La indignación que llevo acumulada, por la ignominia de haber denominado a los proyectos infames de Radio y Televisión, con el nombre de nuestro apóstol, parece que llegará a su fin. En 1983 surgía Radio Martí, mientras que la TV fue creada en 1990 y aunque ninguna de las dos estaciones ha logrado la audiencia esperada dentro de la población cubana, ambas se han mantenido hasta nuestros días.
Pues ahora la congresista demócrata por Minesota Betty McCollum ha declarado que este plan norteamericano es además de anticuado, un auténtico fracaso y ha precisado también que el gasto de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), que administra las estaciones, es superior a los 770 millones de dólares. Sigue leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.