Las pérdidas por los daños acumulados del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a Cuba superan los 150 410 millones de dólares, y, atendiendo a la depreciación del dólar frente al oro, la cifra llega al billón de dólares.
Así expresó a los diputados el miembro del Buró Político del Partido y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, al intervenir en la Segunda Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), y en la cual hizo un repaso por la historia del impacto de esta política hostil contra la Isla.
Se refirió a las distintas etapas del recrudecimiento del bloqueo, en las que la Ley Torricelli, la Ley Helms-Burton, el Plan Bush y las medidas de máxima presión adoptadas por el Gobierno de Donald Trump han generado perjuicios considerables a la economía nacional, que han repercutido sensiblemente en la calidad de vida del pueblo cubano.
Hay una primera etapa del bloqueo que dura hasta los años 90, explicó, que se caracteriza, en primer lugar, porque empieza prácticamente con el triunfo de la Revolución.
«En 1959 ya hay medidas de bloqueo, después de las reformas generales. Se oficializa unos años después el Memorándum de Mallory, que consistía en deprimir los salarios nominales irreales, provocar hambre, desesperación y sufrimiento, y con ello el derrocamiento del Gobierno». Sin embargo, agregó el Canciller, «reconocieron que la mayor parte de la población apoyaba la Revolución».
Precisó que luego se continúa intensificando, pero en condiciones de relaciones económicas con la Unión Soviética, y de relaciones con los países del campo socialista. Su impacto en la economía cubana era difícil, además de ser menor su alcance extraterritorial.
A principios de la década de los 90, la Ley Torricelli corta los vínculos, dificulta las compras –sobre todo de alimentos y medicamentos con compañías subsidiarias– que pertenecen a matrices estadounidenses, pero que son registradas en Europa. «Es un paso muy agresivo contra terceros países y contra las relaciones económicas de Cuba en otras latitudes», señaló.
El ministro de Relaciones Exteriores recordó que, en esa época, a su vez, empieza la votación de la resolución contra el bloqueo de EE. UU. a Cuba en la Asamblea General de Naciones Unidas, en cuya primera ocasión –en 1992– alcanza poco más de 50 votos, en coincidencia, de manera oportunista, con el derrumbe de la Unión Soviética y del llamado socialismo europeo.
Posteriormente, precisó Rodríguez Parrilla, la Ley Helms-Burton en su peor variante, estableció la codificación del bloqueo; en primer lugar, por su carácter extraterritorial y, en segundo lugar, fijó la condición de que el bloqueo no se levantaría hasta que fueran «devueltas» las propiedades norteamericanas que controlaban la economía del país, y que se habían nacionalizado con el triunfo revolucionario.
Por otra parte, mencionó, el Plan Bush estableció, en el año 2000, elementos de intensificación del bloqueo.
CAMBIOS EN LA NATURALEZA DEL BLOQUEO
A partir del año 2000 y hasta 2014, afirmó el Ministro cubano de Relaciones Exteriores, se produjo un cambio en la naturaleza de esa política genocida de coerción.
Destacó que, en primera instancia, las relaciones económicas internacionales de Cuba se producen con países distintos a aquellos con los que tenía un camino labrado.
Dijo que el país comenzó en un sistema de comercio internacional dentro del capitalismo, en su etapa neoliberal más dura, dentro de la unipolaridad y en condiciones mucho más difíciles, y eso está íntimamente asociado al periodo especial.
En ese momento, se cortaron las remesas a Cuba y se prohibió que los familiares de los cubanos visitaran nuestro país.
En 2014, con el proceso de conversaciones con Estados Unidos, y que posibilitó el regreso a la Patria de los Cinco Héroes antiterroristas cubanos, se aprueba una licencia para que los norteamericanos –a quienes el bloqueo hoy priva de la libertad de viajar hasta este minuto– pudieran venir a la Isla en viajes individuales. Se establecen 32 acuerdos de cooperación que hoy existen y son útiles, aunque se aplican muy limitadamente, se reordenan las relaciones migratorias y Estados Unidos se abstiene en la Asamblea General en la votación sobre el bloqueo contra Cuba.
Rodríguez Parrilla comentó que este proceso tiene resultados tangibles beneficiosos para nuestro pueblo, al igual que para el pueblo estadounidense y para los cubanos residentes en ese país.
«Es un bloqueo en el que no se produce ningún relajamiento de las medidas financieras, sin embargo, se dan pasos importantes como excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, a la que había entrado injustamente desde los años 80, coincidiendo con uno de los periodos más agresivos del imperialismo estadounidense contra la Isla», valoró el miembro del Buró Político.
En la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, un tiempo antes, el General de Ejército Raúl Castro Ruz hizo una vibrante denuncia, de gran impacto, y después tiene lugar la visita del presidente Barack Obama a Cuba.
DE 2019 A LA ACTUALIDAD: UN MARCADO RECRUDECIMIENTO
La tercera etapa arranca en 2019, con las medidas de máxima presión del presidente Donald Trump, de las cuales más de 80 son sanciones directas, con gran impacto económico. Son las mismas medidas que mantiene la actual administración de Joe Biden, desde el punto de vista regulatorio y práctico.
Nueve días antes de salir de la Casa Blanca, sentenció, Trump colocó a Cuba, otra vez, en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Detalló, además, que en ese momento se adoptan medidas escalonadas y eficazmente diseñadas para hacer daño a la economía y generar perjuicios humanitarios.
«Recuerden ustedes –enumeró– las medidas contra el combustible, contra los cruceros, contra los viajes, contra las entidades cubanas sancionadas, entre otras con efecto en nuestra población.
«Se cortan las relaciones consulares, se impide la reunificación familiar y, a su vez, a los cubanos se les dificulta obtener visas para viajar o emigrar desde La Habana», añadió.
Enfatizó en que, durante la pandemia de la COVID-19, el bloqueo atentó contra las importaciones a Cuba, al prohibirlas, y, en particular, impidió la importación de ventiladores pulmonares y la importación de oxígeno desde terceros países, y se tomaron medidas contra el escalado industrial de la producción de nuestras vacunas.
En 2021, cuando el país atravesaba el pico pandémico, y Estados Unidos «relajó las sanciones prácticamente a todos los países por razones humanitarias», el daño del bloqueo a Cuba alcanzó la cifra de 4 363 millones de dólares, apuntó Rodríguez Parrilla.
