
Más allá de cualquier ideología o credo, lo que nos propone con su reciente entrega quien se promueve como el rey de la música urbana es un patético espectáculo, carente de valores culturales y diseñado para gustar en los circuitos floridanos.
El alma de Cuba ha sido ultrajada. Una vez más, un material audiovisual denigra sus más puras esencias: símbolos patrios, héroes, heroínas y representantes de la cultura. En poco más de 5 minutos, el irrespeto, falta de dignidad y de civismo conducen una narrativa lacerante a lo más sagrado de una nación.
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