¿Qué dirías tú, Che?

Por Frei Betto

Imagen de Razones de Cuba

Tercera carta abierta a Ernesto Che Guevara.

Querido Che:

Te escribí en 1997 y en 2011. Ahora, veintiséis años después de la primera carta y doce de la segunda, te envío esta tercera.

He ido con mucha frecuencia a nuestra amada Cuba. En 2022 la visité cinco veces, casi todas por períodos de dos semanas. No viajo como turista, sino como asesor del gobierno cubano y la FAO para la implementación del Plan SAN, el Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, ya plasmado en una ley aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular.

La Revolución atraviesa un momento muy difícil, resultado de una suma de factores adversos: el bloqueo genocida impuesto por la Casa Blanca, que ya tiene más de 60 años (Biden mantiene las medidas criminales del gobierno de Trump, que revocaron las flexibilizaciones adoptadas por el gobierno de Obama); la pandemia, que hizo refluir las actividades laborales y desaparecer a los turistas que llevaban divisas; los frecuentes fenómenos asociados al cambio climático, como sequías, tornados y huracanes; y ahora la guerra entre Rusia y Ucrania, dos importantes suministradores de insumos agrícolas y fertilizantes, y también de turistas.

La población sufre un desabastecimiento de alimentos esenciales y no ha habido tiempo para que el Plan SAN muestre resultados efectivos. El gobierno hace lo que puede para aminorar ese estado de cosas, como renegociar las deudas del país y permitir inversiones extranjeras. Felizmente, Cuba no figura en el Mapa del Hambre de la ONU y no se ve en sus calles una escena muy común en la mayoría de los países del continente, en los que hordas de familias desamparadas escarban en la basura en busca de algo que les aplaque el hambre.

Sé bien, querido Che, que tras la victoria de la Revolución Cuba ha enfrentado períodos muy difíciles. Y no zozobró. Enfrentó la invasión mercenaria de Playa Girón, la Crisis de Octubre, atentados terroristas, el Período Especial a raíz de la desaparición de la Unión Soviética. La resiliencia cubana demostró una fuerza inquebrantable ante tantas adversidades. Ninguna de ella logró disminuir la vocación internacionalista de la patria de Martí ni su solidaridad con los pueblos carentes de médicos y profesores, o afectados por calamidades naturales. El avance de la ciencia cubana, capaz de producir cinco vacunas contra el virus de la Covid-19, permite que hoy otras naciones se beneficien con ese recurso imprescindible frente a la gravedad de la pandemia.

No obstante, resulta preocupante el aumento del flujo migratorio, en especial rumbo a los Estados Unidos. Muchos abandonan la Isla –jóvenes en su mayoría— no por razones políticas, sino por razones económicas. Son igualmente preocupantes la espiral inflacionaria, el mercado paralelo de alimentos, la corrupción que amenaza la moral revolucionaria.

¿Qué dirías tú, Che, ante esa desafiante coyuntura? Tal vez haya quien imagine que dirías que la dirección de la Revolución se vio perjudicada por la desaparición física de Fidel y el alejamiento de Raúl de las funciones de gobierno. No me parece justo. Díaz-Canel es un hombre preparado que se desempeñó con éxito en el combate a la pandemia en Cuba, y el Buró Político y la dirección del PCC están integrados por hombres y mujeres de probadas capacidad y firmeza revolucionaria.

Pero una revolución no puede depender únicamente de su superestructura gubernamental. Eso ocurre en las democracias burguesas, en las que se tiene al pueblo por beneficiario de las iniciativas gubernamentales, dirigidas mayoritariamente a satisfacer los intereses de la clase dominante.

En una democracia socialista el gobierno es, por excelencia, el pueblo politizado, organizado y movilizado. Tal vez falte un mayor empeño en la formación ideológica de las nuevas generaciones, hoy muy conectadas con las redes digitales que, controladas por corporaciones capitalistas (big techs), difunden una ideología marcadamente consumista e individualista.

En Cuba es necesario transformar las redes digitales en trincheras revolucionarias. Y fortalecer política e ideológicamente las organizaciones de masas, como los CDR. Tú y Fidel son la prueba, como lo fuera Martí, de que las adversidades se vencen con firmeza ideológica. Si las condiciones objetivas no favorecen el desarrollo de las fuerzas productivas, entonces es preciso priorizar el perfeccionamiento de las fuerzas inductivas: la disposición subjetiva que hizo del fracaso del Moncada la victoria de la Sierra Maestra, o la que convirtió tu muerte en las selvas de Bolivia en aliento icónico para tantas generaciones de revolucionarios.

