Desde la independencia, América Latina ha sido objeto de deseo de las potencias imperialistas. Si el imperio español se abocó a llenar sus arcas de cuanta riqueza pudo esquilmar durante tres siglos, su herencia fue el advenimiento de un orden oligárquico, cuyo resultado empantanó cualquier proyecto de revolución democrática. Miranda, Bolívar, Morazán, Artigas, Manuel Rodríguez y Zeledón sufrieron la traición de quienes prefirieron actuar como cipayos, al lado de potencias extranjeras, antes que defender su patria. Invasiones, guerras espurias, expropiación de territorios.