
Por Atilio A. Boron
Exactamente el mismo día, pero cuatro años después que Fidel, Diego abandonaba este mundo y cual ese barrilete cósmico descubierto por Víctor Hugo Morales en México emprendía vuelo para encontrarse con su amigo, consejero y protector, por no decir “casi un padre” que es lo que tal vez sería más correcto afirmar. ¿Cómo explicar esta coincidencia? ¿Azar, predestinación, magia, un inescrutable código astral? ¿Cuatro años después, como el tiempo que transcurre entre un mundial de fútbol y otro?¿Quién podría jugarse por una respuesta? Quien esto escribe se declara incompetente para descifrar esta inescrutable concordancia. Tal vez sólo se atrevería a conjeturar que quizás los ídolos se atraen mutuamente. Diego y Fidel lo hicieron en vida, y tal vez esa misma circunstancia hizo que ambos partieran de viaje exactamente el mismo día.
Sigue leyendo