No se puede reducir la propuesta socialista al consumismo burgués. Esa propuesta debe sustentarse en las raíces de la subjetividad, en los valores morales en los que tanto insistió Martí, en la espiritualidad combativa de Fidel, en tu ejemplo al dar la vida para que el pueblo latinoamericano y caribeño tuviera vida.

Querido Che: tu emulación, tu ética revolucionaria, tu testimonio generoso de quien no se apegó al poder, son cualidades esenciales en la actual coyuntura de Cuba. Es imprescindible que las nuevas generaciones conozcan siempre más tu ejemplo y tu obra, y que estén martianamente dotadas de ese sentimiento de amor que forja al hombre y a la mujer nuevos. Como declaró Fidel, “hago una apelación a nuestros militantes, a nuestros jóvenes, a nuestros estudiantes, a nuestros economistas, para que estudien y conozcan el pensamiento político y el pensamiento económico del Che”.

Traducción de Esther Pérez

Frei Betto es autor, entre otros libros, de Paraíso perdido: viajes por el mundo socialista (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2016). (Site: freibetto.org)

El capitalismo nunca será la solución a nuestros problemas

El egoísmo y el ansia desmedida de ganancia reducen el modelo al absurdo

Autor: Jorge Casals Llano | internet@granma.cu

No son pocos los diletantes que, desde las redes sociales, nos pronostican el mejor de los mundos con el retorno del capitalismo a Cuba.

Su lógica es simple: la liberalización de la economía que, sin importar su costo político y social, más temprano que tarde pondrá a Cuba al nivel del mundo desarrollado.

Un análisis más serio señala las grandes paradojas del mundo, por ahora globalizado y «sujeto a reglas», y su realidad. Entre las más significativas pueden señalarse las siguientes:

  • El descomunal crecimiento de la riqueza acompañado de la marginación de cada vez mayores capas de la población dentro de los países.
  • Países y regiones convertidos en tributarios de los más «desarrollados».
  • Fabulosas cantidades de dinero circulando, aunque concentrado cada vez en menos países… y en menos manos.
  • Movimientos de capitales que, sin patria, sin bandera y aun sin dueños identificados, y en busca de ganancias especulativas, son capaces de hacer tambalear la economía de cualquier país del mundo.
  • Aceleración del proceso de concentración de capitales, esta vez a escala planetaria, con la aparición de las megafusiones, esto es, fusiones y absorciones entre las mayores empresas mundiales, hasta hacerlas más poderosas que muchos Estados nacionales, incluso que regiones y continentes enteros.
  • Preferencia de las inversiones de capital especulativo sobre el productivo.
  • Derroche y despilfarro, por lo menos, subconsumo en los más.
  • Contaminación y destrucción acelerada del medioambiente, desaparición de miles de especies como resultado de la destrucción de su hábitat y desastre ecológico en ciernes, solo comparable al que hiciera desaparecer a los dinosaurios del planeta, quizá como preludio de nuestra extinción como especie.

Lo anteriormente señalado apenas son botones de muestra, pues se trata de una relación muy incompleta de las contradicciones propias de un proceso sin retorno, al menos en los estrechos marcos del sistema que, según nos indicara, con su agudeza característica, Eduardo Galeano, «en otros tiempos se llamaba capitalismo y ahora luce el nombre artístico de economía de mercado», enmarcado todo ello en la pugna entre un viejo orden exclusivo y autodestructivo que se resiste a ser sustituido, y uno nuevo que no acaba de nacer.

El sistema es exclusivo porque toda la información disponible (incluyendo la de EE. UU., paradigma del sistema, y aun la ue y su «estado de bienestar») indica cómo se ha producido, en los ahora renombrados «países emergentes», una redistribución del ingreso que excluye cada vez más a los trabajadores.

Es exclusivo, además, porque los trabajadores desplazados pasan a formar parte del llamado sector informal de la economía que, por ejemplo, en América Latina, representan más del 50 % del total, y que no tienen, además, como regla, acceso a los sistemas de producción modernos, ni a los de educación, salud y seguridad social, lo que los condena a una vida indigna y sin posibilidades de ascenso en la escala social.

En lo que a los asalariados respecta, y salvo excepciones, la situación no es mucho mejor.

Basta solo señalar el dilema al que repetidamente deben enfrentarse: el miedo al empleo y el trabajo formal, con cada vez menos garantías, o el horror a la marginación definitiva de ese trabajo formal.

Resultaría aquí casi innecesario mencionar los efectos que el dilema planteado tiene sobre las condiciones de trabajo y su intensidad, aunque sí es necesario remitir a los lectores a los planteos teóricos de Carlos Marx con respecto a las funciones de lo que él llamó Ejército Industrial de Reserva, y su efecto depresivo sobre los salarios.