«El bloqueo provoca daño humanitario, sufrimientos, privaciones, angustia, no solo porque es una violación del Derecho Internacional y del humanitario, sino porque es un acto de guerra en tiempo de paz», sentenció.
«No hay duda de que nuestra economía se desarrolla bajo condiciones realmente opresivas, extraordinarias, que provocan un enorme daño económico, un enorme daño humanitario, pero tengo la profunda convicción de que, como se ha demostrado en estos años, está en nuestras manos, limitando los efectos del bloqueo, avanzar y desarrollarnos por nosotros mismos», aseguró el Canciller cubano.
El canal Europa por Cuba resaltó el apoyo de diversas organizaciones y personalidades de varios países latinoamericanos y de Estados Unidos, a su campaña Tsunami mundial contra el bloqueo a Cuba
El canal Europa por Cuba resaltó el apoyo de diversas organizaciones y personalidades de varios países latinoamericanos y de Estados Unidos, a su campaña Tsunami mundial contra el bloqueo a Cuba, para promover en todo el planeta el rechazo al cerco económico, comercial y financiero impuesto por Washington a la nación antillana.
Según Prensa Latina, el Premio Nobel de la Paz y activista argentino Adolfo Pérez Esquivel fue uno de los que apoyó el reclamo de poner fin al bloqueo contra Cuba, una política con más de seis décadas de aplicación.
Foto: Tomada del periódico 26
El intelectual mexicano Fernando Buen Abad, por su parte, hizo público su rechazo al cerco de Washington, al que calificó de criminal, inhumano y perverso. «Es imprescindible respaldar toda campaña internacional que atienda y entienda la urgencia de precisar este crimen de lesa humanidad y este ataque a la razón de ser de la especie humana», afirmó en un video transmitido en su espacio dominical de YouTube por Europa por Cuba, que lanzó la iniciativa el 3 de abril.
El canal también divulgó mensajes de la Asociación de Cubanos Residentes en México José Martí y del Instituto Cultural José Martí de Puebla en los que se repudiaba el bloqueo estadounidense. Asimismo, se pronunció Miguel Mármol, miembro del consejo nacional del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, de El Salvador.
En Estados Unidos, la coordinadora del Comité de Solidaridad con Cuba y Venezuela en ese país, Gloria La Riva, denunció que la Administración de Joseph Biden ha mantenido la agresividad reforzada por su predecesor en la Casa Blanca, Donald Trump, quien ordenó más de 240 medidas para recrudecer el bloqueo.
Llamó a unir las voces en la condena a la inclusión de Cuba en la unilateral lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora Washington.
Desde EE. UU. se sumaron al tsunami, entre otros, el profesor Danny Shaw, investigador de The City University of New York, y los activistas Erin Feely e Ike Nahem, a nombre de la Coalición que organiza la Conferencia de Normalización Estados Unidos-Cuba.
Los más de mil participantes en el “Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba y el Antiimperialismo, a 200 años de la doctrina Monroe”, con mucho orgullo nos reunimos de nuevo en la Isla de la Dignidad, para ratificar nuestro firme apoyo a la Revolución y al pueblo cubano.
En un mundo extremadamente complejo donde está en peligro la existencia de la humanidad, esta hermana nación resiste con estoicismo el recrudecido bloqueo, impuesto hasta niveles inconcebibles, por el gobierno de los Estados Unidos, en el intento imperialista de destruir el proyecto de justicia social que, con sacrificio, valentía, unidad y creatividad se construye en Cuba.
Representantes de 271 organizaciones políticas, sindicales y sociales de 58 países hemos compartido intensas jornadas e intercambios de experiencias con obreros, jóvenes y pueblo en centros de trabajo y barrios en transformación social, donde apreciamos la capacidad de resistencia y el potencial creativo que existe para vencer enormes obstáculos y carencias.
El pasado año, Cuba sufrió tres eventos adversos con pérdidas de vidas humanas y un alto costo material: la explosión en el Hotel Saratoga, el incendio en la base de super tanqueros en la Zona Industrial de Matanzas, y el devastador Huracán Ian, que movilizaron gran cantidad de recursos y una ola solidaria de miles de cubanos y amigos de numerosos países, reafirmando que Cuba no está sola.
El pueblo cubano nos agradece, y nosotros agradecemos a Cuba por sus vacunas contra la Covid-19, por sus brigadas médicas que salvan vidas en cualquier parte del mundo, existir, resistir y crear; por ser ese faro de compromiso y lealtad, legado de Fidel, Raúl y la generación continuadora que nos convoca; por permanecer erguida y en pie de lucha; por ser una tierra de paz y amistad, por abrazar la idea de que un Mundo mejor es posible y, más aún, necesario.
El imperialismo norteamericano y la OTAN desencadenan agresiones militares, no cesan en sus intentos de injerencia en los asuntos internos de otros países para derrocar legítimos gobiernos progresistas; imponer bloqueos, medidas coercitivas unilaterales, chantaje político, amenaza y uso de la fuerza que pone en grave peligro la paz mundial, la posibilidad real de una guerra nuclear y la reencarnación del fascismo.
Ante estas pretensiones de internacionalizar la Doctrina Monroe, en sus 200 años para apoderarse de los recursos naturales y someter a los pueblos del mundo, llamamos a todas las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias a:
Crear un amplio frente nacional e internacional en la lucha por la paz y contra la guerra. Realizar una masiva movilización el 21 de septiembre de 2023, Día Mundial de la Paz, apoyar el proceso de paz en Colombia y defender la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Promover ideas y crear conciencia de la necesidad de la unidad en la diversidad en defensa de la soberanía, los derechos de los trabajadores y los pueblos y la preservación del medio ambiente.
Fortalecer la solidaridad con la lucha por sus derechos sociales y laborales de los trabajadores y trabajadoras y los pueblos de Europa, América, África, Asía y Oceanía.
Expresar e incrementar las acciones de solidaridad con las causas justas de los pueblos de Venezuela, Nicaragua, Palestina, Puerto Rico, República Árabe Saharaui Democrática y otros.
Multiplicar la batalla en las redes sociales y espacios digitales para enfrentar las campañas de mentiras de los emporios mediáticos del imperialismo y defender la identidad de nuestros pueblos contra el neocolonialismo cultural que se nos quiere imponer.
