que Cuba pueda vender en un futuro, sus productos en el mercado norteamericano.

Dicho proyecto es promovido por congresistas miembros de la mafia anticubana y como es habitual en esas acciones contra Cuba, está encabezado por el corrupto senador Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y Marco Rubio, miembro del Subcomité de Relaciones Exteriores del Senado para el hemisferio occidental, quienes constantemente chantajean al presidente Joe Biden, para evitar que mejore las relaciones con La Habana.

Para esos mafiosos, que no soportan la victoria de Cuba ante los 64 años de agresiones yanquis, cualquier confiscación o incautación de activos por parte del régimen cubano, es y será siempre un “acto criminal” que no debe ser recompensado por el Gobierno de los Estados Unidos”.

De ser aprobada esa ley, “prohibiría el uso de las marcas comerciales, cuando quien las utilice haya conocido en el momento de adquirirlas, que el nombre de las mismas es igual o similar al de las que fueron confiscadas por el Gobierno revolucionario cubano”.

Una de las marcas que más persiguen es la de los rones cubanos, principalmente el afamado Habana Club, porque detrás está el consorcio Bacardí, debido a que ese ron es muy superior al de ellos, al alcanzar desde hace años altos niveles de venta en el mundo.

Es conocido que la compañía Bacardí sufraga planes subversivos contra Cuba desde la creación de la Fundación Nacional Cubano Americana, que presidió el terrorista Jorge Más Canosa, y aporta sumas millonarias a las campañas electorales de esos senadores y otros, incluidos varios representantes que hacen carrera gracias al dinero que reciben de dicha compañía.

Cuba Ron, con su socio el grupo francés Pernod Ricard, logró registrar en Estados Unidos la marca Havana Club, que lleva el nombre de una marca nacionalizada en la Isla, pero que su registro original estaba vencido y por tanto, no era legalmente propiedad de sus antiguos dueños, situación que ocultan los enemigos de la Revolución, pero sí reconocido por los tribunales estadounidenses al fallar a favor de Cuba, en abril del año 2022, en sentencia firme ante demanda impuesta por la compañía Bacardí, que expresa: “La marca Havana Club, es una propiedad totalmente cubana”.

La verdadera historia que manipulan desde Estados Unidos, es que en 1960 el gobierno cubano confiscó legalmente la marca Havana Club, junto con otros activos de la empresa de José Arechabala S.A., grupo productor de bebidas alcohólicas y azúcar. En esa fecha Arechabala ya no vendía esa marca y había dejado de pagar su registro.

Ante el incremento de las ventas cubanas del ron Habana Club y la fama alcanzada a nivel mundial, Bacardí oportunistamente compró en 1995 la marca que fuera de José Arechabala, aprovechándose de que, por las leyes del bloqueo impuestas desde 1962 por Estados Unidos contra Cuba, no se podía comercializar ningún producto cubano en ese mercado.

Bacardí inició las ventas de un ron producido fuera de Cuba, bajo la marca Habana Club, engañando a los compradores que suponían era un producto netamente cubano.

Sin embargo, la marca del ron Bacardí sí estaba vigente cuando sus propietarios abandonaron la Isla después de 1959 y por eso, aunque la fábrica en Santiago de Cuba fue expropiada, Cuba no continuó utilizándola.

Su odio hacia Cuba no tiene fin, porque como afirma el plan de Acciones Encubiertas de la CIA, aprobado en marzo de 1960: “El objetivo es provocar la sustitución del régimen de Castro por uno que sea más aceptable para Estados Unidos”.

Exacto fue José Martí al decir:

“El odio no construye”.

Cuba recuerda aniversario 145 de la Protesta de Baraguá

El 15 de marzo de 1878, en Mangos de Baraguá, tuvo lugar el hecho protagonizada por Maceo

AGENCIA PRENSA LATINA

Maceo se negó a aceptar una paz sin independencia de la colonia española. (Foto: PL)

A 145 años de la histórica Protesta de Baraguá, los cubanos evocan este 15 de marzo la braveza del mayor general Antonio Maceo, quien se negó a aceptar una paz sin independencia de la colonia española.

El 15 de marzo de 1878, en Mangos de Baraguá (provincia de Santiago de Cuba), tuvo lugar el hecho protagonizada por Maceo y otros altos jefes, oficiales y tropas orientales a su mando.

De acuerdo con el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, con la orden de desobediencia, el también conocido como Titán de Bronce, llevó a su punto más elevado el espíritu patriótico y revolucionario del pueblo cubano.

Con la icónica frase de “No, no nos entendemos” al general español, Arsenio Martínez, se puso fin al Pacto del Zanjón, en el que España, tras 10 años de guerra, ofrecía el cese de las hostilidades sin una solución a la situación colonial que levantó en armas a los cubanos.

Ese acuerdo fue inadmisible para quienes, desde los campos de la nación caribeña, mantenían la voluntad por la liberación definitiva de la isla y estaban dispuestos a proseguir las acciones bélicas.

Al proclamar su decisión irrevocable de combatir, el insigne revolucionario arrastró a jefes, oficiales y soldados e inspiró la lucha de generaciones posteriores.

Esos principios patrióticos fueron enarbolados por Fidel Castro durante la última etapa de la lucha por la soberanía plena y ratificados en el juramento del 19 de febrero del 2000, cuando aseveró que Cuba sería un eterno Baraguá.

Declaración Final del Segundo Coloquio Internacional “Patria”

Por Redacción Razones de Cuba

Declaración Final del Segundo Coloquio Internacional “Patria”

El bloqueo contra Cuba, política ilegal de asfixia económica impulsada y sostenida por Estados Unidos, alcanzó un nuevo nivel con la ofensiva del imperialismo digital. Una de las formas menos visibles de esta situación la constituye el bloqueo digital que implica mucho más que un acto de censura y de exclusión, es una restricción al desarrollo individual y colectivo, a la conformación de ciudadanía, a la participación integral en el devenir humano. Este bloqueo opera en las dos direcciones, no sólo obstruye el acceso a la cultura al pueblo de Cuba, también impide que el resto del mundo conozca las alternativas sociales, culturales y políticas basadas en la solidaridad y la hermandad que nutren la historia cubana.

