
“Después de la unión de las dos coronas en 1580, un nuevo gesto de audaz altanería vino a celebrar el imperio mundial de Felipe II. Se trata de una medalla de bronce dorado, acuñada probablemente en 1583, que muestra en una de sus caras al Rey y, en la otra, un globo terráqueo coronado por un caballo, con esta obstinada leyenda: NON SUFFICIT ORBIS (El mundo no es suficiente). A comienzos de 1586, Francis Drake y su fuerza expedicionaria vieron el emblema en el palacio del gobernador de Santo Domingo; al parecer, se había convertido en el “logo” de la monarquía. A los hombres de Drake les pareció una “divisa propia de la ambición insaciable de España y de su Rey”. Sigue leyendo
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