Exigir la inmediata exclusión de Cuba de la ilegítima lista de Estados patrocinadores del terrorismo, impuesta de manera unilateral, ilegal e inmoral por el gobierno de EE.UU, arbitraria decisión que carece de justificación alguna.
Movilizar y articularnos en defensa de la Revolución Cubana, a realizar acciones en los cinco continentes para que el gobierno de los Estados Unidos ponga fin al recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero, que daña el desarrollo y bienestar del pueblo cubano.
¡Con el ejemplo de Cuba, construyamos una amplia unidad antimperialista para resistir, crear y vencer las adversidades, único camino que hará realidad nuestros sueños de que un mundo mejor es posible y necesario!
¡Trabajadores de todos los países, uníos!
¡Cuba socialista tiene derecho a existir!
¡Viva el internacionalismo y la paz!
¡Viva la Solidaridad internacional con Cuba y los pueblos en lucha!
Cubainformación.- El pasado 3 de marzo, Roser Maestro Moliner, diputada del Grupo Parlamentario Federal «Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común» en el Congreso de Diputados de Madrid y actual presidenta de la Comisión de Cooperación Internacional de dicha cámara legislativa, formuló una serie de preguntas al Gobierno de España, para conocer los perjuicios sufridos por las empresas españolas inversoras en Cuba, como consecuencia de la activación de los títulos III y IV de la llamada Ley Helms-Burton, de EEUU. Hace unos días recibía respuesta desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de España y, sobre ello, Cubainformación TV ha conversado con la diputada.
Realizamos dos preguntas a nuestra entrevistada: Vd. realizó una pregunta parlamentaria al Gobierno de España sobre la afectación de la Ley Helms-Burton a empresas españolas en Cuba. ¿Cuál ha sido la respuesta?; y ¿la Ley Helms-Burton no es una atentado a la libertad de mercado y de comercio?
Roser Maestro nos explica que la Ley Helms-Burton de EEUU, lejos de significar -como sostiene EEUU- una reparación a empresas norteamericanas afectadas por las nacionalizaciones en Cuba en los años 60, en realidad está diseñada para perjudicar a las que, desde terceros países, han invertido en Cuba, así como para ahuyentar nuevas posibles inversiones. Además, considera que implica un daño directo a la economía española y, en concreto, al sector turístico.
A pesar de «lo limitado de la respuesta» a su interpelación, desde el Gobierno de España, que le gustaría hubiera sido «más contundente», la valora positivamente, dado que Madrid reconoce públicamente que no va a permitir intromisiones en los intereses empresariales españoles, e incluso que va a llevar el asunto al ámbito de la Unión Europea.
Finalmente, la diputada comunista califica el bloqueo de EEUU contra Cuba como un acto genocida y como una violación manifiesta del derecho internacional. Además, considera que Washington incurre en una clara contradicción política, dado que la política de guerra económica contra Cuba, con claros efectos extraterritoriales, es un atentado contra el libre comercio, el «capitalismo sin trabas» y «derechos sagrados» de este como el «derecho a la propiedad privada» que, supuestamente, desde una posición conceptual, defiende la Casa Blanca.
A la izquierda, Javier Larrondo, presidente de la organización Prisoners Defenders, con sede en Madrid; a la derecha, Ariel Ruiz Urquiola, biólogo y opositor a la Revolución cubana.
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación
“El Gobierno cubano me inoculó una cepa de laboratorio del VIH”. “Mucho del dinero que ha entrado a Cuba de diferentes parlamentos (sic) del mundo para desarrollar la biotecnología, ha sido revertido en usar virus y bacterias para reducir a los disidentes”. Ni Ramón María del Valle-Inclán llevó a semejante altura, en sus obras, el esperpento. Pero no, lo que les he leído no son pasajes modernizados de “Luces de Bohemia”. Es parte de lo que se escuchó, este pasado 29 de marzo, en la Comisión de Derechos Humanos, Igualdad y Justicia del Parlamento Vasco (órgano legislativo de la Comunidad Autónoma del País Vasco, en el Estado español), durante una sesión presentada como “Testimonio de la violación sistemática de los derechos humanos (DDHH) en Cuba”, realizada a solicitud de la asociación contrarrevolucionaria “Demokrazia Kubarentzat” (Democracia para Cuba, en euskara), y que convocó a representantes de todos los grupos políticos (1).
La asociación de amistad Euskadi-Cuba, que lleva 34 años de labor de solidaridad y cooperación con el pueblo cubano, y las asociaciones de la emigración cubana patriótica en el País Vasco, Sierra Maestra y Desembarco del Granma, han denunciadoque la citada sesión buscaba justo lo contrario a la legítima defensa de los DDHH del pueblo cubano, y que tuvo dos objetivos precisos: uno, legitimar, en el citado parlamento, el bloqueo económico que sufre el pueblo cubano por parte del Gobierno de EEUU, una verdadera violación masiva, sistemática y flagrante de DDHH condenada, cada año y por práctica unanimidad, en la Asamblea General de Naciones Unidas; y dos, poner en duda y erosionar la credibilidad de las acciones y proyectos de cooperación al desarrollo en Cuba, financiadas –precisamente- por las instituciones vascas, a través de diversas ONGD.
Según la denuncia de las tres organizaciones, el acto fue un ejercicio de cabildeo para influir en un parlamento que ha condenado, en varias ocasiones, el bloqueo contra Cuba (2), y en un gobierno autónomo (el Gobierno vasco), cuya Agencia Vasca de Cooperación tiene firmado un memorándum de entendimiento con el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX) de Cuba (3).
Objetivo 1. El “estrangulamiento económico” de Cuba
En la sesión, intervinieron como personas invitadas: Frank Hidalgo, coordinador de Demokrazia Kubarentzat, con sede en Bilbao; Javier Larrondo, presidente de la organización Prisoners Defenders, con sede en Madrid; y Ariel Ruiz Urquiola, biólogo y opositor a la Revolución cubana.
Los dos últimos hicieron una defensa expresa de la asfixia económica de EEUU contra Cuba. Javier Larrondo afirmó que “resulta evidente que las sanciones son un mecanismo muy empleado internacionalmente, porque es de lo poco con lo que se puede reducir el margen de maniobra de un `maltratador´”. Esta defensa pública del bloqueo a Cuba por parte de Larrondo no es nueva. En 2020, en una entrevista con el medio digital ADN Cuba, un sitio sostenido con subvenciones del Gobierno de EEUU, dio su apoyo directo a la política de asfixia a la Isla del Gobierno de Donald Trump (4): “La política de Trump evidentemente está haciendo un efecto, Trump ha diagnosticado el cáncer de Latinoamérica, situado en el régimen de Cuba. (…) La política de Trump de control, del embargo, de actuación sobre los ingresos ilegales de Cuba está siendo super eficiente, tienen clarísimo el objetivo y creo que están acertando en muchos aspectos”.