Por eso periodistas, intelectuales, activistas y políticos de 14 países reunidos durante dos días de intenso debate en el Segundo Coloquio Internacional “Patria”, desarrollado en La Habana, hacemos un llamado a medios de comunicación, organizaciones, gobiernos y empresas a sumarse a la condena al bloqueo, que se ha recrudecido en los últimos años,  y emprender acciones a favor de Cuba, de su pueblo y su futuro. Romper el bloqueo no es solo una necesidad para Cuba, sino para el derecho internacional, el intercambio imprescindible de todos los países con una isla que ante una crisis global hizo todo lo posible para salvar a su pueblo y ayudar a otros enviando médicos y vacunas.

Nos proponemos además fortalecer las redes de comunicación de nuestros pueblos y diseñar estrategias de intervención pública frente a la proliferación de campañas de desinformación y ataques a quienes militan en los movimientos populares de América Latina y el Caribe, y en general del sur global. Acordamos desarrollar también un programa integral de investigación y formación política que nos permita comprender mejor la compleja situación que atravesamos como etapa indispensable de nuestra lucha contra el imperialismo y la ambición de las grandes corporaciones informacionales.

El proceso de acumulación capitalista ha dado lugar a una depredación del mundo que parece ya incontrolable. En este momento de crisis casi terminal, donde la vida está seriamente amenazada, el pueblo cubano encarna una promisoria bifurcación del modelo de civilización occidental donde anidan posibilidades de un futuro habitable para toda la humanidad.

Casa de las Américas, 14 de marzo de 2023

Día de la Prensa Cubana

Patria: La plenitud del periodismo martiano

Por: Pedro Pablo Rodríguez

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Desde su precoz adolescencia, José Martí evidenció un marcado interés por expresarse mediante la escritura: escribió poemas y se acercó al periodismo, dos formas literarias y de comunicación que solían ser compartidas por muchos intelectuales de la época, y en lo que se destacaron los cubanos, tanto en La Habana como en otras localidades del país.

El elevado número de publicaciones insulares a lo largo del siglo XIX así lo indica, sobre todo cuando ya hacia sus decenios finales semanarios y diarios se fomentaron con rapidez y abrieron el paso al periodismo, forma comunicativa donde la información y el análisis de la realidad social fueron estableciendo una diferencia con las publicaciones seriadas estrictamente literarias.

Los que comenzaron a llamarse periódicos alcanzaron en Cuba notable desarrollo en el uso del espacio impreso y sostenida calidad en su escritura, y, aunque de algún modo hicieron su aprendizaje en sus similares españoles y franceses, ya para finales de la centuria la prensa estadounidense sentó cátedra en tales sentidos y abrió camino a lo que suele llamarse el periodismo moderno.

Se ha afirmado por algunos de sus contemporáneos que, mientras estudiaba bachillerato, Martí escribió un periódico manuscrito y sí se conserva el ejemplar único de El Diablo Cojuelo, del que solo apareció un número durante la breve libertad de imprenta decretada en 1869.  Seguramente que allí le nació al jovencito la pasión por la escritura de prisa acerca  de lo inmediato del día y el contacto con los cajistas, las prensas y el olor de la tinta que después expresó en su poema “De noche en la imprenta” escrito y publicado en México en 1875.

Aunque publicó algo en periódicos españoles durante su primera deportación a la metrópoli fue en el hermano país latinoamericano donde la práctica cotidiana en su redacción fue su escuela práctica del periodismo diario. La maduración de esa experiencia ocurrió tras su arribo a Nueva York y colaborar sistemáticamente con La Opinión Nacional de Caracas primero, y después con La Nación de Buenos Aires y El Partido Liberal de México. Aquellos textos en que Martí entregó a sus lectores hispanohablantes del continente las por él llamadas “Escenas norteamericanas”, le otorgaron amplio y merecido reconocimiento por amplios sectores de la clase ilustrada de la región y mostraron un poderoso y original estilo de lo que empezó a llamarse el modernismo, a la vez que el brillante estudio y sagaz denuncia del naciente imperialismo de Estados Unidos, en agresiva marcha expansionista hacia el sur. Así, el periodismo, junto a su poesía, selló su altura literaria y le preparó para convertirse en el líder político de su pueblo y en el previsor impulsor de la que llamó nuestra  América.

Desde mucho antes, Martí intentó caminar por sus propios pies en el campo de las publicaciones. Durante su estancia en Guatemala anunció una Revista Guatemalteca que nunca llegó a la imprenta, y en Caracas logró imprimir dos números de la Revista Venezolana, cuya singular escritura y sus novedosas ideas sacudieron el ya anticuado tradicionalismo clasicista de las letras hispánicas y levantaron el entusiasmo de una nueva generación de escritores.

En 1883 inició su colaboración en el mensuario La América, de Nueva York, cuya dirección asumió al inicio del año siguiente y al que impulsó hasta mediados de  ese año por su camino latinoamericanista.  Otro nuevo intento por establecer la política editorial de una publicación fue con el mensuario neoyorquino titulado El   Economista Americano en fecha imprecisa hacia 1887 y 1888.

Su antiguo deseo de tener su propia publicación tuvo que esperar hasta el 10 de abril de 1892 con el periódico Patria, bajo su responsabilidad directa hasta su muerte en mayo de 1895. Este fue, pues, el momento cumbre, la plenitud del periodismo y del ejercicio comunicativo por parte del Maestro.

La vida, el pensamiento y la expresión escrita de Martí sufrieron un cambio sustantivo a finales de 1891 con su primer viaje a Tampa y Cayo Hueso: se iniciaba entonces la organización de los patriotas cubanos a fin de buscar la independencia mediante la guerra que él calificó de necesaria.

