Canal Caribe.- Reconoce ICAP movimiento de solidaridad internacional con Cuba en 2021. El 2021 fue un año importante para la Solidaridad internacional con Cuba, reconoció el Vicepresidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, Víctor Gaute, en un encuentro con medios nacionales de prensa. La condena a la política genocida de Estados Unidos contra nuestro país ocupó el primer lugar en el activismo mundial a favor de la Mayor de las Antillas.
Cuba 2021: saldo positivo en solidaridad internacional
Iris Armas Padrino – Foto: Diana Inés Rodríguez
La Habana, 5 ene (ACN) El año 2021 se caracterizó por un incremento sostenido de la solidaridad y la expresión de amistad de infinidad de amigos y amigas en el mundo que demostraron el apoyo a la obra de la Revolución y que Cuba no está sola, expresó hoy Víctor Gaute, vicepresidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP).
En un encuentro con la prensa en esta capital se dieron a conocer los satisfactorios resultados del organismo en el año precedente, no obstante la pandemia de COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la nación antillana hace más de medio siglo.
El incremento de las acciones de esa política genocida con el fin de dañar a nuestro pueblo no impidió que gobiernos y personas individuales de varias latitudes enviaran donativos monetarios y materiales, entre ellos jeringuillas para vacunar y otros insumos, tecnologías y equipos para el sector de la salud y el de la alimentación, precisó Gaute.
También ejemplificó que a Cuba la distinguen las acciones de solidaridad hacia otras latitudes donde brigadas del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve han contribuido a combatir la pandemia, incluso en naciones de Europa.
Un gran desafío para 2022 es lograr una mayor socialización de los contenidos en las redes sociales, y multiplicar la repercusión de los eventos virtuales que se organizan con la participación de amigos de todos los continentes en apoyo a la Revolución Cubana, recalcó.
Actualmente funcionan mil 653 Asociaciones de Amistad con Cuba en 155 países de América del Norte, América Latina y el Caribe, Europa, África y Medio Oriente, Asia y Oceanía, de ellas 111 son nuevas, y también están activadas 75 organizaciones solidarias de graduados en la isla de 64 naciones.
Tamara Velázquez, directora de Comunicación del ICAP, informó que durante 2021 el Movimiento de Solidaridad con Cuba acompañado de organizaciones, residentes cubanos y graduados en el país, partidos políticos y parlamentarios, personalidades amigas y gobiernos hermanos e intelectuales, entre otros, incrementó la denuncia del recrudecido bloqueo de Estados Unidos mediante cartas, artículos, declaraciones y otras iniciativas.
Leima Martínez Freire, directora para Asia y Oceanía del ICAP, dio a conocer la iniciativa del Movimiento de Solidaridad de Brisbane en apoyo a Cuba denominada “De Australia a Cuba con amor” que comenzó el primero de enero y se extenderá hasta el 15 de abril.
Esa iniciativa tiene como propósito recorrer colectivamente 14 mil 886 kilómetros (distancia aproximada de Canberra a La Habana) a través de caminatas, maratones, recorridos en bicicletas y motociclos e incluso mediante la danza, precisó.
Ángel Guerra Cabrera – La pupila insomne – Foto: Biocubafarma.- Las vacunas cubanas contra la covid-19 han exhibido una alta efectividad, superior a 90 porciento, en los estudios de fase clínica, de intervención poblacional, y en su muy exitosa aplicación en la isla.
Tanto, que lograron el abatimiento de la espiral ascendente de personas contagiadas y fallecidas ante la propagación generalizada de la variante delta cuando, a partir de julio y agosto, los candidatos vacunales Abdala, Soberana 01 y Soberana Plus recibieron la autorización para su uso de emergencia por la exigente agencia reguladora cubana Cecmed, uno de los ocho centros de referencia de la región, junto a la mexicana Cofepris. Semanas después de que los antígenos cubanos comenzaran a aplicarse a velocidades récord, inició el descenso de los contagios, hasta llegar a mínimos de nuevos casos y muertes a principios de diciembre, cuando ya había inyectado a 90 por ciento de su población al menos una dosis. El 20 de septiembre, al inicio de la campaña de vacunación, todavía enfermaban diariamente más de 40.000 personas y morían 69. A partir de principios de diciembre cayó a 120 infecciones y uno, o ningún deceso, al día.
