La falta de conocimiento del presidente Donald Trump a los iraníes ha llevado a EE.UU. a “un callejón sin salida” con el país persa, opina un exjefe de la CIA.
El exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) John Brennan (2013-2017) explicó que la actual situación laberíntica se produjo después de que la Administración de Trump ejerciera presiones y restricciones contra Teherán, “pensando erróneamente” que tales medidas resultarían fructíferas y realizarán un cambio.
Sin embargo, el mandatario republicano no sabe que hay “una cultura de resistencia en Irán”, lamentó Brennan en una entrevista concedida al diario The Irish Times y publicada el sábado.
“Estados Unidos ha llegado a un callejón sin salida con Irán, a través de ejercer presiones sobre el Gobierno, pensando erróneamente que ellos cambiarían la actitud. Hay una cultura de resistencia en Irán”, matizó el exjefe de la Inteligencia estadounidense.
Brennan, en otro momento de sus declaraciones, llamó obsesivos contra Irán al asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton; y al secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, quienes buscan “derrocar” a la República Islámica.
De hecho, las medidas hostiles que ha adoptado la Administración estadounidense buscan únicamente derrocar al sistema político que se basa en la Revolución Islámica, recalcó.
Entre las estrategias que no dieron resultados, Brennan recordó el retiro de EE.UU. del acuerdo nuclear suscrito en 2015 entre Teherán y el Grupo 5+1, que entonces integraban EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania, reactivar todas las sanciones, y presionar a los europeos de seguir sus pasos al respecto, además de incluir al Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán en su lista negra.
Trump anunció el 8 de mayo de 2018 la retirada de su país del pacto nuclear —de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés)— y reactivó todas las sanciones contra Irán, una medida unilateral ampliamente criticada por la comunidad internacional, salvo por algunos aliados de la Casa Blanca, como el régimen israelí.
Irán, con paciencia, esperó un año para que el resto de los signatarios actuara contra la medida unilateral y hostil de Washington, pero, transcurrido el año, Irán seguía ajeno a los beneficios previstos en el pacto, y por tanto decidió en reciprocidad no cumplir con algunos de sus compromisos.
Teherán, estableció un plazo de 60 días a sus socios europeos para que cumplan las responsabilidades adquiridas con el país persa. Europa rechazó el “ultimátum” de Irán, pero prometió “trabajar para salvaguardarlo”.
Aun comprometido con lo suscrito, Teherán denuncia la inacción de Europa ante el unilateralismo de EE.UU. y pide medidas concretas para salvar el acuerdo nuclear.
Los signatarios no europeos del acuerdo, es decir, Rusia y China, consideran que la decisión de Teherán es culpa de Washington.