Debía llamar a quienes le pagaron el encargo; una galería de fotos que, en su cámara moderna, no era más que una carpeta vacía. Por contenido, solo el título: Terribles imágenes de la infancia en Cuba. Esos niños nunca los encontró
Cuba garantiza la realización, protección y disfrute de los derechos de sus niños, niñas y adolescentes. Foto: Ismael Batista Ramírez
Le dieron una guía para detectar miserias, indigencia y maltrato infantil. Entonces lo dejaron allí, sobre un extremo de Cuba, y le pidieron que caminara, buscara, retratara y anotara.
Aquello sería pan comido –pensó–, mientras repasaba en su mente el anterior periplo por África y algunas capitales de América Latina. Ya le habían dicho que en el archipiélago la situación era de espanto y conmoción.
Comenzó la búsqueda. Lo primero sería tomar imágenes de los críos del campo, siempre los más afectados, a los cuales seguro encontraría sin zapatos, harapientos y famélicos, muy a tono con un país del tercer mundo y, para colmo, «comunista».
Sin embargo, a pesar de que uno tras otro surgían pequeños pueblos aquí y allá, con sus casas campesinas modestas, no había forma de chocar con los desarrapados. Era un lunes extraño, y dondequiera que llegaba los encontraba de uniforme, con zapatos, y con libros en las manos.
¡Qué demonios de país era este, sin infantes campesinos indigentes! Probaría en alguna ciudad, donde siempre pululan los mendigos.
Por el camino tomaría una foto de esos chavales que venden cualquier porquería barata cerca de las carreteras, en aras de subsistir. Pidió al chofer que fuera despacio, para tener el tiempo suficiente de una foto. Resignado, se durmió.
Ya en la capital, bajó el vidrio de la ventanilla. No quería perder la oportunidad de tomar las imágenes de aquellos niños que vendrían a limpiar los cristales del auto, o a extender sus manitas sucias en busca de alguna dádiva.
El taxi cruzó veloz por las cercanías de Habana del Este, tomó a ritmo lento todo Malecón, regresó por San Lázaro, penetró el corazón de Centro Habana, se fue hasta la Calzada del Cerro e incluso a la populosa barriada de Diez de Octubre. A medianoche, en el hotel, lucía cara de pocos amigos.
La jornada lo dejó completamente aturdido. Había sido un largo viaje, desde el oriente al occidente de la Isla. Debía llamar a quienes le pagaron el encargo; una galería de fotos que, en su cámara moderna, no era más que una carpeta vacía. Por contenido, solo el título: Terribles imágenes de la infancia en Cuba. Esos niños nunca los encontró.
Fue un peón que instrumentó las políticas para la región, aconsejadas por sus mentores. Sus amos le brindaron sólido respaldo material y asesoría militar
Página de la revista Bohemia, del número del 11 de enero de 1959. Foto: Archivo de Granma
Mentir, mentir y mentir más. Esta es la línea de los medios de prensa anticubanos del sur de la Florida, al abordar el tema de la Isla, en cuanto a asuntos de la actualidad, pero también del pasado.
Cadenas de televisión, emisoras de radio, portales y periódicos instalados allí cuentan desde hace años, entre sus directrices discursivas –aunque la matriz se ha intensificado notablemente durante las últimas semanas–, la reivindicación del tirano sanguinario Fulgencio Batista.
A lo largo de enero y de febrero de 2022 se registró una congestión de artículos, comentarios y entrevistas con familiares del dictador o presuntos expertos en su «legado». Cuanto se ha dicho en tales espacios sobre este personaje terrorífico de la historia de Cuba es tan absurdo y mendaz, que roza el delirio.
Cualquier vida de santo empequeñecería ante tamaña avalancha de falsedades tendentes a ennoblecer la abyecta figura. Pero para saber realmente quién fue Fulgencio Batista ni siquiera se precisa acudir a «la historia escrita por los comunistas». La verdad se encuentra recogida, incluso, en los propios medios occidentales, libros y declaraciones de altos funcionarios de Washington.
Ese señor instauró en 1952 la dictadura más sangrienta y corrupta conocida en Cuba, solo con el precedente de la satrapía de Gerardo Machado en lo relativo al prontuario criminal.