Solo que el sistema, además de exclusivo, es marginador, porque la transferencia total de riquezas de los países de la llamada Periferia hacia los del Centro se ha más que quintuplicado en los últimos decenios, al mismo tiempo que el pago por el servicio de la deuda se ha multiplicado, lo que ha hecho del tan anhelado desarrollo, en los países periféricos, una quimera.

Al mismo tiempo (importante para el sistema) reduce la condición de consumidores de lo que se produce en el Centro e incide por ello en la reproducción del sistema en su conjunto.

Se trata de que el carácter exclusivo, y en buena medida precisamente por él, el capitalismo, en tanto que sistema productor de mercancías, necesita de quienes las consuman y, en la misma medida en que se reducen los consumidores, se reducen las posibilidades de reproducción del sistema mismo.

Y los consumidores se reducen, en términos absolutos y/o relativos, por partida doble: porque disminuyen los consumidores en los distintos países, por el abaratamiento del trabajo y la exclusión de trabajadores, y porque se reducen las posibilidades de crecimiento económico en los países tributarios del sistema.

Junto con lo anterior, los logros de la ciencia y la técnica contemporáneos (de la biotecnología, la cibernética… la llamada «cuarta revolución industrial»), que reducen extraordinariamente los tiempos de trabajo y que, por ello, deberían beneficiar al hombre, reduciendo su actividad laboral, lo que hacen es someterlo aún más en las condiciones del capitalismo.

Esto aumenta, en la práctica, su tiempo de trabajo y es capaz, incluso, de engendrar enfermedades desconocidas antes, como la del «exceso de trabajo», el famoso Karoshi japonés, o el más conocido multiempleo, casi siempre conducente al no menos conocido estrés.

Los datos son elocuentes y se expresan en el aumento de las «horas extra» y, paralelamente, también en la disminución del consumo como resultado de la reducción del tiempo libre.

El egoísmo y el ansia desmedida de ganancia reducen el modelo al absurdo. La profundización de la desigual distribución del ingreso –parafraseando a Galeano en la cita anterior, en otros tiempos se llamaba explotación– restringe la capacidad de consumo de grandes masas de la población y, con ello, la propia capacidad productiva del sistema, con lo que se reduce también su capacidad de producir ganancias (el consumo de lujo y de artículos innecesarios, propio de los sectores de mayores ingresos, no puede sustituir el de los artículos de amplio consumo).

La reducción de costos, también a expensas de la protección del medioambiente, hace además peligrar nuestro propio hábitat sin que las Naciones Unidas ni ninguno de sus organismos especializados sean capaces, porque carecen de los medios para imponerlo, de detener la depredación del ecosistema.

Tiempos hubo en que al menos algunos de los teóricos del capitalismo, en sus tratados, se ocupaban no solo de garantizar las ganancias de los capitalistas, sino, además, de garantizar la vigencia del capitalismo.

Hoy, sin embargo, el futuro parece llegar solo a mañana, y la historia del capitalismo se parece cada vez más a la fábula de la rana y el escorpión que nos contara Orson Welles en su película Mister Arkadin:

La lógica indicaba al escorpión que no podía aguijonear a la rana mientras esta cruzaba el río, pues la rana moriría y él se ahogaría; sin embargo, pudo más el instinto que la lógica del escorpión, y de ello se dieron cuenta ambos cuando la primera moría del aguijonazo y el asesino moría, junto a ella, ahogado al cruzar el río.

Tercer Frente, fiel a la Revolución y a la gloria vivida

El líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, encabezaron el acto político y ceremonia militar por el aniversario 65 de la fundación del Tercer Frente Mario Muñoz

Autor: Yudy Castro Morales | yudy@granma.cu

DC
Desde la fundación del Tercer Frente hasta los días actuales, la continuidad generacional ha sostenido todo lo que allí se conquistó con la Revolución. Foto: Estudios Revolución

Santiago de Cuba.–Un homenaje a los combatientes caídos del Tercer Frente Mario Muñoz marcó el inicio de la conmemoración, este 6 de marzo, del aniversario 65 de su fundación, jornada que encabezó el líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, tras su llegada a territorio santiaguero, luego de rendir tributo en tierra venezolana al Comandante Hugo Chávez Frías.

Al amanecer de este lunes, el General de Ejército, acompañado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, llegaron hasta el mausoleo donde reposan los restos del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, jefe fundador de este frente guerrillero, y de los demás integrantes caídos o fallecidos después del triunfo revolucionario, con el propósito de rendir honores a una historia de más de seis décadas.