No se trata, desde luego, que el Maestro se haya alejado o sometido a crítica, a partir de entonces, los fundamentos de su ideario y de su acción. Por el contrario: él fue un caso singular de fidelidad a las bases por las cuales discurrió su rica existencia en todos los planos, bases que fue precisando y ajustando durante su corta vida, y que entre diciembre de 1891 y mayo de 1895 alcanzaron su cenit cuando decidió llegada la hora de separar a  Cuba y a Puerto Rico del colonialismo español.

Mas para él se trataba ya  no solo de salvar a ambas naciones no constituidas como estados, sino, y sobre todo, de evitar el desastre mayor, que sería.la absorción de ambas islas y del resto del continente por Estados Unidos, el nuevo poder que crecía velozmente impulsado por los nacientes monopolios y el capital financiero con las miras puestas en esos territorios, en franca competencia con las potencias europeas en expansión  por los continentes  africano y asiático y el Océano Pacífico.

No se pueden pasar por alto la conducción y el propio ejercicio periodístico martiano en Patria. Respecto a lo primero, es de admirar la perspicacia  con que el director estableció la presencia de textos de diverso tipo que mantenían el interés de su lectura por una variada gama de lectores, desde los que también eran escritores e intelectuales como el propio Martí, hasta aquellos que no disponían de iguales caudales de conocimientos ni de una amplia cultura general, sin excluir a los analfabetos que escuchaban la lectura de otro.

 Patria incluía, de hecho, editoriales aunque no los presentara bajo ese nombre, artículos de fondo de Martí y de diferentes colaboradores, notas de diversa índole, cartas de lectores de las emigraciones y también de Cuba y Puerto Rico en forma anónima, con lo cual se demostraba que estaba abierto tanto para los que se hallaban fuera del control del colonialismo español y de su censura de prensa, como de los residentes bajo su dominio e imposibilitados de exponer sus criterios acerca de una patria libre en los periódicos insulares.    La vida del Partido Revolucionario Cubano, sus actividades  públicas. Lo mismo  del Delegado como de los clubes y de los Cuerpos de Consejo de cada localidad.

De su revisión es evidente que Martí buscaba, sobre todo, divulgar entre los patriotas el programa y los propósitos del PRC  establecidos por él, o sea, su amplio programa revolucionario para Cuba, las otras Antillas y la totalidad del continente, y con ello evitar la dominación estadounidense y  trabajar  para el equilibrio de América  del mundo.

Las Bases del Partido se reproducían en lugar destacado, en la primera plana de todas las ediciones para que cada nuevo lector las tuviese siempre a  su alcance. Patria era un periódico político y de formación ideológica, mas sus páginas no excluían todo aquello que afirmara el orgullo patriótico y la identidad  nacionales de sus lectores.

La cultura artística y literaria, los antillanos que alcanzaban relieve y reconocimientos en cualquier campo, los héroes y las heroínas conocidos y desconocidos de las luchas independentistas, la cotidianidad de las emigraciones en Estados Unidos con la sección “En casa”  que evidentemente, por su estilo, el mismo Martí redactaba, al igual que otros muchos escritos de distintas naturalezas.

Hasta en los anuncios, cuyo pago contribuía a subvencionar los gastos de impresión y distribución, estaban presentes mayoritariamente los pequeños negocios y las profesiones de los antillanos residentes en el vecino país, fundamentalmente en la ciudad de Nueva York. El periódico, pues, no solo trasmitía ideas sino que además relacionaba a los patriotas entre sí y contribuía de esa manera a solidificar el espíritu nacional y el afán por alcanzar la independencia.

En consecuencia, Martí, divulgó en repetidas ocasiones su proyecto transformador, su alerta ante el camino hegemónico que tomaba Estados Unidos, Era, como él dijo, una “guerra de pensamiento”,  que procuraba el arribo a una república independiente del colonialismo español, sin fisuras ante Estados Unidos, sobre la base de la  más amplia unidad patriótica  y el amor a su tierra y a su gente.

Para Martí, pues, era Patria un órgano de unidad política e ideológica.  Por eso los temas allí más tratados fueron la labor del Partido; la “guerra necesaria”; la “república nueva”, tanto por sus objetivos internos de paz  y justicia social como por su significación para abrir la unidad de acción latinoamericana frente a Estados Unidos, evitar la anexión de  Cuba y otras Antillas a esa potencia emergente  y contribuir de  ese modo al equilibrio del mundo entre las grandes potencias que ya se lo repartían. Mas también refirió el periódico todo aquello que contribuía al sentimiento patriótico como conocer la letra y la partitura musical del Himno de Bayamo que devendría nuestro Himno Nacional; apreciar los valores de la cultura artística y literaria nacional y de sus diversas expresiones culturales; advertir acerca de las diferencias materiales y espirituales de Cuba y de nuestra América respecto a Estados Unidos; entregar los principios de su ética de servicio humanista, de la igualdad para todos y de contribuir para crear una humanidad mejor.

La escritura martiana en Patria se mostró con sus mejores galas, no cedió en calidad ni en las peculiaridades del personal estilo de su director y escritor principal. El uso de la imagen, ya como recurso estilístico, ya como elemento explicativo o probatorio de una idea o de una tesis, y también para estructurar un análisis, fue muy frecuente en esos textos del periódico. Continuaba así Martí una forma expresiva empleada desde joven y que perfeccionó en la “Escenas norteamericanas”.

Otros recursos presentes en los textos martianos en Patria son el adjetivo con una función más analítica que calificadora, el ritmo interno que le había enseñado la poesía, la riqueza de lenguaje que no vaciló en crear numerosos y osados neologismos o en la ampliación del significado de algunas palabra, la sintaxis atrevida en su composición y la libertad en el manejo de los signos de puntuación con positivos resultados notables. Ello, desde luego, ha ayudado siempre a los estudiosos de la escritura martiana a identificar sus producciones, las que muy pocas veces salían con su firma.