Conocido por su anterior labor al frente del país, tanto en razón de su pasado golpista como de sus fervores pro Washington –demostrados desde su alianza con el embajador Sumner Welles en 1933–, la asonada de 1952 contó con el total respaldo del Gobierno de EE. UU.
Fue un peón que instrumentó las políticas para la región, aconsejadas por sus mentores. Sus amos le brindaron sólido respaldo material y asesoría militar, similar a como procedieron, años después, con el desgobierno de Pinochet, en Chile, tras el golpe a Salvador Allende.
Las inversiones de EE. UU. alcanzarían los mil millones de dólares en Cuba a lo largo de su mandato. Las visitas del entonces vicepresidente, Richard Nixon, y la de Allan Dulles, director de la CIA, en 1955, sirvieron para fortalecer los programas económicos e ideológicos del imperio en la Isla.
Dulles le planteó al tirano la inquietud de su Gobierno con la actividad comunista en Cuba, ante lo cual el dictador inauguró, en pocas semanas, el Buró de Represión de Actividades Comunistas (el temible BRAC).
La «criatura», de conjunto con el no menos pavoroso Servicio de Inteligencia Militar (SIM), la Policía Nacional y el Ejército, hizo del país un estado policial, en cuyo vórtice las personas vivían en permanente zozobra y donde las desafecciones políticas se castigaban con la muerte, sin medias tintas.
Mientras tanto, la mafia estadounidense hacía del negocio de la noche y del juego otro imperio en Cuba, llamada «el prostíbulo de América», tema sobre el cual han sido publicadas valiosas investigaciones.
Contentos todos en el norte, bandidos incluidos, Batista tenía barra libre aquí. Así, prohijó a grandes asesinos de la historia de América Latina (Conrado Carratalá, Pilar García, los hermanos Salas Cañizares –Rafael, Juan y José María– y Esteban Ventura Novo) y a cohortes de criminales para defender su siniestra estructura política.
Eran «hombres de bajos instintos, criminales natos, bestias portadoras de todos los atavismos ancestrales revestidas de forma humana», para decirlo con palabras de Fidel, quienes pusieron en vilo a la nación y, especialmente, a su juventud, la cual murió con los ojos sacados, sin uñas, reventados sus testículos o violada, en cuarteles, cunetas, descampados, ríos, mares.
En su reino de «sangre y pillaje» –términos empleados por el periodista Enrique de la Osa–, la corrupción sobrepasó todos los estándares históricos de una nación ya entonces experta en el tema. Batista, por sí mismo, se subió el sueldo presidencial de 26 400 a 144 000 dólares, por arriba incluso que el del presidente de EE. UU., Truman, cuyo monto rondaba los 100 000.
Sin embargo, gran parte de la población cubana estaba desempleada, al tiempo que la mayoría de los campesinos vivía en barracones con techo de guano y piso de tierra, desprovistos de servicios sanitarios o de agua corriente. En tanto, el 90 % no disponía de electricidad.
Como recoge el profesor francés Salim Lamrani en su ensayo 50 verdades sobre la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba, el economista inglés Dudley Seers afirma que la situación en 1958 era intolerable: «en el campo, las condiciones sociales eran malísimas. Cerca de un tercio de la nación vivía en la suciedad (…) viviendo en barracones, normalmente sin electricidad ni letrinas, víctima de enfermedades parasitarias y no se beneficiaba de un servicio de salud.
«Se le negaba la instrucción (sus hijos iban a la escuela un año como máximo). La situación de los precarios, instalados en barracas provisionales en las tierras colectivas, era particularmente difícil (…). Una importante proporción de la población urbana también era muy miserable».
Arthur M. Schlesinger, Jr., asesor personal del presidente John F. Kennedy, escribió: «Me encantaba La Habana y me horrorizó la manera en que esta adorable ciudad se transformó desgraciadamente en un gran casino y prostíbulo para los hombres de negocios norteamericanos (…). Uno se preguntaba cómo los cubanos –viendo esta realidad– podían considerar a EE. UU. de otro modo que con odio».
Esta fue la Cuba de miseria, sangre y terror impuesta por Batista, el presidente «beatífico» que ahora nos quieren vender desde la Florida. Solo pensar en pasado semejante redobla las fuerzas en la lucha, para no retroceder jamás hacia tan desolador escenario.