Allí, en la cima de Loma la Esperanza, donde se yergue el monumento, fueron colocadas, en nombre de Raúl y Díaz-Canel, y también del pueblo de Cuba, tres ofrendas florales, a las que se sumaron las flores blancas que, de a poco, fueron depositando los presentes.

A la ceremonia, breve reverencia a la historia descomunal de un país, escrita por mujeres y hombres dignísimos, también asistieron el Comandante de la Revolución Guillermo García Frías, fundador y segundo jefe del Tercer Frente; y los miembros del Buró Político, Héroe de la República de Cuba, general de cuerpo de ejército Álvaro López Miera, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); y el canciller Bruno Rodríguez Parrilla.

En el homenaje estaban presentes, además, el general de cuerpo de ejército Joaquín Quintas Solá, viceministro de las FAR, las principales autoridades del Partido y el Gobierno de la oriental provincia, así como familiares del Comandante Almeida Bosque.

Seguidamente, como colofón del tributo, tuvo lugar, en la falda de las montañas del poblado cabecera de Cruce de los Baños, el acto político y ceremonia militar en saludo a la efeméride, que contó con una representación de tanquistas y de las tropas especiales, integrantes del Ejército Juvenil del Trabajo, de la Policía Nacional Revolucionaria, estudiantes de escuelas militares de Contramaestre, de las Milicias de Tropas Territoriales y del pueblo de Tercer Frente.

Luego de escucharse las notas del Himno Nacional, interpretado por la banda de música del Ejército Oriental, tres salvas de fusilería irrumpieron en la serranía, a lo que le siguió el toque, siempre solemne, de silencio. La música, de la autoría del Comandante Almeida, a quien el arte le corría por las venas, también distinguió la conmemoración, en un sitio que se sabe fiel a la Revolución y a toda la gloria que se ha vivido.

La pionera Natali Naranjo Romero, de la escuela secundaria básica Camilo Cienfuegos, al intervenir en el acto, habló de cuán inspiradores son la historia de este frente guerrillero y el ejemplo de su jefe fundador. «Somos continuidad», dijo, y «no olvidaremos jamás de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos».

Reicher Navarro Navarro, cadete de primer año de la especialidad político militar, en la Escuela Interarmas de las far General José Maceo, Orden Antonio Maceo, llamó la atención sobre el protagonismo de los jóvenes en cada obra de la Revolución, pues fueron jóvenes quienes la edificaron y son los jóvenes quienes la seguirán llevando adelante.

De la trayectoria que no cabe en 65 años, de aquellos momentos tremendos de la fundación del Tercer Frente, de la visión estratégica del Comandante en Jefe Fidel Castro, que materializó Almeida, de todas las transformaciones derivadas del quehacer revolucionario para revalorizar la vida en la montaña, y de los desafíos de la serranía para seguir consolidándolas abundó, en las palabras centrales, la miembro de Comité Central del Partido y del Consejo de Estado, Beatriz Johnson Urrutia, gobernadora de Santiago de Cuba.

Un homenaje a los combatientes caídos del Tercer Frente Mario Muñoz marcó el inicio de la conmemoración. Foto: Estudios Revolución

Sobre los retos, específicamente, mencionó la necesidad de ofrecer un servicio médico de excelencia, de perfeccionar la utilización de la tierra e incrementar la productividad, de promover la innovación en la industria y de explotar todas las potencialidades existentes para dar respuesta a un programa tan sensible como la vivienda.

«Tenemos el deber y el compromiso moral de dignificar cada día la obra de la Revolución, junto a las ideas de Martí, Maceo, Fidel, Raúl y Díaz-Canel, defendiendo la unidad y la independencia, emancipándonos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos», sentenció.

Especial significación tuvo la entrega, de manos del General de Ejército, de un diploma firmado de su puño y letra al mausoleo del Tercer Frente, como reconocimiento al trabajo que realiza en la conservación de la memoria histórica de este sitio devenido símbolo. Fue Yunia Manso Pérez, directora del complejo, quien recibió la distinción.

Aunque aún falta mucho por hacer, la realidad de la serranía santiaguera viene a confirmar, en palabras del propio Juan Almeida Bosque que: «el Tercer Frente (…) cumplió con honor la misión que le designó el Comandante en Jefe, y fue uno de los puntales de la victoria definitiva del pueblo cubano». A la par, como diría Raúl, también cumplió su jefe fundador, «con proverbial lealtad, eficacia y espíritu de sacrificio».

A esas certezas, a más de seis décadas de la fecha fundacional, se suma otra, quizá con más fuerza, y es el carácter irredento de una tierra que, por más difíciles que sean los tiempos, no se rinde ni se rendirá.