La obsesión por la destrucción de la economía cubana lleva a Javier Larrondo a ser un encendido defensor, en medios de comunicación, del fondo buitre CRF que, en Londres, en la Alta Corte de Inglaterra y Gales, litigia con el Estado cubano para apoderarse de los escasos recursos de Cuba, en reclamación de una deuda ilegítima (5).
Urquiola, por su lado, llegó a pedir a los grupos vascos su colaboración directa con el bloqueo: “abogamos (sic) a las instancias de Vds. para presionar, en el único modo en que se puede hacer entender a una dictadura, porque ninguna dictadura ha llegado a cesar por el convencimiento y por el peso de la justicia, sino que ha sido por el estrangulamiento económico”.
Ambos, eso sí, trataron de negar la existencia de este bloqueo, ya que el régimen de sanciones sería un “embargo” unilateral y sin apenas efectos sobre la población civil. Urquiola sostuvo que “el embargo de EEUU hacia Cuba no significa un embargo del resto del mundo hacia Cuba, significa el embargo de un país a una dictadura”. Esta es la línea argumental, recordemos, del Gobierno de Washington. Y es probadamente falsa, porque la Casa Blanca no solo impone un brutal embargo comercial, sino sanciones directas a empresas y gobiernos de terceros países que quieren invertir en Cuba, por ejemplo, mediante la Ley Helms-Burton (especialmente a través de sus capítulos III y IV); cercena la exportación de productos y materias primas de Cuba a terceros países, cuyos productos, después, no pueden ser vendidos en el mercado más importante del mundo, el estadounidense; persigue, amenaza y sanciona a las navieras de terceros países que transportan el combustible a la Isla; o, mediante la inclusión en la “lista de países que amparan el terrorismo”, impone a Cuba un bloqueo financiero en el conjunto de la banca internacional. Solo por mencionar cuatro aspectos de la extraterritorialidad de esta política de carácter genocida (6).
Objetivo 2. Fin de la cooperación al desarrollo en Cuba
Por otro lado, Hidalgo y Ruiz condenaron la política de cooperación al desarrollo y las “ayudas” enviadas a la Isla. Frank Hidalgo afirmó que, “la cooperación va dirigida a proyectos, como la construcción de hoteles” –demostraba así su completa ignorancia sobre la materia, al confundir la inversión empresarial en el sector turístico con la cooperación al desarrollo-, “que solamente tributan al enriquecimiento de ese Estado y no del pueblo cubano (…) ¿No será que esta cooperación, esta solidaridad, está dirigida a seguir propiciando que permanezca en el poder una dictadura y al blanqueamiento de esta dictadura en instituciones internacionales?”.
Ariel Ruiz Urquiola, por su lado, sentenció que “todas las ayudas económicas no han servido absolutamente para nada, sino para empobrecer al pueblo de Cuba y para fortalecer las cuentas privadas de la familia Castro y su séquito de criminales en bancas del mundo, ya sea en Inglaterra, en Suiza y aquí mismo en España. Para eso ha servido ese dinero”. Aseguró que La Habana “trata de lavar la imagen de colaboración de dinero (sic) hacia la agricultura, medicina o (…) biotecnología, lo que es falso, porque todas las instituciones en Cuba responden al interés del Estado”. Y llegó a afirmar –agárrense bien- que “mucho del dinero que ha entrado a Cuba de diferentes parlamentos (sic) del mundo para desarrollar la biotecnología, ha sido revertido en usar virus y bacterias para reducir a los disidentes y opositores de Cuba”. ¿Sabrá la Agencia Vasca de Cooperación en qué extraños experimentos se invierten sus dineros? Reír por no llorar.
Por su lado, Javier Larrondo no hizo, en esta ocasión, una alusión directa a la cooperación. No creyó prudente repetir lo que afirmó, en septiembre de 2021, su organización Prisoners Defenders, en un comunicado convertido en noticia por medios como ABC, El Correo, El Nuevo Herald y numeras publicaciones digitales: que “elGobierno vasco riega con fondos europeos a la asociación Euskadi-Cuba para minar instituciones y desestabilizar”; que dichas subvenciones están “destinadas a minar Europa y sus instituciones”, porque “el objetivo de esa asociación es desestabilizar Europa y España” (7), ya que se nutre de “fondos de cooperación” para “labores de inteligencia” (8). Estas afirmaciones son grotescas, sí. Pero graves. Son una acusación directa a las instituciones vascas, en especial al Gobierno vasco. Recordar que la ONGD Euskadi-Cuba había recibido, hasta la fecha citada, subvenciones oficiales para 18 proyectos de cooperación al desarrollo, por un monto de 3.461.000 euros, que habían dotado, a varias cooperativas agrícolas cubanas, de sistemas de riego, invernaderos, herramientas, tractores o maquinaria forestal, consiguiendo mejorar las condiciones de vida de centenares de miles de personas, en programas cuyos títulos dejan claro su vinculación con “labores de inteligencia”: “Empoderamiento de las mujeres en el programa de frutales para enfrentar el cambio climático en ecosistemas frágiles de Baracoa” o “Mujeres protagonistas en el movimiento de la agricultura urbana ecológica en La Habana” (9).
Presos políticos en Cuba que en EEUU o Europa serían terroristas o autores de `kale borroka´
La sesión comenzó con una exposición de los “horrores de la dictadura” por parte de Javier Larrondo, con una tesis que ya habíamos leído, en semanas anteriores, en varios medios de prensa que, en una práctica ya habitual, reproducen, sin contraste alguno, los comunicados de Prisoners Defenders: que en Cuba hay “más de 1.000 prisioneros políticos, y todos ellos torturados” (10). ¿Todos torturados, de verdad? ¿Ninguno se libra? ¿Quién puede creerse esto?