Giusette León García – CubaSí.- Gerardo, así de simple, sin apellidos, como aprendimos a llamarlo mientras se jugaba la vida por todos y todas; como se para en una esquina de La Güinera a conversar; como te habla ahora, mientras le pides que te diga su opinión sobre el proyecto de Código de las Familias.
«Mi opinión: es un código muy moderno, un código del cual, como he dicho en otros momentos, los cubanos podemos sentirnos orgullosos, muy inclusivo y con el cual aspiramos a lograr una sociedad más inclusiva, en la que se respete cada vez más el derecho de todas las personas, como la soñó Martí: con todos y para el bien de todos.
«Hay una campaña ya fuerte en contra de este proceso que se está llevando a cabo, porque son las mismas personas. Hace poco decíamos en una actividad que si se estuviera discutiendo un proyecto de «regulación de pajaritos en colores», ya estaría una campaña andando oponiéndose a la «regulación de pajaritos en colores», porque cualquier proyecto que salga de nuestro pueblo, de nuestra Revolución, siempre va a haber una campaña mediática en contra con el objetivo de dividir, de crear desconfianza, desesperanza, confusión y, obviamente, en un tema que no deja de ser polémico, como es este código, pues están tratando de confundir y dividir a nuestro pueblo.
«Sea de lo que sea, trate de lo que trate, ellos se van a oponer porque es una manera de mostrarse en contra de la Revolución, pero en cuanto al contenido, en la esencia, no pueden justificar una oposición».
En fin… la democracia
«Recientemente, estuvimos en el barrio de Los Pocitos con el Presidente del Partido Comunista español, que además ha sido diputado, y él nos decía: en mi ejercicio como diputado, nosotros acostumbramos a que no hay prácticamente debates en el Parlamento, porque sabemos que vamos a votar por lo que el vocero de quien nos representa nos ha pedido, entonces para mí era muy desagradable pararme a hablar, a explicar un punto, y que muy pocas personas estuvieran atendiendo, porque a los parlamentarios no les importa porque saben que, en definitiva, van a votar como les haya pedido su partido.
«Sin embargo, hacen una campaña inmensa contra Cuba cuando en el Parlamento se vota una ley por unanimidad, y desconocen el hecho de que esa ley se ha estado discutiendo en comisiones del propio Parlamento, en los barrios, como en este caso. ¿Qué ejercicio mayor de democracia tú quieres que esto que están haciendo ustedes ahora con el Código de las Familias?, discutiéndose barrio por barrio, la gente aportando, opinando… Eso la gran prensa, por supuesto, lo desconoce, porque ellos quieren escoger después el pedacito en que se aprueba finalmente por unanimidad y mostrar que no ha habido ningún proceso vivido, pero es todo lo contrario.
«Él nos señalaba eso y tiene mucha razón. ¿Cuántas veces hemos discutido ya este proyecto o aspectos de este proyecto? Se han cambiado cosas, se ha eliminado, se ha perfeccionado y se seguirá haciendo. Entonces, cuando hablamos de democracia, ¿cuál es la real democracia, la que tú vas a votar después, en función de los intereses de los que te pagaron tu campaña para ser diputado o esta que tenemos nosotros, que vamos a tener un Código que está siendo construido por todo el pueblo?».
Lo que nadie te dice…
«Los cubanos estamos conscientes de que tenemos muchos problemas, habría que estar conscientes también de que todos los ciudadanos del mundo tienen muchos problemas que se han exacerbado con esta pandemia que ha afectado a nivel global. Por ejemplo, se habla de inflación. Tú entras a ver noticias y en Estados Unidos se están quejando de la inflación, y en otros lugares lo mismo… Cualquiera de nuestros problemas existe y, en muchos casos, más exacerbados en otros lugares. Claro, a veces nosotros vemos el nuestro como si fuera el fundamental, porque realmente el ser humano tiene eso como naturaleza: no hay problema más grande que el que tengo yo.
«Desgraciadamente, en ese proceso de reconocer, de quejarnos de nuestros problemas, no reconocemos lo que sí tenemos garantizado o los problemas que no tenemos y que sí tienen otros. Entonces, un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de nosotros quejarnos de las cosas, es pensar un poquito más en lo que sí tenemos y en lo que sí tenemos que cuidar; porque el hecho de que mi sofá tenga un muelle suelto y esté un poco incómodo no quiere decir que lo vaya a botar y después no sé dónde me voy a sentar, porque eso sí no te lo dice nadie. Desde afuera la propaganda te dice que aquí esto está malo y que hay que tumbar el gobierno, pero nadie te dice qué es lo que viene después.
