
Vivió la mayor parte de su vida en el exterior. Dos veces fue deportado a España, una cuando era niño, acompañando a su padre, y la otra al fracasar la conspiración de Narciso López. Después vivió en Estados Unidos y finalmente, hasta el fin de sus días, en México. En Nueva York pronunció conferencias de los compatriotas emigrados. Formó parte de la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico. En Nueva Orleans participó en las luchas por la independencia de México y al triunfar Benito Juárez pasó al país azteca, donde fue secretario del Benemérito y diputado al Congreso Federal en siete ocasiones. Durante la Guerra del 95 fue agente revolucionario de la República de Cuba en Armas ante el gobierno mexicano. Poesías suyas aparecieron en el poemario «El laúd del desterrado».