No puedo analizar una lista a la que no he tenido acceso. Pero la credibilidad de una organización como Prisoners Defender, cuyas conexiones con el Gobierno de EEUU y las organizaciones de Miami es probada, como explicaremos más abajo, es similar a la de otras que, con anterioridad, presentaron también sus “listas”: nula. Un solo ejemplo. En 2016, los grandes medios internacionales llevaban a titulares la lista de “93 presos políticos de Cuba”, presentada por el “disidente” Elizardo Sánchez. Solo con un repaso rápido se desmontaba la farsa (11): 11 de dichos “presos políticos” ni siquiera estaban presos, 7 eran personas condenadas por delitos comunes, como el robo, 5 por espionaje y, la mayoría, 61, por uso de la violencia en diferentes grados, algunos con delitos de sangre y muertes. Solo 9 estaban acusadas de “desacato”, la mayoría sin sentencia, y en el “informe” no se aportaba información para extraer conclusión alguna.
En su intervención, Larrondo puso énfasis en las personas condenadas en Cuba por los sucesos del 11 y 12 de julio de 2021. Aseguró que fueron “decenas de miles que alzaron su voz” en protestas “pacíficas, sin violencia”, para “pedir libertad”, y ahora muchas de ellas están “languideciendo con torturas en prisión”. Y mencionó, de nuevo, la falacia de que hay niños y niñas en la cárcel.
En Cuba, nadie fue condenado por “protestar pacíficamente” (121). La mayoría de las condenas fueron por actos de violencia, muchos de carácter extremo, contra personas, empresas y bienes públicos, como el saqueo de, al menos, 44 tiendas de propiedad pública. También por el delito de sedición, es decir, por el intento organizado de derrocamiento violento del orden constitucional del país, cuya Carta Magna –recordemos- había sido aprobada en referéndum popular, apenas dos años antes, por el 86,8% de la ciudadanía cubana y una participación del 84 % (13), tras un debate público en 110.000 asambleas ciudadanas abiertas (14). Todos estos son delitos muy graves en Cuba, en EEUU, en España y en cualquier otro estado del mundo.
La buscada “tormenta perfecta” del 11J en Cuba
Pero recordemos el contexto del llamado 11J. Previo a la pandemia de Covid-19, el Gobierno de Donald Trump había aplicado ya –con el aplauso, como hemos explicado, de Javier Larrondo- más de 200 nuevas sanciones contra Cuba, que implicaron la merma ostensible en la entrada de divisas a su economía: consiguió la anulación de importantes acuerdos médicos de Cuba en países como Bolivia, Ecuador y Brasil, que ayudaban a financiar el sistema público de salud de la Isla; prohibió viajes y cruceros desde EEUU, provocando la quiebra de numerosos negocios familiares y estatales cubanos; cortó el envío de remesas de la emigración cubana desde EEUU; realizó una persecución sistemática de los buques petroleros; aprobó la aplicación íntegra de la Ley Helms Burton, para ahuyentar e impedir toda inversión foránea en Cuba, etc., etc.
Entonces es cuando llegó la pandemia, y se volatilizó la única vía importante de ingresos para el país: el turismo (15). Esta “tormenta perfecta” generó una importante tensión social, debido al agudo desabastecimiento de productos básicos y medicamentos, los constantes apagones eléctricos y, en general, el empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Una situación, por cierto, que se mantiene, en gran medida, en la actualidad.
Era el momento para dar el golpe final en la estrategia de “cambio de régimen”. Desde las organizaciones del anticastrismo, financiadas por el Gobierno de EEUU, y con el impulso del creado en 2018 “Cuba Internet Task Force” (Grupo de Tarea de Internet para Cuba), del Departamento de Estado, se lanzó una gigantesca operación comunicacional y de redes sociales, con la etiqueta #SOSCuba. Su objetivo: reconducir el desgaste emocional de la población hacia una explosión social insurreccional, hacia una caribeña “revolución de colores”. Pero, con todo, la combinación de guerra económica y psicológica no consiguió su objetivo. Las protestas, comparativamente con las ocurridas, en las mismas fechas, en otros países de la región, fueron modestas. Y el nivel de represión policial, también en contraste con dichos países, bajo. ¿La razón? El pueblo cubano -la mayoría- tiene un escudo contra la manipulación: una notable formación política y un sentido antiimperialista forjado durante seis décadas. Y, al margen de sus críticas a lo internamente mal hecho, sabe perfectamente cuál es el origen primario, la causa esencial de sus penurias: la brutal guerra económica, dirigida desde Washington, instigada desde Miami y apoyada desde Europa.
¿Niños presos? ¿Hablará de EEUU?
¿Niños presos? Falso. En los hechos violentos del 11J estuvieron implicados 27 menores de edad. A unos se les ha aplicó la atención educativa individualizada en sus escuelas; otros fueron derivados a escuelas de formación integral y de conducta (16). Y a 16 jóvenes con edades entre 16 y 18 años, salvo a uno, se le impusieron penas alternativas a la prisión, además de la reducción a la mitad de su condena. Recordemos que, en Cuba, aunque la mayoría de edad es a los 18 años, la responsabilidad penal, igual que el derecho a voto, es a los 16. En España es a los 14. En EEUU, por ejemplo, se produce una media de dos mil arrestos de menores de 18 cada día, y hay 44 mil en prisión, les es aplicable la cadena perpetua y, hasta 2005, lo era incluso la pena de muerte. En aquel momento había 70 en el corredor de la muerte.
Resulta curioso también que Javier Larrondo dedicara buena parte de su intervención a condenar la figura jurídica de Cuba llamada «peligrosidad predelictiva». Solo un pequeño detalle: habló de algo que ya fue eliminado, que no existe en el vigente Código Penal del país. Y mencionó como otro hecho sumamente grave la existencia de la pena de muerte en Cuba. Cierto, pero ¿por qué no añadió que existe una moratoria efectiva en la Isla desde hace exactamente veinte años (2003)? Algo bien distinto a los democráticos EEUU, donde se ejecuta a una media de 20 personas cada año (17).
El relato de Larrondo tomó, al final, el necesario tono lacrimógeno, para convencer a los grupos políticos presentes de que “tenemos que transcender la izquierda y la derecha para defender derechos”: “Hay audios -levantó su teléfono de manera histriónica- que me dan ganas de que el mundo vea (sic), por el sufrimiento de las madres. (…) Les ha dado un infarto a varias madres del 11J, hay varias madres que están muertas”. Todo, para demostrar que en Cuba hay un “régimen fascista, igual que el de Franco y el de Hitler”, que predica un “nacionalismo exacerbado propio del nacionalsocialismo” y que impone “la segmentación de la sociedad en dos, los buenos y los `supermalos´, a los que hay que perseguir, echar o matar, incluso en hornos, propio del fascismo”. ¿Ha dicho hornos, señor Larrondo? ¿Crematorios en Cuba?