«Desde Miami te dicen «queremos ayudar a los cubanos». Bueno, ¿y por qué no empiezan por ayudar allá a los que viven debajo de los puentes y en los tráilers de la Calle 8 y tienen veinte problemas y los botan para la calle cuando no pueden pagar?, ¿por qué no comienzan ayudando a los de allá?».
La costumbre ¿es más fuerte que el amor?
«Nosotros estamos acostumbrados a tener salud gratis, estamos acostumbrados a tener educación gratis, estamos acostumbrados a que a mí nadie me va a botar de mi casa si no puedo pagar una renta, etc. Entonces, damos todo eso por hecho y nos enfocamos en cosas que no tenemos, pero hay que hacer una valoración general sobre cuáles son los logros que nosotros hemos alcanzado. Realmente son tiempos difíciles, tenemos muchos retos por delante, pero hay que ver el vaso medio lleno y no medio vacío».
Gerardo nos deja su mensaje de esperanza en buen cubano. Entonces tú sabes que estás delante de Gerardo Hernández Nordelo, el Héroe de la República de Cuba, el coordinador nacional de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR); pero él no tiene poses heroicas, te mira con ojos de compañero y una se toma la libertad de hablar de amor, porque en el fondo, solo eso nos salvará de la costumbre estéril: el amor por Cuba.
Vicente E. Escandell Sosa – Rebelión.- José Martí valoraba: “Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen. Y la pelea del mundo viene a ser la de la dualidad hindú: bien contra mal”.
Hasta ayer, en las mal llamadas “redes sociales” porque, en la práctica, se han convertido en redes antisociales que esparcen odio, el bando de los malos, es decir, los que odian y destruyen, se habían manifestado contrariamente a la resistencia del pueblo cubano, llenos de rabia por la respuesta de nuestro pueblo ante los planes de los enemigos que claman por que los buques no lleguen, que no funcione la electricidad, que el pueblo sufra hambre, que no funcione el país, que continúe el genocida bloqueo norteamericano, que se cierre el cerco, que quieren una invasión a Cuba porque, en definitiva, de lo que se trata es destruir la Revolución cubana.
Pero como no han podido lograr sus deseos dada la resistencia del pueblo, sucede ahora, en medio de la discusión del Proyecto del CÓDIGO DE LAS FAMILIAS, que se realiza mediante asambleas populares, han cambiado el guion: tratar de desacreditar dicho Proyecto, crear dudas en el pueblo, mediante la manipulación de determinados aspectos, como es el caso en que se propone cambiar el vigente término de patria potestad por el término responsabilidad parental, aduciendo que de aprobarse este término, significaría que los padres perderían la responsabilidad de la crianza, asistencia, educación y cuidado de sus hijos y que estas funciones pasarían al Estado, es decir, el Estado opresor asumiría la patria potestad.
Es la misma campaña propagandista falsa que lanzaron en Cuba previo a la operación Peter Pan, (matriz actual de la contrarrevolución), consistente en que el Estado cubano eliminaría la patria potestad. Repiten hasta la locura, por las redes sociales, la farsa de que los hijos son propiedad del Estado. Todas estas falsedades quedan desmentidas en el TÍTULO V, DE LAS RELACIONES PARENTALES del Proyecto y que comprende desde el artículo 132 hasta el artículo 196, en los cuales se explica, pormenorizadamente, el contenido y significado del nuevo término propuesto que abarca una visión más amplia que el concepto de patria potestad del Código de la Familia vigente (LEY No. 1289 de 1975) al posibilitar, sin negar, en lo más mínimo, la responsabilidad que tienen los padres con sus hijos menores, la delegación voluntaria del ejercicio de la responsabilidad parental, consistente en que “los titulares de la responsabilidad parental pueden delegar con carácter temporal su ejercicio a las abuelas y los abuelos, a otro pariente o persona afectivamente cercano a su hija o hijo menor de edad, con condiciones para ello, sin perjuicio del derecho que también se reconoce en el artículo 178 del presente Código, por razones suficientemente justificadas y siempre en interés de la hija o el hijo”, tal como reza el artículo 141, inciso 1.