Ha de destacarse además, la habilidad martiana para reunir a un selecto grupo de patriotas como colaboradores con su pluma en el periódico, entre  los cuales destacan Gonzalo de Quesada Aróstegui (47 textos); el puertorriqueño Sotero Figueroa (41), dueño de la imprenta donde se tiraba el periódico; Fernando Figueredo Socarrás (34), combatiente e historiador del 68 y prominente entre los emigrados de la Florida; Fermín Valdés-Domínguez (19), su amigo de siempre; Juan Fraga (19), presidente del Cuerpo del PRC en Nueva York; Serafín Sánchez (18) , oficial  mambí y líder en Cayo Hueso; Enrique Loynaz del Castillo (15), joven huido de Cuba al ser descubierto como conspirador; Martín Rodríguez (14) el puertorriqueño Francisco González Marín (14);  y otros más como Gualterio García, de Cayo Hueso; Benjampin Guerra, el tesorero del PRC; Rafael Serra, brillante escritor siempre leal a Martí; y Esteban Candau, ambos residentes en Nueva York; y Tomás Estrada Palma, hombre del 68 que fuera presidente de la República en Armas quien ocultaba su postura anexionista.

Los elementos tratados, que no cubren todo el universo en cuanto a la constante de la pluma martiana en Patria, pretenden advertir acerca de este extenso asunto por dilucidar plenamente, requerido de años de examen desde varias perspectivas disciplinarias. Ni por asomo, Martí en Patria no es algo agotado desde la intención cognoscitiva. Las dimensiones de su obra escrita, su riqueza en todos los planos, su originalidad y aportaciones para sustentar la entregar de un pensamiento que hoy aún resulta válido y enaltecedor para el mejoramiento humano, cada vez en mayor peligro de un desastre planetario para las formas de vida actuales, nos obligan a continuar el análisis de su ideario, particularmente los escritos en Patria, junto a su eterno significado como guía tutelar de la nación cubana.

13 de marzo de 1957: la juventud señalando el camino

MARTA GÓMEZ FERRALS | FOTO: ARCHIVO 

El tiempo agiganta aún más el valor de la entrega al altar de la Patria, realizada el 13 de marzo de 1957, por el comando revolucionario encabezado por José Antonio Echeverría, caído en la acción, con el objetivo de ajusticiar al tirano Fulgencio Batista en el propio Palacio Presidencial, y luego, desde la Universidad dar armas al pueblo para iniciar una masiva lucha armada popular que pusiera el fin de la dictadura.

Echeverría, destacado dirigente universitario quien cursaba la carrera de Arquitectura, era entonces el corajudo presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), fundada por Mella en 1922, en aquellos momentos convulsos y radicales. Además, había creado el Directorio Revolucionario como brazo armado de la organización del alumnado progresista y combativo de la Alma Mater.

La audaz acción coordinada por el incansable Manzanita, apodo cariñoso con que sus amigos lo conocían por el color de tez facial, incluía la toma de la emisora nacional Radio Reloj, situada en el Vedado, algo alejada del escenario principal que era la madriguera del asesino quien desde 1952, mediante métodos ilegales y violentos, desgobernaba el país.

Con la acción del 13 de marzo, si todo marchaba según lo previsto pretendían, además, tomar otros puntos de la ciudad como el Cuartel Maestre de la Policía para hacerse de su gran arsenal y así a continuación ocupar otras estaciones policíacas y cuarteles hasta dominar la capital.

Un año antes de concebir ese plan, José Antonio había viajado a México donde junto a Fidel Castro, jefe del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, por entonces obligado a radicar en el exilio, firmara un documento de compromiso para la colaboración entre las dos organizaciones de vanguardia, inscritas en la historia de Cuba por su patriotismo contundente. Fue la llamada Carta de México, vertical y honesta como sus hacedores.

El 13 de marzo de 1957 acabó siendo un día de dolor inmenso por el asesinato a mansalva del querido dirigente juvenil y por el fracaso de la acción desde el punto de vista militar. Como consecuencia fueron ultimados otros participantes.

Pero como todos los reveses amargos de los batalladores genuinos también resultó un suceso que sirvió al crecimiento moral de la nación, pues dejaba claro lo que sus más jóvenes y valientes hijos estaban determinados a hacer para alcanzar la libertad de la nación. Había en marcha un proceso de adhesión popular a la causa.

Resonarán siempre, como lo hicieron entonces, una de las últimas frases de José Antonio cuando dijo: “Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad”.

Ellos decidieron que también marcharían por el camino de la insurrección armada, porque la tiranía, la oligarquía nacional y el dominio foráneo habían negado al pueblo la vía para ganar sus derechos.

Cada mes de marzo la rememoración de aquella gesta heroica reafirma que no resultó una ofrenda inútil. Hizo comprender que Cuba seguía despertando, sin miedo a la cruenta represión, y esta vez el movimiento revolucionario no se detendría, aunando de nuevo a estudiantes y pueblo.

La acción organizada para el 13 de marzo comenzó desde la madrugada con el alistamiento de un pequeño destacamento armado de unos 50 hombres que se encaminó alrededor de las tres de la tarde al Palacio Presidencial, para asaltarlo. Fue una acción muy osada, pero no pensada a la ligera.

No todo pudo suceder de acuerdo con los planes trazados. Convergieron casualidades o circunstancias que devinieron fuertes barreras para los revolucionarios. El comando juvenil que penetró con relativa facilidad en el lugar, debido al factor sorpresa, y llegó hasta el Salón de los Espejos, tuvo confusión al ver que el tirano no estaba en su despacho, como era habitual, a esa hora.

Otro elemento negativo fue que nunca llegó el apoyo programado: un camión de armamentos, a usarse como respaldo al combate que se entabló con rapidez. Además, la Guarnición Presidencial se enfrentó rápidamente a los asaltantes. Fue mortalmente herido Carlos Gutiérrez, uno de los jóvenes revolucionarios.

En el momento en que José Machado (Machadito), se dio cuenta de lo difícil de su situación, con ninguna posibilidad de éxito, llamó a la retirada. Pero debió retornar al interior del Palacio a fin de rescatar a su compañero Juan Pedro Carbó Serviá, al percatarse de que este se había perdido dentro del recinto.

