Cuba: jamás el bloqueo podrá poner de rodillas al pueblo cubano

Por Marco Velázquez Cristo

“¡Los flojos, respeten: los grandes, adelante! Esta es tarea de grandes”.

José Martí.

Sobre el cruel bloqueo que supera las seis décadas de haberlo impuesto EE.UU. a Cuba,  nunca será ocioso insistir en lo que ha significado y significa para el pueblo cubano en términos de sacrificios, carencias, y necesidad de posponer sueños colectivos e individuales. No podemos dejar que los verdaderos culpables de haber causado tanto daño y quienes le hacen el juego, construyan narrativas que lo justifiquen y acusen a las victimas de ser los responsables de todas sus desgracias.

El bloqueo ha sido el principal obstáculo para el desarrollo del país, y el genocidio más largo de la historia que se aplicado contra pueblo alguno.

En el contexto actual seudorevolucionarios disfrazados de “objetivos analistas” tratan de sembrar la duda sobre la capacidad de nuestro pueblo de vencer ese acto genocida, presentando a las nuevas generaciones como desalentadas y dispuestas a vender su dignidad a cambio de que el enemigo afloje el cerco con el cual pretende estrangularnos.

Algunos de estos personajes afirman infamemente que, nos está venciendo por culpa de nuestros dirigentes históricos que desaprovecharon circunstancias favorables que nos hubieran permitido derrotarlo.

Parafraseando al maestro, Antes que cejar en el empeño de mantener libre y hacer próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila.

Como en todo escrito de este tipo de “analistas”, las afirmaciones no vienen acompañadas de argumentos. Son el fruto de la coincidencia de deseos e ideas con nuestro enemigo principal o de su resentimiento y debilidad. Cuestionan obviando las circunstancias que determinaron se tomaran decisiones como la inserción de Cuba en el CAME y su acercamiento a la URSS; olvidando además que, en la etapa historica en que fueron asumidas no existían los menores indicios de que los acontecimientos evolucionarían como después lo hicieron. 

Respecto a estas decisiones Aurelio Alonso en un artículo publicado en CUBADEBATE, expresó; “optó por acoplarse al mundo que se levantaba tras el Muro; aunque lo hizo cuando no quedaba otra opción, una vez desechado el espejismo de querer insertar un proyecto socialista autóctono en el traspatio de los Estados Unidos y, en consecuencia, castigado con un asedio sin tregua. Se hizo evidente desde los 60 que, de manera autóctona, su socialismo no conseguiría sostenerse; dentro del bloque soviético, tal vez”.

Por su parte Max Lesnik en un texto aparecido en CUBADEBATE   reconoce que, abandonó el país en 1961, por discrepar de la relación con el partido comunista soviético. Pensaba dice Lesnik que, la Revolución debía hacerse separada de Moscú, para a continuación admitir que, Fidel tenía la razón, «porque si se hubiera hecho lo que yo pensaba los americanos hubieran derrocado la revolución».

Los hechos contradicen la tesis de los que dan al bloqueo como una política exitosa que nos está venciendo. Prominentes intelectuales y políticos internacionales la dan por fracasada. También altos representantes del Establishment norteamericano lo reconocen. Pero hay gente en el patio que, vaya usted a saber porque extraño estrabismo lo ve diferente.

El bloqueo es parte de una guerra de EE.UU. contra Cuba que, rebasa lo económico y cuyo objetivo estratégico es provocar el derrumbe de la Revolución. La destrucción de los valores que garantizan la unidad del pueblo y sustentan su decisión de defenderla, así como el cambio del rol de la cultura de fomentadora de esos valores a oponente de ellos, y divulgadora de otros ajenos son prioridades del enemigo. En ella el bloqueo tiene la misión de provocar el colapso de la economía nacional, para generar carencias que fomenten el surgimiento de estados de desesperación que, conlleven a un estallido social que le dé el jaque mate a la Revolución. Todo esto apoyado por sistemáticas campañas de descredito dirigidas a restar apoyo interno y externo a la Revolución.

En esta como en cualquier otra guerra, se triunfa ganando batallas, y en ella, a pesar de todo el poder del imperio volcado contra nosotros por más de 60 años, hemos obtenido importantes victorias, entre ellas la más relevante es que estemos aquí.  

Algunas batallas ganadas durante estos años de Revolución.

Desarrollo científico que permitió en medio de una cruenta pandemia crear tres vacunas y dos candidatos vacunales.