Solo en las últimas jornadas se observa un repunte en los casos, debido al parecer, a la entrada de la cepa ómicron, pero con apenas muertes. No obstante, para salirle al paso, ya las autoridades cubanas decidieron aprontar la aplicación de la dosis de refuerzo, para que a fines de enero la haya recibido toda la población. Cuba tiene un 86.5 por ciento de toda su población vacunada con esquema completo, por lo que ocupa el segundo lugar mundial en ese indicador, solo por detrás de Emiratos Árabes Unidos.
Su vacuna Abdala, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, acaba de ser aprobada por la Cofepris para su aplicación en México. Abdala, así llamada en evocación del célebre poema patriótico del joven José Martí, demostró una eficacia de 92.28 por ciento en la prevención de la enfermedad sintomática causada por el coronavirus durante el ensayo clínico fase III, en el cual participaron 48 000 voluntarios. El estudio también arrojó un 100 por ciento de eficacia en la prevención de la enfermedad sintomática severa y en la prevención de la muerte, pues no hubo fallecidos en el grupo. Por su eficacia e inocuidad, el Cecmed aprobó su uso de emergencia en niños entre 2 y 11 años de edad, primera población infantil en el mundo en vacunarse y en iniciar el curso escolar con esquema de inmunización completo.
No debe sorprender que, junto a Abdala, Cuba haya creado otros dos inmunógenos contra el nuevo coronavirus y que ya tenga dos candidatos más camino de convertirse en vacunas. Tampoco, debe subrayarse, que sea el primer país en lograrlo en América Latina y el Caribe, y en lo que conocíamos como Tercer Mundo. Ocho de los antígenos aplicados en el programa general de vacunación de la isla, que alcanza casi el ciento por ciento de la población objetivo, son de fabricación propia. A Cuba la respaldan importantes y mundialmente reconocidos logros científicos en la biotecnología y treinta años de experiencia en la producción de inmunógenos. Entre ellos, merece citarse la vacuna antimeningocócica BC creada por el Instituto Finlay a fines de los ochentas, la primera de su tipo a escala mundial para el control de la meningitis B, que recibió la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Su empleo logró reducir sustancialmente la incidencia de este padecimiento. Otra digna de citar es la vacuna contra la hepatitis B, que logró acabar con los efectos de este virus en menores de 5 años en el 2000. También fue la primera de América Latina y el Caribe certificada por la Organización Mundial de la Salud(OMS). Igualmente importante, fue el logro por la Universidad de La Habana, junto a investigadores de centros biotecnológicos cubanos, de la vacuna contra el haemophilus influenzae b. También obtuvo la certificación de la OMS, requisito necesario para poder proveerla a las agencias de la ONU. Fue asimismo trascendental, el desarrollo por la isla de la vacuna pentavalente contra la difteria, el tétanos, la tosferina, la hepatitis B y el haemophilus influenzae b, segunda obtenida en el mundo y primera desarrollada y producida por un país de América Latina y el Caribe.
Las vacunas cubanas han sido conseguidas bajo una política estadounidense de seis décadas de exterminio sistemático del pueblo cubano por hambre y enfermedades. Pero ya no se trata solo del acto terriblemente cruel que llamábamos bloqueo, sino de una versión mucho más criminal, restrictiva de la menor participación de la isla en la vida económica y financiera internacional, cuya feroz aplicación inició Trump y continúa Biden. Las vacunas cubanas son la mejor prueba de que en la isla, a diferencia de Estados Unidos, no hay nada más importante que la vida humana.
Entrada de Fidel a La Habana el 8 de enero de 1959
Un 8 de enero de 1959, La Habana recibía a un triunfante, cansado y sonriente guerrero nacido en Birán a quien se le conocía como El gigante. Para entonces, Fidel Castro Ruz había desafiado a la historia y a la muerte.
En varias ocasiones fue dado por muerto, bien muerto y, sin embargo, una y otra vez, reapareció vivo, bien vivo. Tras el asalto al cuartel Moncada, que él mismo dirigió el 26 de julio de 1953, tuvo que “tirar pa’l monte” junto a varios compañeros. Pretextando su búsqueda, el ejército de Fulgencio Batista dejó una estela de sangre; se rumoraba que el joven abogado de 27 años había sido asesinado. El 2 de diciembre de 1956, el Granma arribó a Cuba y a nivel internacional la noticia fue que “los jefes del movimiento 26 de julio quedaron tendidos bajo una lluvia de proyectiles. Entre los muertos se encuentra Fidel Castro, el principal director de la revolución”. En México, El Universal Gráfico presentó el siguiente encabezado: “Fidel Castro cumplió su promesa: murió por la causa. Consternación en la Isla de Cuba por la muerte del joven cabecilla rebelde, que estuvo refugiado en México, preparando el movimiento que se frustró ayer en la provincia de Santiago de Cuba”. En la Sierra Maestra la derrota del Ejército Rebelde pasó por verdadera en varias ocasiones, insistiendo en la caída final de quien, por méritos propios, era ya el Comandante en Jefe de la Revolución. En 2006, cuando Fidel abandonó formal pero provisionalmente sus funciones como jefe de Estado, las especulaciones acerca de su última respiración apenas se hicieron esperar. A la postre, aquellas falsas notas revelaron que, ante la vida de El gigante, tanta muerte ni siquiera supo hacerse poca.