Sin conocer el rumbo infausto de los acontecimientos, José Antonio y otro dirigente del Directorio, Fructuoso Rodríguez, enrumbaron hacia Radio Reloj. La transmisión de su vibrante alocución fue interrumpida y su contenido no pudo escucharse en lo esencial por la población, pero fue grabado para la historia. Hoy es un testimonio estremecedor de aquel patriotismo sin límites protagonizado por jóvenes cubanos.

Fuera ya de la emisora, en medio de una vorágine, José Antonio se encamina a la Universidad, donde debía haber otros estudiantes. Inesperadamente el auto en que viajaba Manzanita choca con un patrullero que salió a cortarle el paso.

Como era de esperar, el joven sin retroceder enfrenta con su pistola a los sicarios, que le disparan con mayor pericia y lo derriban. Allí lo ultimaron cobardemente. Fue una calle aledaña a su amada Universidad de La Habana, el lugar que recibió su cuerpo brutalmente abatido.

Los cubanos honran en cada aniversario y siempre al querido José Antonio y a todos los mártires inmolados en plena juventud relacionados con los sucesos heroicos del 13 de Marzo de 1957. Como él vaticinara, su mensaje nos marcó de manera indeleble, y sus vidas hermosas inspiran a todo un pueblo, que no los olvida.

El heroísmo de levantarse

Posiblemente a otros, un golpe similar al del 13 de marzo de 1957 les hubiera bastado para rendirse y abandonar, y conformarse con el consuelo glorioso del intento

Autor: Frank Josué Solar Cabrales | internet@granma.cu

El recrudecimiento de la persecución fue solo una de las consecuencias. La organización perdió a su principal dirigente y figura política y a varios cuadros de acción. Foto: Archivo de Granma

Un destacado combatiente del Directorio Revolucionario  (DR) me dijo una vez, en medio de una conversación, como quien salda cuentas íntimas con el pasado: «Dios no nos quiso». La sentencia aludía a los numerosos avatares, obstáculos y contratiempos que debió enfrentar la organización en su devenir. Uno de esos golpes demoledores, «como del odio de Dios», fue el sufrido el 13 de marzo de 1957. ¿Cómo superó el revés? ¿Cómo fue capaz de recuperarse del terrible mazazo? Las referencias habituales a las acciones de ese día abundan en detalles sobre los preparativos y el desarrollo de la operación armada, pero no le dedican la misma atención, por lo general, a lo ocurrido en las horas posteriores. Tan heroica como el arrojo combativo desplegado en el Palacio Presidencial y Radio Reloj, la decisión de los jóvenes del Directorio de continuar la lucha, aún en las condiciones más difíciles, revela, quizás mejor que ninguna otra, la clave de su grandeza.

En las jornadas siguientes al 13 de marzo la actividad del Directorio se redujo básicamente a la sobrevivencia y a los intentos de reorganizarse a la mayor brevedad posible. El recrudecimiento de la persecución fue solo una de las consecuencias. La organización perdió su principal dirigente y figura política y a varios cuadros de acción. Casas de seguridad, medios de transporte, abundante armamento, indispensables todos para la infraestructura de un trabajo clandestino, formaban parte del inventario de pérdidas.

Muchos contactos y fuerzas con las que se contaba sufrieron la dispersión. En otro sentido, el 13 de marzo elevó el prestigio del Directorio Revolucionario y le acentuó su perfil insurreccional y de vanguardia, más allá de los medios estudiantiles. A partir de este momento José Antonio Echeverría y el asalto al Palacio Presidencial serían sus banderas de combate, con las que se atrajo la simpatía y colaboración de muchos revolucionarios.

En medio de las difíciles condiciones creadas por la ola represiva los líderes de la organización consiguieron reunirse por vez primera en esta nueva etapa el 24 de marzo, en la casa de Andrés Cheo Silva, en la calle L entre 15 y 17. Asistieron Joe Westbrook, Julio García Oliveras, Faure Chomón, Enrique Rodríguez Loeches y Fructuoso Rodríguez. De los sobrevivientes de la Dirección Nacional solo se ausentaba Samuel Cherson Biniakowski, responsable de Propaganda, vetado por Enrique Rodríguez Loeches por no haber participado en la acción armada del día 13. La propuesta no encontró objeción por el resto de los compañeros. Allí se analizó lo sucedido con la operación de apoyo, cuyo fallo hizo fracasar toda la acción, y se acordó la elaboración de un manifiesto dirigido al pueblo, con la explicación del Directorio de los acontecimientos del 13 de marzo y la denuncia como traidores de los responsables del refuerzo. La redacción del documento estuvo a cargo de Joe Westbrook. En el ánimo de los presentes estaba recuperarse rápidamente.

Una semana después se reunieron nuevamente, en el sótano de la calle 19 que había servido de último refugio a Echeverría. En esta ocasión se reestructuró la dirección del DR. Fructuoso fue ratificado como Secretario General, en una sucesión que devenía natural pues había sido el Segundo Secretario del Directorio desde su fundación, y había desempeñado un rol crucial en su organización y en la coordinación de los núcleos insurreccionales de la Universidad. Igual de legítima y reglamentaria fue su sustitución de José Antonio al frente de la FEU, que le correspondía por su condición de primer Vicepresidente. Se completó la reconstrucción de los sucesos del asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj y se acordó la salida al extranjero de Faure Chomón, con el objetivo de conseguir armamento. Este fue un caso excepcional, pues la decisión era que sus militantes continuaran en La Habana y no se asilaran.

En el encuentro Joe dio lectura a la proclama que había redactado en nombre de la organización, dirigida al pueblo de Cuba. En el documento se rendía homenaje a los compañeros muertos, se señalaba por sus nombres a los que el Directorio consideraba responsables del fracaso de los planes del 13 de marzo, se calificaba ese día como «inicio de la confraternidad revolucionaria» y se aclaraba que el Directorio Revolucionario «asumió las responsabilidades y ejecutó las acciones del día 13, hermanado en este empeño con grupos afines en la acción y en el propósito que nos animó».

