
Ilustre educador,
José de la Luz y Caballero fue mentor de varias generaciones de cubanos con arraigados sentimientos patrióticos. En su quehacer educativo en nuestro país, consideró que la enseñanza debía proporcionar junto con la instrucción de los seres humanos, convicciones morales, patrióticas e ideológicas, así como amor y respeto a la belleza en sus diversas manifestaciones, e incluso hábitos higiénicos. Su concepto acerca de la educación se basó en la participación activa de los alumnos y le concedió gran importancia a la atención de las necesidades y motivaciones de los niños. Formador de conciencias, engrandeció el sentido de la nacionalidad cubana. Considerado el pedagogo cubano más notable del siglo XIX, es recordado en reiteradas ocasiones con uno de sus pensamientos que definen su vida dedicada al magisterio. “Instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo”.
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