El testimonio de Ariel Ruiz Urquiola “subió la parada” -en buen cubano- del esperpento. Afirmó cosas como las siguientes: que el Gobierno cubano le inoculó una “cepa de laboratorio del VIH”; que “la policía política” mató a los animales de su finca en “Los Acuáticos” (Viñales) -sobre esto tenemos testimonios directos de personas cercanas que desmontan esta y otras mentiras de Ruiz-; que a las mujeres con cáncer de mama en Cuba se las deja morir; que no hay tres vacunas cubanas contra el Covid-19, sino “candidatos vacunales” -curioso porque, tras la inmunización masiva con estos “candidatos vacunales”, a día de hoy, no hay en la Isla un solo paciente grave o crítico por dicha enfermedad, y la letalidad es de 0,77%, menos de la mitad que la media en las Américas-; y que el Gobierno “ha usado el bacilo de Koch para introducir esa enfermedad en nuestras cárceles”, así como “el virus del VIH”. En conclusión, la Revolución cubana “es comparable con el fascismo, y con mucha diferencia (sic) de Joseph, el gran asesino médico Benguele (sic) -se refiere a Josef Mengele, médico y oficial alemán de las SS-, alemán, que por lo menos usaba todos aquellos crímenes que desarrollaron, en la ginecoobstetricia, mientras en Cuba todos los crímenes que se cometen no desarrollan absolutamente nada”. Todo este horror, que parece salido de una novela de H. P. Lovecraft, aseguró, “está documentado” con “una carpeta de evidencias”.
Y ¿cómo no? ¡La homofobia en Cuba! Dirigiéndose a Iñigo Martínez, representante del Grupo Elkarrekin Podemos-IU (Unidas Podemos-Ezker Anitza/Izquierda Unida), Ruiz Urquiola le dijo: “El parlamentario del Partido Comunista tiene un arete (pendiente) en su oreja izquierda. Si fuera en Cuba, que esto no es de ahora, esto es desde el año 59, hubiera (sic) ido a un campo de reclusión, como fueron llevados los homosexuales, porque solo por usar un arete eras considerado homosexual e ibas a un campo de reclusión, con vallas eléctricas, donde perecieron cientos de personas”. Resucitar -con mentiras y exageraciones patéticas- las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) de hace seis décadas, para confundir a personas desinformadas, demuestra la falta absoluta de argumentos del señor Ariel Ruiz Urquiola (18). Solo un paseo por la Cuba de hoy: en 2022 se aprobó, en referéndum, el Código de las Familias, que legalizó, por ejemplo, el “matrimonio igualitario” (19). La “reclusión de homosexuales” forma parte del teatro del odio contra Cuba que confunde, tantas veces, pasado con presente, fantasía y realidad.
¿Quién está detrás de todo esto?
Esta y otras acciones de cabildeo e influencia en parlamentos del mundo, por parte de las organizaciones del “anticastrismo”, se sitúan en la línea estratégica del Departamento de Estado de EEUU. En el caso de Europa, su objetivo es horadar, hasta destruir, el actual Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación Unión Europea-Cuba, y regresar a un régimen de sanciones y condicionamientos políticos como el que impuso, durante veinte años, la derogada Posición Común de la UE sobre Cuba (20). En el caso específico del País Vasco, como hemos explicado, persigue entorpecer o paralizar cualquier acuerdo bilateral en el marco de la cooperación al desarrollo o de la propia inversión empresarial. El objetivo no es otro que el explícito de “estrangular económicamente” a Cuba. También desde Europa.
Ariel Ruiz Urquiola ha sido, durante años, uno de los colaboradores habituales de la Embajada de EEUU en La Habana, hasta su salida del país (21). Ahora, desde el exterior, el papel asignado es el de víctima testimonial ante instancias internacionales. El resultado es patético, incluso contraproducente para sus objetivos, dicho sea de paso.
Prisoners Defenders (PD) se dedica a crear informes que, posteriormente, el Gobierno de EEUU emplea para presionar a terceros y para implementar su política de sanciones y bloqueo a la Isla. Así como es de conocimiento público que otras organizaciones y medios del “anticastrismo”, también radicadas en Madrid, como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (22) o Diario de Cuba (23), son sostenidas mediante fondos del Gobierno de EEUU (“grants” o subvenciones USAID y NED, principalmente), PD no hace públicas sus fuentes de financiamiento. Pero sigamos el siguiente hilo.
PD representa, oficialmente, en Europa, a la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), un grupo de la “disidencia” interna cubana, que es sostenido económicamente -de manera probada- por la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) de Miami, una organización que, a su vez, recibe subvenciones directas del Gobierno de EEUU para programas de injerencia política en Cuba (24). En la Junta Directiva de PD, hay, incluso, un representante nominal de la FNCA (25). Recordemos que la FNCA fue la organización que, fundada en 1981 por Ronald Reagan, estuvo presidida, durante muchos años, por el magnate Jorge Mas Canosa (26). En virtud de la transparencia, imprescindible para conocer el nivel de independencia de su organización, Javier Larrondo debería contestar a estas preguntas: ¿PD recibe fondos de la FNCA de Miami, una entidad sostenida, a su vez, en gran parte, por “grants” gubernamentales de Washington? ¿Recibe fondos de otras organizaciones que, a su vez, son financiadas por la NED, la USAID, el Departamento de Estado u otras instituciones de EEUU?
Querella para encarcelar a este periodista
Por último, recordar que el periodista que escribe esta crónica, así como la representación legal de la asociación de Euskadi-Cuba, se enfrentarán, en los próximos meses, a un juicio en Madrid, por la querella criminal presentada por Javier Larrondo, que ha solicitado para ambos seis años de cárcel y una elevadísima indemnización, por el contenido de un trabajo informativo de Cubainformación como este (27).
Es la forma de actuar de los “defensores de la libertad”, de los “activistas por los derechos humanos” para Cuba (28). Que defienden las sanciones y el bloqueo económico, financiero y comercial contra un pueblo inocente. Pero culpable, eso sí, de exigir respeto a su soberanía y autodeterminación y de plantar cara a una superpotencia.
