Por Arthur González.
Después de 57 años de ver la luz, gracias a las acciones y el dinero de la CIA, la contrarrevolución interna cubana vislumbra su fin como actores de las campañas mediáticas contra la Revolución.
De acuerdo con el hoy desclasificado Programa de Acciones Encubiertas de la CIA, aprobado por el presidente de los Estados Unidos el 17 de marzo de 1960, una de las primeras medidas fue precisamente: “…crear una oposición cubana responsable, atractiva y unificada contra el régimen de Castro, que se declare públicamente como tal…”
Desde esa fecha, múltiples han sido los grupos que con la misma rapidez que nacen, desaparecen al poco tiempo; unos por la emigración hacia Estados Unidos, factor movilizativo principal para ingresar en los mismos en busca de avales, por las pugnas internas en su rebatiña por el dinero, y otros por declararse públicamente como agentes de la Seguridad de Cuba infiltrados en los mismos, de ahí la falta de credibilidad en el pueblo por sus actitudes lacayas al servicio de una potencia extranjera.
El 17.12.2014 cambió abruptamente el horizonte de esos pequeños y fragmentados grupos, debido al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, hecho que posibilita un flujo mayor de altos funcionarios gubernamentales y congresistas norteamericanos a la isla, que ahora pueden comprobar la mentiras y tergiversaciones que antes les eran transmitidas cablegráficamente o por denuncias sobre la supuesta represión policial.
Otro aspecto que sirve como catalizador de esas campañas mediáticas es el incremento de ciudadanos estadounidenses que arriban a las provincias cubanas, a partir de la ampliación del número de licencias que otorga el Departamento de Estado, pudiendo comprobar la realidad, percatándose de que lo visto y escuchado en el pueblo, no concuerdan con las novelas de terror contadas por la prensa norteamericana.
Este nuevo escenario hace que cada día sean menos los que en el Congreso de Estados Unidos apoyen una vetusta política que en más de medio siglo no ha dado los resultados para lo cual han aprobado cientos de miles de dólares anualmente.
El cambio no será de un día para otro, pero cada norteamericano que regresa de sus visitas a la Isla, se va convencido que su Gobierno tiene que dejar atrás una política errada, que no ha logrado los resultados propuestos, algo de lo que están convencidos los integrantes del Consejo de Seguridad Nacional que aprobaron los pasos dados por el presidente Barack Obama.
Esos funcionarios han razonado que, trasladándole los valores de su sociedad a la cubana, permitiendo el intercambio de académico, intelectuales, artistas y estudiantes, pueden alcanzar metas más plausibles sin tener que desgastarse con una contrarrevolución, grosera, inculta, corrupta, sin apoyo popular.
Ejemplo del cambio de actuación lo acaba de brindar el Gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, quien rechazó reunirse con esos asalariados y decidió ampliar sus vínculos con funcionarios cubanos, a pesar de las presiones de congresistas de origen cubano.
McAuliffe manifestó que piensa que la apertura de las relaciones comerciales es una estrategia clave para crear nuevas actividades económicas y oportunidades a las familias en Virginia y Cuba por igual, y viajó acompañado de una delegación conformada por representantes de compañías como Smithfield Foods, Perdue Agribusiness, T. Parker Host, Mountain Lumber Company, Virginia Natural Beef, Forever Oceans, Onduline North America, el Secretario de Agricultura, Todd Haymore; el de Salud y Recursos Humanos, William Hazel; el de Tecnología, Karen Jackson, y representantes de la Virginia Commonwealth University, el puerto de Virginia, la Agrupación de Desarrollo Económico de Virginia y el Museo de Bellas Artes de Virginia.
Quizás el Gobernador Terry McAuliffe, haya leído alguno de los informes enviados Washington por el entonces Jefe de la Sección de Intereses en la Habana, como el cable confidencial ID:202438, fechado el 15.04.2009, en el cual afirmaba:
[…] “Sin un verdadero milagro entre los líderes de la oposición y una disminución de la represión oficial de sus actividades, no es probable que el movimiento disidente tradicional pueda reemplazar al gobierno cubano”.
[…] “más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores…”
“…es preciso que busquemos en otra parte, incluso dentro del propio Gobierno, para identificar a los más probables sucesores del régimen de Castro”.
Ante esta variación, y para no verse en la calle sin dinero, los viejos asalariados, como el desprestigiado Elizardo Sánchez Santa Cruz y Pacheco, siguen con la añeja cantaleta de que “existe un aumento sostenido de la represión política”, algo que no ven ni la iglesia católica, ni los diplomáticos y menos aún la prensa extranjera acreditada.
El tiempo se les acaba y los acostumbrados a recibir mensualmente su salario procedente del Norte, no tendrán otro camino que emigrar como “refugiados políticos” antes de que esos programas pasen a mejor vida, o buscarse algún trabajo en los cientos de negocios privados que surgen en Cuba, para no morirse de hambre.
Este panorama nos trae a la memoria las palabras de José Martí cuando afirmó:
“Ancha tumba se construye con sus propias manos las maldades, y está abierta la fosa donde el espíritu popular lanza espantados a los que han querido enterrar en ella la conciencia de la nación y el decoro de la patria”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.