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Como estudiante de la Universidad de La Habana, Fidel catalizó su participación política; profundizó sus saberes sobre José Martí y empezó a leer a Marx y Lenin. En la célebre entrevista realizada por Ignacio Ramonet, el revolucionario de sonrisa sarcástica y mirada pícara, como con tanto tino lo describió Néstor Kohan, señaló: “La literatura que más me gustaba de Marx, aparte del Manifiesto Comunista, eran Las guerras civiles en Francia, El 18 Brumario, la Crítica del programa de Gotha y otros análisis de carácter político. Me impresionaban su austeridad, su vida abnegada y el rigor de sus investigaciones”. En el periodo de prisión en Cuba, del 1 de agosto de 1953 al 15 de mayo de 1955, cuando las condiciones se lo permitieron dichas lecturas fueron más analíticas y las combinó con obras de Dostoievski, Jorge Amado, Turgueniev, Balzac y Freud, entre muchas más. Junto a otros moncadistas presos, el reo 3859 transformó la cárcel en un espacio de aprendizaje teórico. En noviembre de 1953 –haciendo un cruce reflexivo entre Los Miserables, de Víctor Hugo y El 18 Brumario de Luis Bonaparte, de Marx– anotó: “Poniendo estas dos obras una a lado de la otra, es como puede apreciarse una concepción científica, realista de la historia y una interpretación puramente romántica. Donde Hugo no ve más que un aventurero con suerte, Marx ve el resultado inevitable de las contradicciones sociales y la pugna de intereses prevalecientes en aquel instante. Para uno la historia es el azar. Para otro un proceso regido por leyes”. “Me han servido de mucho mis viajes por el campo de la filosofía. Después de haberme roto un buen poco la cabeza con Kant, el mismo Marx me parece más fácil que el padrenuestro”, escribió con buen humor el 4 de abril de 1954. Ante un amago de retenerle un par de libros, dirigió una carta a un mando carcelario anotando que la situación “me resulta realmente humillante y dura, porque interfiere algo muy íntimo en el hombre que es su deseo de saber”. Para el preso 3859, la cárcel se hizo trinchera de ideas en la que el encierro no terminaba por ser tal si, pese a todo, se podía resistir desde la militancia del pensamiento y la sed de ser en el saber.
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Un 16 de octubre de 1953, Fidel pronunció el discurso conocido luego con el nombre de La historia me absolverá. Lejos de ser el aventurero irracional, que hasta hoy día sus más conspicuos detractores tanto se empeñan en dibujar, se presentó como el abogado estudioso y conocedor de la historia de su pueblo, capaz de dar cátedra acerca de José Martí, de las gestas de Maceo, de Agramonte, de Carlos Manuel de Céspedes y del espíritu peleón de los mambises; conocedor de las ideas de Martínez Villena, Guiteras y Mella; estudioso a fondo de la vida política, económica y social de la Isla. Rescatando la historia negada de Cuba, Fidel transformó un juicio en su contra en la tribuna ideal para ser él quien juzgara a la tiranía de un país que, a decir de Roberto Fernández Retamar, fue “convertido por Estados Unidos primero en tierra militarmente ocupada, luego en un protectorado, y en una neocolonia, con la complicidad de serviles dirigentes locales entregados a la corrupción más desvergonzada”. Además de un alto contenido teórico –que bien merece estudiarse a fondo para entender por qué Cuba no renuncia a su camino– el discurso destaca también por la confección poética del decir. Fidel enjuició a la sociedad que se conmovía “ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor, y cuyos ojos inocentes, ya en ellos el brillo de la muerte, parecen mirar hacia lo infinito como pidiendo perdón para el egoísmo humano y que no caiga la maldición de Dios”. El acusado que necesitó asumir su propia defensa habló con “sangre del corazón y entrañas de la verdad”, como representante de la “gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa”. Marc Angenot ha pensado el “discurso social” como un hecho social convertido luego en hecho histórico porque en él se vuelcan los sentimientos, los dolores y las aspiraciones colectivas de una época. Eso mismo fue lo que La historia me absolverá significó: examen de la historia, manifiesto de vida y proposición de futuro.
