Por: Néstor Nuñez
La rutina se aviva, y aun cuando las urnas abrirán sus bocas para 2020, las agencias de opinión, las encuestadoras y toda una pléyade de analistas y medios informativos, ya comienzan a tratar el asunto de quién podría sustituir para entonces al irascible Donald Trump en su cargo al frente de la Oficina Oval, o si el magnate inmobiliario cumpliría su sueño de una segunda vuelta al frente de la primera potencia capitalista.
El asunto, por tanto, despierta un sinfín de conjeturas. El primer punto es que hasta hoy el jefe de la Casa Blanca mantiene una escala de preferencia once puntos por debajo de los niveles de rechazo que contabilizan diferentes fuentes, y entre las causas de ese mayoritario malestar nacional se citan, entre otros aspectos, los desacuerdos con su desempeño externo, malos ojos hacia las medidas bruscas y represivas que caracterizan su actuación en el sensible terreno migratorio, desapego hacia su comportamiento no pocas veces déspota, irreverente y grosero; sensación de que no parecería estar en sus cabales en muchas de las decisiones que asume, sus contradicciones con sus promesas fundamentales de campaña, el ser asiduo a la mentira y a la manipulación, y en los últimos tiempos los temores a la repercusión local de su política de acudir a sanciones y al desparpajo arancelario globales contra trascendentes suministradores de la mayoría de los útiles y productos de amplio consumo para la población norteamericana. Sigue leyendo →
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