De igual manera, se aprobó la elaboración de otro texto, complementario a este. Se trataba de una circular a los militantes del Directorio Revolucionario en la que se abundaba en explicaciones sobre las responsabilidades de los que aparecían denunciados en la proclama.

Tómese en cuenta que los documentos fueron redactados y aprobados en medio de ánimos caldeados, bajo las difíciles condiciones de clandestinidad y persecución, que impedían conocer a fondo en ese momento toda la verdad sobre lo ocurrido, con el dolor por la pérdida de compañeros muy queridos, con la frustración por el fracaso de la operación, provocada por errores humanos y vacilaciones. Suscribieron ambos textos todos los miembros del Ejecutivo, incluidos los exiliados, que fueron consultados y dieron su aprobación. Julio García Oliveras y Enrique Rodríguez Loeches firmaron con sus nombres de guerra, Víctor Bravo y Luis Gordillo, respectivamente, pues eran los únicos que no se encontraban fichados por los cuerpos policíacos.

En esta segunda reunión se declinó la invitación de Fidel, trasmitida por Javier Pazos, de trasladarse a la Sierra Maestra e incorporarse a la guerrilla como medio de salvaguardar la vida ante la represión de la dictadura:

(…) un mensaje de Fidel ante los hechos del 13 de marzo y preocupado por los supervivientes de esa acción estuvieran en peligro, él nos ofrecía la posibilidad de que nos incorporáramos a las guerrillas en la Sierra Maestra. Esto fue analizado en la organización, que había una preocupación de Fidel que pudieran asesinarnos a todos después de este hecho, pero realmente en ese momento entendíamos que teníamos la posibilidad aún de seguir actuando en La Habana”. 

A pesar del estado en que se encontraba, el Directorio persistía en seguir un camino propio con su opción táctica de golpear arriba, y pretendía producir en el corto plazo otra acción de envergadura en La Habana: “Incluso, se propuso plantear la decisión del Directorio de actuar en un plazo de 100 días (…). Esto expresaba la firmeza de nuestra decisión: mantenernos en La Habana y volver al combate de inmediato”.  Tres días antes de caer asesinado, Fructuoso le escribía a Rolando Cubela: “Seguimos en pie de lucha. Reorganizándonos para cuanto antes dar otra batalla que quizás sea la definitiva”.  La decisión fue permanecer en la capital y reanudar el combate de inmediato:

 Ya nos considerábamos más diestros, nos sentíamos más experimentados, nos sentíamos más seguros. Teníamos la presencia de toda la experiencia esa de una insurrección, de una rebelión armada en La Habana, de una cosa, y que había necesidad de desarrollar una gran audacia, mucho cuidado en un plan. Despedazado, muerto José Antonio, parte enorme de la organización, pero nos sentíamos así.(…) Y creo que una necesidad nuestra, ¿no?. Yo creo que, para vivir y combatir, hubo que decir: contraatacar al Palacio Presidencial. Casi era como un elemento necesario de fe y de decisión, y decir: no, vamos a buscar un plan, no, de volver, de volver. Creo que no estábamos muy lejos de que si reunimos todas las armas, y hay posibilidades, le metíamos a Palacio otra vez.  

Además de los esfuerzos por recuperar el potencial combativo del DR, Fructuoso da continuidad, desde la clandestinidad y bajo acoso, a la política de José Antonio de utilizar la FEU como instrumento de enfrentamiento y movilización pública contra la dictadura. Su condición doble de máximo dirigente de la FEU y el Directorio, igual que Echeverría, permitió la permanencia de la identidad entre ambas organizaciones y su articulación complementaria en una sola estrategia de lucha.

Con el carácter de lucha política que brindaba la FEU emitió a la prensa declaraciones como estas, para denunciar los intentos politiqueros de llegar a acuerdos con la dictadura, valiéndose de la sangre vertida:

La muerte de nuestro inolvidable líder nos obliga más que nunca a nuestra vertical posición ante el régimen que padecemos (…) y porque han caído cientos de cubanos buenos y honrados que no vacilaron en ofrendar sus vidas en aras de una Cuba mejor, conscientes de nuestra responsabilidad histórica, expresamos nuestra firme convicción de que el problema político nacional no se puede resolver mediante concesiones y compromisos entre el gobierno y la oposición. 

También trasmitió orientaciones al movimiento estudiantil, como la de declarar “día de luto cívico” el 13 de abril, cuando se conmemoraba un mes de la muerte de José Antonio y los caídos en el asalto a Palacio. O la de ordenar el paro indefinido del estudiantado de la Universidad y llamar al resto de los centros de enseñanza a adoptar similar actitud hasta tanto “la libertad engalanada aparezca en el pórtico de la República”,  en carta dirigida al Consejo Universitario un día antes de su asesinato. De esta manera tornaba permanente el cierre temporal de la Universidad de La Habana, decretado a finales de noviembre de 1956, y que se había extendido a las otras dos universidades públicas del país. La casa de altos estudios clausurada sería un símbolo del estado de cosas bajo el régimen de Batista. No podían desarrollarse con normalidad las clases cuando los muros de la Colina habían visto caer, atravesado a balazos, el cuerpo de José Antonio Echeverría, y mientras se siguiera asesinando y persiguiendo jóvenes.

Posiblemente a otros, un golpe similar al del 13 de marzo de 1957 les hubiera bastado para rendirse y abandonar, y conformarse con el consuelo glorioso del intento. Los jóvenes del Directorio no. Como Fidel y sus compañeros tras el Moncada, no se arredraron ante la adversidad, y en medio de la represión, la herida y el dolor, le abrieron caminos a la victoria, a golpe de coraje, fe y lealtad. Ahí, en la voluntad de persistir, de regresar al combate una y otra vez, sin importar riesgos o sacrificios, por el compromiso sagrado con un ideal, radica lo imperecedero de su ejemplo.