A pesar de que la participación en Cuba supera de modo significativo la de las jornadas electorales en los países donde radican esos medios de comunicación, abstencionismo es la palabra de orden de sus coberturas
¿Quiere usted ver lo que es unanimidad? Mire los titulares de la llamada gran prensa internacional sobre la jornada electoral del pasado domingo en Cuba. ¿Quiere ver lo que es oficialismo? Compárelos con las declaraciones del Gobierno de Estados Unidos y su Embajada en La Habana sobre el mismo tema.
A pesar de que la participación en Cuba supera de modo significativo la de las jornadas electorales en los países donde radican esos medios de comunicación, abstencionismo es la palabra de orden de sus coberturas, coincidiendo muy casualmente con el llamado que hizo previamente la maquinaria de propaganda en redes digitales, pagada por Washington con destino a la Isla.
Dogmáticos creyentes en que no existe democracia sin pluripartidismo, por el camino insisten en que no hay partidos, competencia ni oposición entre los candidatos, pero omiten de dónde salieron estos.
Hay que imaginar por un instante lo peligroso que sería para sus audiencias si supieran que esas candidaturas las debatió, aprobó, y hasta en ocasiones modificó una Asamblea Municipal electa a partir del voto secreto de vecinos por una lista de nominados en asambleas barriales abiertas y públicas. Allí, en esas reuniones de barrio, cada elector pudo hacer lo que en el modelo electoral que defienden Estados Unidos y la prensa que le sirve en su guerra contra Cuba, es monopolio de un partido: nominar y aprobar candidatos.
Si difícil es explicar eso para los que manejan el democraciómetro internacional, hay que comprender lo imposible para ellos de revelar la clave del enigma: en esas asambleas cubanas, base del sistema electoral, no hay «candidatos de oposición» como tampoco los hay del Partido Comunista: hay candidatos de los vecinos que los proponen y eligen, y eso que llaman oposición es tan numeroso y con tanta fuerza que nunca ha ganado una sola elección en un solo barrio, por más que la apoye mediática y financieramente Estados Unidos.
Ya a esas alturas sería demasiado pedir que den contexto, que hablen, no de un bloqueo de más de 60 años, que sustituyen con la palabra sanciones para difuminar su impacto, sino de los cientos de nuevas medidas de Trump-Biden que, en medio de una pandemia cortaron, entre muchas cosas, remesas, combustibles, acceso bancario internacional y hasta oxígeno, buscando rendir por escaseces, hambre y enfermedades a la Revolución Cubana.
Que a pesar de sufrir esa agresión en modo Valeriano Weyler del siglo XXI, aplicada a Cuba por Estados Unidos, los cubanos en mayoría imponente –como la llamarían Washington y esa misma prensa en cualquier otra parte del mundo– hayan acudido a las urnas a respaldar con su voto su modelo político, no es la noticia, sino la minoría que ellos interpretan hizo lo que el gendarme mundial les orientó.
Ya lo sabemos desde hace mucho tiempo: A diferencia de lo que sucede cuando se habla de otros procesos electorales, del proceso electoral cubano, los titulares son siempre para el perdedor: se llama Gobierno estadounidense, aunque el periodismo servil le llame abstencionismo.
Como los odiadores que recientemente agredieron a nuestros peloteros y sus familiares en Miami, y que ustedes llaman opositores, nos ayudan a comprender mejor lo que no queremos cuando estamos a punto de aprobar una Ley de Comunicación para Cuba: una prensa sin ética, controlada por anunciantes, accionistas e intereses corporativos.
Varios senadores estadounidenses reintrodujeron una legislación bipartidista que deroga las restricciones legales y otros estatutos que prohíben las transacciones y el comercio entre empresas estadounidenses y cubanas
Las senadoras demócratas Amy Klobuchar y Elizabeth Warren están en el grupo de congresistas que ha presentado la ley para eliminar el bloqueo a Cuba. Foto: Tomada de CNN
Varios senadores estadounidenses reintrodujeron una legislación bipartidista que deroga las restricciones legales y otros estatutos que prohíben las transacciones y el comercio entre empresas estadounidenses y cubanas.
Según trascendió en el sitio web de Amy Klobuchar, esta propia senadora, junto a Jerry Moran, Chris Murphy, Roger Marshall y Elizabeth Warren presentaron la iniciativa, con el fin de crear «nuevas oportunidades económicas al impulsar las exportaciones y permitir a los cubanos un mayor acceso a los productos estadounidenses».
«He presionado durante mucho tiempo para reformar nuestra relación con Cuba, que durante décadas se ha definido por conflictos del pasado, en lugar de mirar hacia el futuro», dijo Klobuchar. Aseguró que «al poner fin al embargo comercial con Cuba de una vez por todas, nuestra legislación bipartidista pasará la página de la fallida política de aislamiento, mientras crea un nuevo mercado de exportación y genera oportunidades económicas para las empresas estadounidenses».
En este sentido, Murphy afirmó que esta legislación ampliará «las oportunidades para que las empresas y los agricultores estadounidenses comercien con Cuba» y sería «una solución inteligente que creará empleos estadounidenses y beneficiará al pueblo cubano».
Por otro lado, Warren subrayó que «ya es hora de que normalicemos las relaciones con Cuba», y precisó que la Ley de Libertad para Exportar a Cuba constituía un paso importante «para eliminar las barreras para el comercio y las relaciones de EE. UU. entre nuestros dos países, y nos mueve en la dirección correcta, al aumentar las oportunidades económicas para los estadounidenses y el pueblo cubano».
Con la llegada de la administración de Donald Trump se adoptaron 243 sanciones, que incluyen restricciones a quienes envían remesas a familias y negocios en Cuba; lo que no solo incrementó el cerco criminal y arcaico, sino que también revirtió los avances en el restablecimiento de las relaciones, alcanzados en el Gobierno de Barack Obama.
Al presentar el informe sobre el impacto del bloqueo a la Isla, el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, denunció el pasado año que las pérdidas ascendieron a 3 806 millones de dólares, solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022.
Canal Caribe.- El Consejo de la capital de Estados Unidos propuso una resolución que pide el levantamiento del bloqueo a Cuba y que se retire a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Resolución contra el bloqueo a Cuba en Consejo de capital de EEUU
Cuba en Resumen
El Consejo de la capital de Estados Unidos propuso una resolución que pide el levantamiento del bloqueo a Cuba, una política de larga data que causa hoy, dijo, un daño injustificado al pueblo de la isla.
