La lacra de la brutalidad policial no parece concluir con el epitafio triste de George Floyd; esta más bien parece extenderse innecesariamente por todo el país.
Lo que empezó como una jornada de congregación social degeneró en una batalla campal tras un ataque y despliegue de violencia innecesario por parte de autoridades armadas hasta los dientes. La multitud -familias incluidas- huía despavorida, mientras algunos periodistas intentaban realizar su trabajo.
La violencia policial en Estados Unidos es también violencia racial. George Floyd, hoy por hoy, representa la lucha interminable por los derechos humanos, pero también es un recuerdo de que esta labor nunca termina hasta que se haga justicia.
Estados Unidos es el primer país en términos de policía equipada con la última tecnología; sin embargo, en el “verdadero” frente de batalla (contra el COVID-19) los médicos estadounidenses -los verdaderos héroes- se ven obligados a rehusar y mendigar para procurar la salud de sus pacientes.
Marcelo Sánchez, Fort Lauderdale, Florida.