El tenedor del hereje

A Cuba, desde hace 64 años le quieren imponer el silencio. Su voz de hereje desafía el dogma de los poderosos que controlan el mundo y, para mayor insolencia, cuando otros dijeron «renuncio», Cuba dijo «sigo adelante»

Autor: Ernesto Estévez Rams | internet@granma.cu

OBRA
Foto: Obra El ángel caído, de Alexandre Cabanel.

De las batallas épicas que nunca ocurrieron quizá la más dramática es aquella que, como resultado de la victoria del arcángel Miguel, Lucifer y su grupo de rebeldes son expulsados del paraíso. Alexandre Cabanel recoge el momento tremendo en su cuadro El ángel caído, donde un desterrado Lucifer se tapa el rostro, mientras al fondo unos ángeles celebran la aparente victoria en el cielo. La extraordinaria mirada del ángel caído resume la tormenta de sentimientos que lo sacuden, y una lágrima a punto de caer resume el momento. Sin embargo, en el desafío del lenguaje corporal, la musculatura toda del cuerpo desnudo, y el propio rostro desafiante, con ira contenida, atestiguan que la última palabra no está dicha. A esa impresión contribuye que la mano que cubre el rostro termine en un agarre firme con la otra mano cerrando un círculo.

Cabanel originalmente iba a nombrar la obra como el poema épico de Milton, El paraíso perdido; así aparece en algunos bocetos y estudios que se conservan. En uno de ellos, Lucifer está en un movimiento enérgico, nada que ver con la pose final en el cuadro, con el brazo derecho alzado y la mano en forma de garra, mientras es el izquierdo el que se levanta poco más abajo del rostro. Todo en ello es determinación. Me detengo en el boceto, por supuesto menos conocido que la obra final, porque en él, la imagen del guerrero queda más explícita, y la belleza viril del rostro puede bien interpretarse ajena a la maldad que se le ha señalado a la cara en la obra final.

¿Qué condujo a Lucifer a dar batalla? Al margen de la historia oficial, es una pregunta que, metafóricamente, me da vueltas, mientras veo el cuadro. ¿Qué condujo a ese hombre a rebelarse de un estado de cosas que se presentaba como paradisíaco? Para mayor cábala, la obra es de 1868, uno de los años a todos los efectos históricos, más definitorios de Cuba y de América Latina, cuando otro patricio, igual en situación aparente de holgura, decidió rebelarse contra un reinado.

El silencio es cosa dura cuando se tiene algo que decir contra los poderes hegemónicos de los menos, que subyugan a los más. Y hablar es un acto de todo el cuerpo y no solo de la boca. A la infamia de la esclavitud, Céspedes tenía muchas cosas que reclamarle y lo hizo, sin miedo a la derrota, como ese príncipe que no se conformó con la batalla perdida.

Desde que la sociedad se dividió en clases, y aquella de las minorías impuso su asimetría sobre los otros, controlar el silencio es la primera arma con la que intentan neutralizar la rebeldía de los muchos. Y en ello, no se pone reparo en acudir a los métodos más extremos.

«Pon tu atención a esta maravillosa invención de cuatro dientes: dos en cada lado. Una banda de cuero, ubicada a través de los aros, muerde en el cuello del hombre, apuntando su vista en la dirección de su falsa religión. Dicho de manera sencilla es un hereje. Sus labios tiemblan y sus ojos se mojan cuando los dos dientes afilados punzan su barbilla, y los otros dos su esternón». Así se describe en el museo de la tortura el terrible instrumento que terminó conociéndose como el tenedor del hereje.

Merecían el abominable castigo aquellos que se atrevieran a cuestionar el dogma prevaleciente, y para reafirmar el propósito, en muchos casos, en el cuero se gravaban las palabras «recanto», renuncio. Describen algunos que el instrumento obligaba al torturado a mirar el cielo en busca de arrepentimiento mientras no podía hablar, a riesgo de que los pinchos le hirieran la garganta. El infame esfuerzo que ha puesto, en todos los tiempos, la tiranía de los pocos para garantizar el silencio de los herejes, potenciales líderes de los muchos.

Contrario a lo que se dice, los corderos balan cuando van camino al matadero. Presienten que el olor que les llega, untado en el hierro del transporte, trae la muerte. La muerte no es un silbido que te perderás si eres el escogido; puede ser el llanto intuitivo de quien la tiene cerca pero aún se agarra de la ignorancia. Como si se descubriese en la descripción de un crucigrama, pero se resiste a escribir la palabra. Aquellos que hicieron silencio de vergüenza, mientras hubo testigos de la infamia, confunden su lastimoso balido con un grito de pendencias. Para Sartre, el balido de los jóvenes que, montados en los trenes, eran llevados a los campos de concentración y se recordaban entonces, amontonados en los vagones de carga, el no haber estado dispuestos a dar batalla, por creer que no había nada que defender de la Francia de entreguerra.

La muerte puede ser también el calco de un rostro. Me recuerdo de Pavese: «La muerte tiene una mirada para todos.\\ Vendrá la muerte y tendrá tus ojos». La muerte puede ser cosa farragosa si cuando llega, miras atrás preguntándote si has vivido. Y entonces, otra vez el piamontés: será «como escuchar un labio cerrado.\\ Descendemos al remolino, mudos». Parece que después de todo, detrás de cada balido hay un cordero que calla.

A Cuba, desde hace 64 años le quieren imponer el silencio. Su voz de hereje desafía el dogma de los poderosos que controlan el mundo y, para mayor insolencia, cuando otros dijeron «renuncio», Cuba dijo «sigo adelante». ¿Será tal vez que somos hijos de todos los rebeldes, míticos y reales que nos han antecedido? Será que en nosotros el tenedor del hereje le fue arrebatado al enemigo y hoy, repujado con una consigna de victoria, lo llevamos en la frente, dispuestos a realizar otro intento de tomar el cielo por asalto.