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Foto: Archivo.
Luis Báez escribió que en Fidel había “mística y hay pasión: es capaz de convencer porque es el primer convencido de su causa”. Jean Paul Sartre y Gabriel García Márquez coincidían en que los discursos de Fidel Castro eran, ante todo, pedagógicos. Existía en ellos una envolvente manera de hablar, una paciente explicación que convencía al más descreído de los mortales. Discursos con varias tonalidades, con bemoles y crescendos que, como anotó el Che, generaban “algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y de victoria”. En los discursos puede rastrearse al Fidel más teórico, al Fidel más intelectualmente militante, capaz de traducir en términos llanos qué significaba el imperialismo para la cubanía, como cuando el 16 de abril de 1961 –en el sepelio de las víctimas de los bombardeos de un día anterior en San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, apenas un día antes de la invasión a Playa Girón– declaraba el carácter socialista de la Revolución: “Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida”. En sus intervenciones, lanzaba definiciones que provocaban explosiones reflexivas, como cuando el 1 de mayo del 2000 dijo “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”. Desde sus discursos, Fidel era el crítico más antidogmático, severo, audaz y mordaz del proceso revolucionario, como cuando el 17 de noviembre de 2005 señaló que uno de los errores más importantes cometidos por la dirección revolucionaria era “creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo […] Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse”. Fidel fluía en la palabra dicha e influía con la dicha de la palabra, por eso su decir sigue diciendo.
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Antonio Gramsci, inquebrantable pensador del futuro desde la convicción, la necedad y la ética, decía que en la vida política “la actividad de la imaginación debe estar iluminada por una fuerza moral: la simpatía humana” y que “Un hombre político es grande en la medida de su poder de predicción”. El gigante de Birán algo de ello sabía. No por nada, el Che veía en él a “un hombre extraordinario. Las cosas más imposibles eran las que encaraba y resolvía. Tenía una fe excepcional en que una vez que saliese hacia Cuba, iba a llegar. Que una vez llegado, iba a pelear. Y que peleando, iba a ganar”. Fidel supo combinar imaginación y capacidad de diálogo con la historia para adelantarse con ella; así construyó posibilidades y realidades. No era hechicero, pero algo de buena magia había en quien desde hace poco más de tres décadas advertía sobre la necesidad de enfrentar el cambio climático de forma solidaria y humanitaria. Hoy el tema es ineludible: quizá no sea demasiado tarde para volver al mejor hijo de Martí y escucharlo de veras.
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Dicen que lo que no se puede no se puede y, además, es imposible…pero Cuba no entiende de imposibles. Nadie creía en el nacer de una Revolución tan genuina apenas a unos pasos de Estados Unidos, ni que un país considerado como su garito sería libre en serio; ni que ese pequeño territorio resistiría el bloqueo económico más largo y brutal de la historia sin renunciar a sus sagradas conquistas sociales; ni que la Isla soportaría el periodo especial casi en absoluta soledad; ni que ese pedacito de tierra se convertiría en la patria más universal de la humanidad a través del concurso de sus modestos esfuerzos allí donde se necesitan; ni que lo imposible fuese el pan de cada día para que ese país chiquito de enorme y digna existencia siga siendo, aunque críticos y agoreros le exijan olvidar por qué el imperio busca someterlo. Fidel, a quien Eduardo Galeano llamó el “caballero que siempre se batió por los perdedores”, fue el principal responsable de tan porfiada manera de existir. De esas responsabilidades, ¿quién podría avergonzarse?
