Los cubanos bien sabemos de amor, de recibirlo, de entregarlo de manera sincera, de sembrarlo con paciencia y dejar que los actos más nobles lo ayuden a crecer
Autor: Leidys María Labrador Herrera | leidys@granma.cu

Los grandes pasos que damos, los sueños que tejemos, las metas hacia las cuales caminamos tienen siempre tras de sí altísimas dosis de amor, aunque a veces no nos percatemos de ello.
El amor es una potente, sana y verdadera energía que impide rendirnos, aun cuando los pronósticos no nos favorecen; la misma que nos da la perseverancia y la inteligencia necesarias para superar obstáculos que, de otra manera, serían infranqueables.
El amor abarca desde la manera en que aprendemos a querernos para poder ser verdaderamente felices, hasta las fibras que nos remueven los lazos familiares, o el deseo de formar nuestro propio hogar; el sentido de pertenencia con la tierra donde nacimos, la elección de un oficio o profesión, las convicciones que nos dan firmeza moral.
Los cubanos bien sabemos de amor, de recibirlo, de entregarlo de manera sincera, de sembrarlo con paciencia y dejar que los actos más nobles lo ayuden a crecer.
Esta Isla tiene corazón, uno muy grande que se entrega y late enardecido en millones de pechos, que son a la vez el mejor de sus sustentos. ¡Tanto han hecho los hijos de esta Patria por amor a ella!
Amar la libertad nos hizo luchar por ella y conquistarla. Amar la justicia nos dio la fuerza para edificar una sociedad que la defiende a toda costa. Amar al otro nos ha convertido en referente de solidaridad, como amar la verdad nos ha hecho exponer la nuestra en cualquier rincón del planeta, y ser incluso voz de quienes, por falta de derechos, han sido silenciados.
Por eso hoy, con el beso a la pareja, con el abrazo sincero a las amistades y la felicidad de tenerlas, sintámonos profundamente orgullosos de todo aquello que como nación hemos logrado, gracias a ese sentimiento que lejos de ser ciego, nos ayuda tanto a ver el mundo en todo su esplendor.
Celebremos el amor que nos profesamos como pueblo, ese que nos dio vacunas, que nos permitió ser incondicionales los unos con los otros cuando la pandemia amenazó con robarnos el sosiego. El mismo que llevó a muchos a arriesgar su vida en hospitales, centros de aislamiento, regiones insospechadas del planeta; aquel que siempre llama a la unidad y que nos impide odiar, ni siquiera a quienes constantemente nos atacan.
Celebremos el amor que construye familias sin importar sus estructuras o quienes las integran, el que nos hace guiar y educar a nuestros hijos, respetar a nuestros padres, cuidar a nuestros abuelos y, por qué no, sernos fieles, respetarnos a nosotros mismos.
Que este 14 de febrero nos recuerde que somos afortunados, como seres humanos y como nación.
Lo que siento por ti
(Idea Vilariño)
Lo que siento por ti es tan difícil.
No es de rosas abriéndose en el aire,
es de rosas abriéndose en el agua.
Lo que siento por ti. Esto que rueda
o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas
y que luego incorporas en un gesto
y me invade en las horas amarillas
y me deja una dulce sed doblada.
Lo que siento por ti, tan doloroso
como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.
Lo que siento por ti, y que sin embargo
anda tanto que a veces no te llega.
Muchachas que algún día
(Ernesto Cardenal)
Muchachas que algún día leáis emocionadas
estos versos
y soñéis con un poeta:
sabed que yo los hice para una como vosotras
y que fue en vano.
Soneto (Nicolás Guillén)
Cerca de ti, ¿por qué tan lejos verte?
¿Por qué noche decir, si es mediodía?
Si arde mi piel, ¿por qué la tuya es fría?
si digo vida yo, ¿por qué tú muerte?
Ay, ¿por qué este tenerte sin tenerte?
Este llanto ¿por qué, no la alegría?
¿Por qué de mi camino te desvía
quien me vence tal vez sin ser más fuerte?
Silencio. Nadie a mi dolor responde.
Tus labios callan y tu voz se esconde.
¿A quién decir lo que mi pecho siente?
A ti, François Villón, poeta triste,
lejana sombra que también supiste
lo que es morir de sed junto a la fuente.
Si me quieres, Quiéreme entera
(Dulce María Loynaz)
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, verde, y rubia,
y morena…
quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!
Si me quieres, no me recortes:
¡quiéreme toda… o no me quieras!
MENOS TU VIENTRE
(Miguel Hernández)
Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto
menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro
menos tu vientre
claro y profundo.
Materia de poesía
(Luis Rogelio Nogueras)
Qué importan los versos que
escribiré después
ahora
cierra los ojos y bésame
carne de madrigal
deja que palpe el relámpago de tus piernas
para cuando tenga que evocarlas en el papel
cruza entera por mi garganta
entrégame tus gritos voraces
tus sueños carniceros
Qué importan los versos donde
fluirás intacta
cuando partas
ahora dame la húmeda certeza de que estamos vivos
ahora
posa intensamente desnuda
para el madrigal donde sin falta
florecerás mañana.
Discurso de Eva
(Carilda Oliver Labra)
(…) Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.
¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: «mi vida»
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece en llama (…).
Reencarnación
(Georgina Herrera)
Como será si vuelves
y yo también,
sin que sepamos
que fuimos ya; sin un indicio.
Ser otra vez, sin más destino
que encontrarnos así,
como si nunca.
Quiero llegar a ti y que tú vengas
en despacioso viaje, como
tú sólo sabes.
No tener más destino
que el de siempre.
Asombrarnos los dos.
No importa que paguemos
deudas que no sabemos cuáles fueron,
pero que vuelvas
y venga y, para estar juntos,
queriéndonos, mientras
se hace palabras sobre mi piel
aquel asombro tuyo al descubrirme;
yo, asombrada también.
Que me concedas lo que ya me diste,
que nuevamente
me prometas lo que sí cumpliste.
Ausencia de amor
(Juan Gelman)
Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.
Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu
recuerdo
clavado, reclavado.
Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces
dulcemente
pedazo por pedazo.
Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.