Senadores de EE. UU. presentan legislación contra restricciones a Cuba

Varios senadores estadounidenses reintrodujeron una legislación bipartidista que deroga las restricciones legales y otros estatutos que prohíben las transacciones y el comercio entre empresas estadounidenses y cubanas

Autor: Granma | internet@granma.cu

Las senadoras demócratas Amy Klobuchar y Elizabeth Warren están en el grupo de congresistas que ha presentado la ley para eliminar el bloqueo a Cuba. Foto: Tomada de CNN.
Las senadoras demócratas Amy Klobuchar y Elizabeth Warren están en el grupo de congresistas que ha presentado la ley para eliminar el bloqueo a Cuba. Foto: Tomada de CNN

Varios senadores estadounidenses reintrodujeron una legislación bipartidista que deroga las restricciones legales y otros estatutos que prohíben las transacciones y el comercio entre empresas estadounidenses y cubanas.

Según trascendió en el sitio web de Amy Klobuchar, esta propia senadora, junto a Jerry Moran, Chris Murphy, Roger Marshall y Elizabeth Warren presentaron la iniciativa, con el fin de crear «nuevas oportunidades económicas al impulsar las exportaciones y permitir a los cubanos un mayor acceso a los productos estadounidenses».

«He presionado durante mucho tiempo para reformar nuestra relación con Cuba, que durante décadas se ha definido por conflictos del pasado, en lugar de mirar hacia el futuro», dijo Klobuchar. Aseguró que «al poner fin al embargo comercial con Cuba de una vez por todas, nuestra legislación bipartidista pasará la página de la fallida política de aislamiento, mientras crea un nuevo mercado de exportación y genera oportunidades económicas para las empresas estadounidenses».

En este sentido, Murphy afirmó que esta legislación ampliará «las oportunidades para que las empresas y los agricultores estadounidenses comercien con Cuba» y sería «una solución inteligente que creará empleos estadounidenses y beneficiará al pueblo cubano».

Por otro lado, Warren subrayó que «ya es hora de que normalicemos las relaciones con Cuba», y precisó que la Ley de Libertad para Exportar a Cuba constituía un paso importante «para eliminar las barreras para el comercio y las relaciones de EE. UU. entre nuestros dos países, y nos mueve en la dirección correcta, al aumentar las oportunidades económicas para los estadounidenses y el pueblo cubano».

Con la llegada de la administración de Donald Trump se adoptaron 243 sanciones, que incluyen restricciones a quienes envían remesas a familias y negocios en Cuba; lo que no solo incrementó el cerco criminal y arcaico, sino que también revirtió los avances en el restablecimiento de las relaciones, alcanzados en el Gobierno de Barack Obama.

Al presentar el informe sobre el impacto del bloqueo a la Isla, el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, denunció el pasado año que las pérdidas ascendieron a 3 806 millones de dólares, solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022.

Un voto unido y de calidad por Cuba

Por Redacción Razones de Cuba

Imagen de Razones de Cuba

Para defender a Cuba existen muchas trincheras y en todas se necesita la certeza de que allí hay patriotas, listos para ese combate épico que le dé a la Revolución la victoria tan necesaria para seguir adelante.

En solo días sonará el clarín y millones de cubanas y cubanos vamos a responder, como tantas veces, sin vacilaciones ni cansancios. El 26 de marzo, en las elecciones generales, otra vez se romperá el corojo y los mambises de siempre saldremos a la carga.

Nada diferente se espera de este pueblo, que sabe muy bien el significado de sus votos unidos por los 470 candidatos a diputados.

Es un derecho soberano y digno que defenderemos en las urnas; es una conducta cívica, que nos distingue, y que está por encima de intereses personales o de cálculos de conveniencia.

Hay una fuerza mayor para afincar nuestra aprobación por los propuestos, y esa razón es la independencia y, sobre todas las cosas, esa razón es la Patria.

Frente a nuestras banderas monolíticas, que representan la democracia socialista, refrendada mayoritariamente en la Constitución de la República, se pretenden levantar otros estandartes que buscan promover la apatía y la desidia política. Utilizan, como tantas otras veces, nuestras dificultades y carencias para anclar en ellas una campaña feroz y desleal, encaminada a fracturar el histórico muro de resistencia y consenso, que protege la soberanía de la nación.

Como en muchas otras ocasiones, la Patria es ara y no pedestal, y hay que defenderla de todos los embates. Son numerosas las razones para el voto unido y sobresale entre ellas el reconocimiento al mérito de los propuestos, que no les ha llegado desde riquezas materiales o prebendas de ocasión, como suele pasar en tantas latitudes de este planeta a la hora de conformar Parlamentos o Congresos.

Nuestros candidatos son hijos humildes de este pueblo, son los vecinos del barrio, los maestros y estudiantes de las aulas, los científicos modestos y grandiosos, los campesinos consagrados a la tierra, los médicos de nuestras familias, los artistas virtuosos, los obreros que se funden en el día a día de los cubanos.  

Boleta en mano, se ha de sentir que en ese documento descansa la responsabilidad individual de ser consecuentes con la historia y la fidelidad a la obra que defendemos.

Poner en ella la marca que nos hace partícipes de las principales decisiones del país, es un privilegio que nuestro socialismo nos otorga y una oportunidad indiscutible de afianzar este sistema político, como garantía de no sucumbir ante los apetitos anexionistas e imperialistas que nunca han desaparecido.

Son tiempos difíciles y acechan los riesgos de quienes urden el plan de alentar la desconfianza y la desesperanza, para convertirlas en apatía o boletas en blanco; pero no somos ingenuos, los conocemos, son los mismos que aplauden el bloqueo económico, mienten, amenazan y odian.

Sabemos con toda certeza de qué lado ponernos en esta hora decisiva y acumulamos suficiente madurez cultural y política que nos permite comprender lo que está en juego.

No habrá vacilación o dudas, no puede haberlas, porque ellas podrían abrir las puertas de la desunión, que nos debilite, y los cubanos aprendimos, hace mucho de nuestro Héroe Nacional, que toda dificultad puede vencerse si no se pierde la honra.

Por: Miguel Cruz Suárez