
MIAMI. La aplastante derrota de las fuerzas respaldadas por Estados Unidos en Afganistán envía un mensaje claro, pero nunca entendido por los exiliados cubanos que sueñan con un cambio de régimen en Cuba a través de la intervención estadounidense: que la democracia no se puede exportar o imponer a punta de pistola.
Tres o cuatro generaciones de cubanoamericanos, los que conservan la mentalidad de sus padres y abuelos, han estado agitando en las calles de Miami y Washington por lo que ha sido la esperanza típica de los exiliados antigubernamentales desde 1959: una intervención militar.
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