Primer país del mundo en eliminar la transmisión del VIH de madre a hijo.

Primer país de la región en erradicar la desnutrición infantil severa.

Índice más bajo de criminalidad de las Américas.

Mayor número de médicos por cada 1.000 habitantes a nivel mundial entre 2007 y 2016.

Atención medica gratuita y cobertura universal de salud.

Esperanza de vida al nacer: antes triunfo revolucionario 57 años; hoy, 78,46.

Erradicó el analfabetismo.

Sistema educacional gratuito y al alcance de todos.

No existe explotación del trabajo infantil.

Solo esta pequeña muestra para ilustrar algunas victorias de Cuba en la guerra que nos ha declarado el imperio.

Seguir ganando batallas depende de nosotros, de la inteligencia con la cual continuemos combatiendo en el escenario físico y mediático, de la capacidad de resistir y la voluntad de vencer con que nos mantengamos, y nada de eso nos faltará.

La administración norteamericana acusa al gobierno cubano de utilizar el bloqueo como pretexto para encubrir sus errores que, según sus representantes, son los causantes de toda la compleja situación que enfrentamos. Sobre esa tesis Rafael Correa al responderle a un periodista de un canal de Miami, manifestó que, asegurar eso, es como ver a una persona ahogándose en el fondo de una piscina, con un bloque de cemento atado a sus pies y decir que se está ahogando porque no sabe nadar. Significaba Correa la necesidad de quitarle el bloque para saber las causas que la tenían en esa situación. 

¿Por qué si el imperio está tan seguro de que el bloqueo le sirve de pretexto al gobierno cubano para justificar sus errores y de esa manera ocultar su responsabilidad en los problemas que nos aquejan, no lo levanta? No lo hace porque quedaría demostrado que miente.      

Parafraseando a Fidel les decimos al imperio, resistir y vencer el bloqueo criminal que ha recrudecido multiplica el honor y la gloria de nuestro pueblo, contra el cual se estrellarán sus planes genocidas. Se lo aseguramos.

Playa Girón: La champaña de los derrotados. Por Alejo Carpentier

Por Alejo Carpentier

Primera gran derrota del imperialismo norteamericano y su brigada mercenaria en América.

«Aquí, lo que me ha devuelto la Guerra es un vencedor; porque el enemigo fue arrojado al mar por donde vino, en un ejemplar escarmiento de barcos hundidos, aviones derribados, tanques abandonados, con el lastimoso espectáculo de sus hombres-leopardos (me refiero a las pintas del bélico traje que traían) llevando, entre columnas de milicianos victoriosos, el paso renqueante y alicaído de los prisioneros que demasiado pronto esperaban el rápido triunfo de una mala causa…

«Al comenzar la batalla, se había hecho una necesaria redada de gente propicia a constituirse en quinta columna o realizar acciones de sabotaje. Amplia redada, pero acaso no todo lo amplia que hubiese debido ser —y en esto el Gobierno Revolucionario había dado muestras de gran moderación dentro del rigor que exigían las circunstancias— pues, me constaba que antiguas alumnas mías, de la escuela del Vedado, hoy casadas y algunas con hijos, habían celebrado prematuras fiestas, el día de la invasión, en tomo a los aparatos de radio que desde el extranjero difundían los mentirosos partes del avance victorioso del enemigo, resueltas de antemano a no escuchar las noticias que transmitían las estaciones locales. Mucho champaña se había bebido ese día, y desde muy temprano y con el estampido de muchos tapones disparados entre burbujas, en sus salones de ventanas cerradas, y me divierto, de pronto, al observar que en francés no se dice “beber champaña”, s i no “sabler le Champagne” —que es como decir: en-arenar, poner en arena, reminiscencia, tal vez, de los tiempos en que para mantener frescas las botellas de ciertas bebidas se hundían las botellas en arena mojada cubierta de sal: enarenar.

«Y había algo cruelmente simbólico en ese en-arenamiento, si pensábamos hoy que, en esos mismos momentos, los combatientes y mercenarios de la contrarrevolución, se en-arenaban de verdad en Playa Girón —que aquél sí que había sido el gran enarenamiento, en arena mojada y bien mojada, con sal fina del mar y sal gruesa de metralla, y disparos de tapones que eran de muy grueso calibre…»

(Fragmento de la novela La consagración de la primavera, de Alejo Carpentier.)