El término de patria potestad, fue muy utilizado por la contrarrevolución, en los años sesenta del siglo pasado, con la llamada Operación Peter Pan (también Operación Pedro Pan), espanto ocurrido en los primeros años de la Revolución, en el que estuvo vinculada la Iglesia, fue una maniobra coordinada entre el Gobierno de los Estados Unidos (con énfasis sobre la CIA), la Iglesia católica y los cubanos que se encontraban en el exilio, por la cual más de 14.000 niños fueron llevados de Cuba a Estados Unidos sin sus padres, pues estos pensaban que regresarían pronto, ya que la Revolución duraría muy poco tiempo, sin embargo, no fue así, por lo que muchos de esos niños y niñas nunca más volverían a ver sus padres. Toda esa operación se realizó por mediación de la Iglesia Católica, al propagar la falsa noticia de que en Cuba se iba a quitar la patria potestad a los padres.
Por otra parte, estos mercenarios, propugnadores de la mentira, critican, además, dentro de la responsabilidad parental, el inciso ñ del artículo 134 del Proyecto, que determina que los padres, a sus hijos, deben “inculcarles el amor a su patria y el respeto a sus símbolos”. Según estos mercenarios y falseadores de la información, consideran que eso significaría solo el culto a Fidel y una obediencia absoluta al PCC como partido único y dictatorial, negando lo que dice el artículo segundo de nuestra Constitución, de que los símbolos patrios son la Bandera de la estrella solitaria, el Himno de Bayamo y el Escudo de la palma real. Tal es la manipulación que tratan de hacer, y soslayan que en el Proyecto no se menciona la palabra socialismo. Se olvidan también, de la expresión de Fidel al pueblo que le decía “no crean, sino que lean”. Con tan burda tergiversación, estos mercenarios, cuestionan la privación de la responsabilidad parental por “incumplir grave y reiteradamente los deberes establecidos en este código”, sin embargo, no dicen que esta causal de privación se encuentra en el artículo 95 del código vigente que dice:
ARTICULO 95. Los tribunales, atendiendo a las circunstancias del caso, podrán privar a ambos padres, o a uno de ellos, de la patria potestad, o suspenderlos en el ejercicio de ésta, en los casos de los artículos 93 y 94 , o mediante sentencia dictada en proceso promovido a instancia del otro o del fiscal, cuando uno o ambos padres: 1) incumplan gravemente los deberes previstos en el artículo 85; 2) induzcan al hijo a ejecutar algún acto delictivo; 3) abandonen el territorio nacional y, por tanto, a sus hijos; 4) observen una conducta viciosa, corruptora, delictiva o peligrosa, que resulte incompatible con el debido ejercicio de la patria potestad. 5) cometan delito contra la persona del hijo.
Entonces, debemos preguntarnos si de verdad estos lacayos se estudiaron el proyecto que se discute hoy y si conocen también, las normas que están vigentes desde el año 1975. Parece ser, que ni lo uno, ni lo otro. Debería darles vergüenza.
Son muchas las propuestas del Proyecto de Código de las Familias, para que la crianza de niños y niñas sea un acto de respeto y amor para esa niñez. Se busca legitimar todo lo bueno y justo para la niñez en el ámbito familiar. La infancia en Cuba es sagrada y esto se demuestra a diario. El Código asegurará, aún más, el bienestar y pleno desarrollo de esa niñez y los adolescentes.
El contenido del nuevo guion adoptado como campaña mediática en las redes sociales por estos vendepatria, anexionistas, mercenarios, contrarrevolucionarios y reaccionarios incorregibles, es crear, nuevamente, en nuestro pueblo, la duda, manipular la conciencia del pueblo, mediante la mentira, sutilezas, argucias, subterfugios, etc., con tal de desacreditar al gobierno y a nuestras instituciones con el objetivo de dar la visión falsa de que en Cuba, el sistema socialista no sirve y de que existe un gobierno fallido. Tales son sus intenciones, pero les decimos que, como antes, volverán a fracasar, porque no acaban de reconocer que este pueblo es de Patria o Muerte y, por tanto, el gigante de siete leguas ¡NO PASARÁ!