Este 9 de abril, nuevamente fue convocada una sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para tratar la cuestión venezolana. Como en otras oportunidades, la sesión violentó uno de los aspectos rectores de la carta fundacional del organismo regional: discutir y/o tomar decisiones sobre un Estado miembro, en este caso Venezuela, sin su consentimiento u aprobación.
Esta vez la intención fue de mucha mayor gravedad que las anteriores, pues se buscaba “designar” de forma ilegal a Gustavo Tarre Briceño, “enviado” por Guaidó a la OEA, como el “representante formal” del país ante el organismo.
Partiendo de ahí, este espacio de la política latinoamericana ha sido reactivado con la idea de reanimar la agenda de cambio de régimen violento que encabeza Washington junto a los sectores radicales del antichavismo local. Sigue leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.