Por Arthur González.
Siguiendo órdenes de Washington, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y su Canciller, declararon que desconocerían las elecciones de Venezuela, por no ser un proceso democrático, algo que no sorprende, debido a la larga historia de sumisión de sus políticos a la Casa Blanca.
Con Cuba ya lo hicieron en los primeros años de la Revolución, cuando en un acto de aparente rebeldía se negaron a romper relaciones diplomáticas, pero informaciones de Estados Unidos, desclasificadas, se encargaron de poner al descubierto el acuerdo secreto para ejecutar aquel teatro diseñado por los yanquis, con el propósito de que la CIA pudiera tener un canal bien vigilado, de los vínculos de la Isla con el resto de Latinoamérica.
Igualmente, acreditaron en La Habana como diplomático a Humberto Carrillo Colón, agente al servicio de la CIA, sin experiencia ni carrera diplomática, quien fue descubierto por la Seguridad del Estado, ocupándosele una planta de transmisión y códigos para cifrar las informaciones que recibía y enviaba a Langley.
Ahora Peña Nieto corrió a cumplir las orientaciones del Departamento de Estado yanqui, sumándose a Argentina, Chile Brasil, Canadá y la Unión Europea, a pesar de que, en pocas semanas, México se someterá a un proceso electoral donde el fraude estará presente, como es costumbre.
A México, la OEA, la Unión Europea y menos Estados Unidos, no lo acusarán de efectuar elecciones no democráticas, como hacen contra Venezuela, donde su gobierno ha demostrado total limpieza en los últimos 24 procesos electorales.
Parece que el presidente mexicano no está consciente de que el mundo conoce que sus elecciones están marcadas históricamente por el fraude, el robo de urnas e incluso del asesinato de candidatos, cuando no son del agrado de las altas esferas gubernamentales, los poderosos jefes del narcotráfico, o del gobierno de Estados Unidos. Ejemplos sobran.
Es necesario refrescarle la memoria a Peña Nieto, de que solo en el año 2018 los políticos mexicanos han sido blancos principales de todos los ataques ocurridos en ese país, para un 61 %, de las 2 mil 720 personas asesinadas.
Andrés López Obrador, es de los que sufrido más ataques ha recibido, incluido el llamado periodismo sicario, para afectar su imagen.
¿Cómo pueden considerarse la elecciones mexicanas más democráticas y limpias que las de Venezuela, con las múltiples ejecuciones realizadas por comandos armados?
Entre la población del país azteca se afirma que habrá un nuevo fraude electoral para impedir que el izquierdista López Obrador gane este proceso, a pesar de que todas las encuestan lo dan como ganador con el 46 % de los votos.
Recientemente, uno de los especialistas en fabricar fraudes electorales, hizo declaraciones al periodista Julio Astillero, conductor del programa Contraseñas de Hispan TV, en las que aseguró: “Históricamente en México ha habido fraude electoral, las elecciones están condicionadas por el uso del dinero público, por la recolección del dinero privado de empresarios o de personas que quieren influir en los resultados”.
El experto explicó cómo ejecutan ese proceso, el cual se inicia desde la conformación de los padrones electorales o listados, debido a que históricamente la participación electoral mexicana no rebasar del 50 %, entonces lo combinan con los movimientos reales de bajas y altas, situación que brinda a los partidos políticos la posibilidad de modificarlos.
Entre las formas de fraude está la compra de los representantes de los partidos en los colegios electorales, para que firmen las actas manipuladas al terminar la votación, incluida la cantidad falsificada de votos obtenidos por cada candidato, según su conveniencia. La suma de dinero que se les ofrece varía entre 3 mil y 5 mil pesos mexicanos.
También es usual el robo de las urnas cuando el candidato preferido está perdiendo, cambiándola con otra con votos favorables al aspirante deseado por el partido seleccionado por las altas instancias.
En México, según ese especialista en fraudes electorales, con dinero se compra la voluntad de los representantes de los partidos o los candidatos que se presten a tales actos delictivos, solo depende de la suma ofrecida, ya que la maquinaría de la trampa está patrocinada desde las altas esferas de la política del Estado, e incluyen los programas de beneficio social del Gobierno Federal de México, que se otorgan a los gobernadores de los estados federados.
De ahí que de ante mano se preparen los listados de aquellos funcionarios políticos aspirantes que deben ser beneficiados.
Esas ayudas sociales, aprobadas previamente, se entregarán solo si los destinatarios aceptan las decisiones de los que otorgan la contribución estatal.
Por eso el actual mandatario Peña Nieto, pudo fabricarse una lujosa residencia al poco tiempo de llegar al sillón presidencial, al costo de 12 millones usd.
Estados Unidos nunca ataca esos procesos corruptos, porque al final se eligen a los presidentes que ellos bendicen y saben se les subordinaran plenamente. Esa es la democracia que desean restablecer en Venezuela, Nicaragua, Brasil y Cuba.
Por eso recordamos a José Martí, cuando afirmó:
“Es recia y nauseabunda una campaña presidencial en Estados Unidos… Los políticos de oficio, no buscan para candidatos a la Presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea de premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien en el país, sino el que, por su maña o fortuna, o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar más votos al partido y más influjo en la administración a los que contribuyen a nombrarlo y sacarle victorioso”
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