En 1992, en el periodo especial en Cuba, EEUU bombardeaba con 500 horas semanales de radio a la población cubana, Fidel decía entonces a Tomás Borge, comandante sandinista:
Jamas en la historia contra ningún país del mundo se ha instalado una batería tan gigantesca de medios de comunicación masiva para tratar de influir, para tratar de crear descontento, parta lanzar consignas contrarrevolucionarias, para lanzar consignas de sabotaje y de conspiración contra la Revolución. Es un llamamiento abierto a la sedición, un llamamiento abierto a la contrarrevolución de una manera descarada, con violación de todas las normas legales; se ha establecido un nivel de propaganda por esa vía sin precedentes. Todos los recursos del imperio se concentran hoy contra Cuba, y esos recursos de todo tipo son decenas de miles de millones de dólares todos los años, un trabajo de su servicio de información, de su servicio de inteligencia, de todos los organismos, de las ramas principales del gobierno de EEUU.
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