
La primera vez que escuché hablar del 26 de Julio era apenas un vejigo, como decía mi abuela. Aquello para mí sonaba raro: Mon-ca-da (así tenía que aprender a dividirlo en sílabas). Unos tiros: parapapá, se veían en la pared de ese cuartel amarillo que podía ver en la foto del libro de lectura de 1er. grado. La maestra, Sigue leyendo
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