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Fotografía de Fidel tomada por el Che, 2 de enero de 1964
Al despedirse de Fidel, el Che apuntó que “Pocas veces brilló más alto un estadista” como en “los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe”. No le faltaba razón, aunque ya desde los días bravos de Playa Girón Fidel había demostrado su capacidad de estadista. Lo hizo también en 1970, cuando debido al fracaso de la zafra de los 10 millones “en un acto de incalculable amor/ dijo a un millón de pueblo la culpa es mía”, como escribiera Mario Benedetti. Sin embargo, la estatura de Fidel se volvió insuperable el 5 de agosto de 1994 entre las protestas del “Maleconazo”. En aquel momento, enfrentó las manifestaciones como cuando plantaba cara a los ciclones; sin importar los ánimos encendidos, escuchó y dialogó. Y dialogando como uno más entre los más, la manifestación terminó en una lección de lo que la democracia puede ser. La escena es impensable en casi cualquier parte del mundo, pero bien harían en intentarla aquellos mandamases de todas latitudes que, todavía hoy, mucho se desviven en criticarlo. El resultado ni ellos mismos quisieran saberlo.
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Néstor Kohan tiene razón. Desde la propia izquierda, en Nuestra América y en el mundo, a veces se olvida cuán importante es y ha sido la Revolución cubana. Sin ella, el boom no habría sido lo que fue, ni tampoco la teoría de la dependencia, ni la pedagogía del oprimido, ni un cúmulo de discusiones vitales de tan necesarias. Néstor Kohan tiene razón. Los procesos que resisten al imperialismo tienen falencias, varias. Venezuela y la Revolución cubana no son –ojalá– la excepción, pero “frente a la asfixiante, ininterrumpida y creciente agresividad del imperialismo”, ya en su forma más dura o en la más “sonriente” es bueno no perder la brújula. Fidel lo sabía. A él hay que volver. Su longevidad física resultó importante, pero mucho más lo es su longevidad ideológica. Frente al imperialismo, llegan con Fidel los versos de Silvio Rodríguez cuando canta “Mi compromiso es sencillo/ sólo hay dos formas de estar/ o bien cogiendo el martillo/ o bien dejándose dar”.
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El 1 de agosto de 2021, tras ganar su cuarta medalla de oro olímpica en lucha grecorromana, un triunfante, cansado y sonriente guerrero llamado Mijaín López, conocido como El gigante de la lucha, deseaba “agradecer y dedicar este resultado a nuestro Comandante en Jefe invicto, quien fue quien llevó por primera vez el deporte en Cuba”. En la guerra contra la injusticia y la indignidad Fidel Castro Ruz, El gigante de Birán, continúa invicto. En su decir, Mijaíl sigue diciendo.
La Habana, 5 ene (Prensa Latina) – Video: Canal Caribe / TV Cubana.- El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció hoy las acciones del Gobierno de Estados Unidos dirigidas a afectar la recuperación del turismo en la isla, como parte de su estrategia de asfixia económica.
Rodíguez escribió en su cuenta de Twitter que esas medidas pretenden ocultar que, a diferencia de Estados Unidos, en Cuba los ingresos de ese sector se emplean en beneficio del pueblo.
Recientemente, la plataforma digital de alojamiento Airbnb pagó una multa de 91 mil dólares impuesta por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), por aceptar huéspedes en Cuba y violar las sanciones a la isla.
De acuerdo con la entidad gubernamental, la compañía turística admitió pagos de norteamericanos que viajaron al país caribeño fuera de las 12 categorías autorizadas por la Casa Blanca.
Desde 2015 la empresa lanzó sus servicios en Cuba, pero las medidas restrictivas adoptadas posteriormente durante el mandato del entonces presidente Donald Trump (2017-2021) y mantenidas con la actual administración de Joe Biden, limitan el alcance de sus negocios.
El exasesor de Seguridad Nacional del mandatario Barack Obama (2009-2017) Ben Rhodes calificó la multa como “estúpida, contraproducente y trumpiana” por negar a los estadounidenses la capacidad de facilitar ingresos directamente a los cubanos y establecer conexiones entre ambos pueblos.
Pedro Quiroga – Radio Reloj.- Con el deseo y la vocación de alistarse a la comunicación pedagógica que demanda el Estado, el proyecto Palomas visualiza en redes sociales unas 20 infografías con los contenidos del Código de las Familias.
Lizette Vila, directora de esa casa audiovisual, subrayó a Radio Reloj que se trata de acompañar la formación y disposición de las familias cubanas para conocer sus deberes y derechos, además de establecer una norma que, más que jurídica, sea existencial.
El anteproyecto se parece a la vida que hemos soñado los cubanos y cubanas; cuando se otorgan derechos a todas las personas, no hay mayor civismo, mayor dignidad y libertad para una sociedad, destacó.
Vila precisó que el tema centra nuestra vida social y que, de la manera en que se acompañe a las personas en la comprensión del nuevo documento, así se fortalecerá la sociedad.
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