El sentir del órgano legislativo unicameral del Distrito de Columbia es, además, que se retire al país caribeño de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
La propuesta de resolución «Sentido del Consejo sobre el Restablecimiento de las Relaciones cubanoamericanas de 2023″, recordó que desde 1962 Estados Unidos impuso el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba.
Pero en la última etapa del gobierno de Barack Obama (2009-2017) se trataron de recomponer los nexos entre los dos países con el objetivo de normalizar las relaciones y promover los intereses mutuos.
Sin embargo, con la llegada de la administración de Donald Trump (2017-2021) se adoptaron posteriormente 243 nuevas sanciones, “incluidas restricciones a los cubanoamericanos que envían remesas a familias y negocios en Cuba”, subrayó.
Enfatizó el texto que Trump, casi al término de su mandato en enero de 2021, “volvió a incluir a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo”.
Señaló que bajo la actual administración de Joe Biden, algunas restricciones de viaje fueron parcialmente eliminadas, “pero siguen existiendo muchas limitaciones”.
“Un ejemplo del daño que el embargo (bloqueo) ha causado a Cuba es la escasez de equipos médicos vitales, y la ayuda humanitaria tras acontecimientos catastróficos, como los huracanes,se ve a menudo obstaculizada por estas políticas perjudiciales”, acotó la resolución.
Estados Unidos tiene el poder de mejorar retos como estos levantando la amenaza de sanciones a terceros, lo cual evidencia la extraterritorialidad del bloqueo como ha denunciado Cuba de forma reiterada.
Al propio tiempo, Cuba también carece de acceso a muchos servicios tecnológicos, pues ciertas aplicaciones de teléfonos inteligentes, redes y servicios en línea son inaccesibles desde la isla, acotó.
Hasta ahora, la Asamblea General de la ONU votó 30 veces para condenar el bloqueo, en la más reciente, solo Estados Unidos e Israel lo hicieron en contra de la resolución, lo que contrasta fuertemente con los 185 países que estuvieron a favor, apuntó.
En Estados Unidos, ayuntamientos, legislaturas estatales, consejos escolares, consejos laborales, sindicatos y otras organizaciones han aprobado aproximadamente 67 resoluciones instando al fin de ese cerco unilateral, advirtió el documento.
Esos pronunciamientos además solicitan fomentar la cooperación científica, y presionan al gobierno federal para que retire a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
“El poder reside en el presidente Biden para retirar a Cuba de la lista y comenzar a normalizar las relaciones entre nuestros países”, enfatizó.
En ese sentido, el Consejo consideró que Biden y el Congreso “deben tomar todas las medidas necesarias para poner fin a todos los aspectos del bloqueo impuesto contra Cuba por Estados Unidos» y retirarlo «de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo debido al injusto daño que causa al pueblo cubano”.
No existe sustento alguno para que Estados Unidos mantenga a Cuba en su lista de países que patrocinan el terrorismo. Así lo expresaron Noam Chomsky, lingüista, filósofo y activista político, y Vijay Prashad, director del Instituto Tricontinental de Investigación Social, y corresponsal en jefe de Globetrotter Media, en un artículo en ese portal. El texto subraya que la Isla exporta salud, no aquel flagelo, responsable de muerte y sufrimiento para el mundo.
Recordaron que la Mayor de las Antillas, con poco más 11 millones de habitantes, ha sufrido durante más de 60 años un bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto, y ahora recrudecido por Washington. Sin embargo, destacaron que, a pesar de ello, ha podido superar las indignidades del hambre, la mala salud y el analfabetismo, las tres plagas sociales que siguen afectando a gran parte del planeta.
La inclusión de Cuba en la espuria lista, en los días finales de la administración Trump, fue un acto de venganza. El magnate, entonces presidente, dijo que era porque la nación caribeña acogió a grupos guerrilleros de Colombia, que en realidad era parte de su rol como anfitrión de las conversaciones de paz de ese país latinoamericano, destacaron los autores.
Durante los dos años del gobierno de Joe Biden «se ha mantenido la política vengativa de Trump, que castiga a Cuba, pero no por terrorismo, sino por promover la paz», sostuvieron Chomsky y Prashad, quienes opinaron que el actual gobernante «puede, de un plumazo, eliminar a Cuba de esa lista. Es tan sencillo como eso. Cuando era candidato a la presidencia, dijo que revertiría las sanciones más duras de Trump. Pero no lo ha hecho».
En la misiva, los 160 profesionales firmantes destacan su preocupación por la continua presencia del país caribeño en ese listado, pese a la ausencia de argumento legal o moral, así como el rechazo de líderes internacionales y de organizaciones de la sociedad civil estadounidense.
“Casi ha transcurrido la mitad de su mandato y no ha habido ningún gesto exterior ni reconocimiento de que la inclusión de Cuba en esta lista fuera merecida”, señalaron los juristas.
Por ello, instaron al Gobierno a iniciar de inmediato un proceso de revisión y notificación para eliminar al archipiélago de esa relación.
Según la organización Alianza para el Compromiso y Respeto a Cuba (Acere, por sus siglas en inglés), el documento fue enviado a Biden el 20 de enero, fecha que coincide con la segunda mitad de su administración.
El mensaje refuerza los reclamos de una carta remitida al presidente por 18 exgobernantes, así como peticiones firmadas por miles de ciudadanos que buscan el fin del bloqueo económico, comercial y financiero, y de las más de 200 medidas coercitivas que afectan al pueblo cubano.
En opinión de Mayte Sosa, miembro de Acere, está claro por la avalancha de apoyo “que la permanencia de Cuba entre los Estados Patrocinadores del Terrorismo es injusta y carece de mérito”.
Al respecto, solicitó a Biden que “tome medidas inmediatas para rectificar esta injusticia”.
La inclusión del territorio del Caribe en ese listado arbitrario refuerza el impacto disuasivo e intimidatorio del bloqueo, así como las dificultades del país para insertarse en el comercio internacional y realizar operaciones financieras, indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano.
En los últimos días del expresidente Donald Trump (2017-2021) en el Despacho Oval, el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, volvió a incluir a la nación caribeña en esa relación, de la cual la administración Barack Obama-Joe Biden (2009-2017) la retirara en 2015.
Debe estar conectado para enviar un comentario.